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Me sentía humillada, totalmente avergonzada. Estaba sentada en la cama, pensando en como había hecho el ridículo delante de una persona que me interesaba.

No solía ser de aquellas que me gustaba un chico y luego otro, era bastante extraño encontrarme colada por un hombre. Sin más, yo era así.

—He hecho el ridículo.—

Inma hacía círculos en mi espalda.

—Tranquila, le habrá hecho gracia y pensará que eres graciosa.—

Sonia se agachó, pasando su mano por mi rodilla intentando apoyarme. Deseaba en ese momento alejarme de ella y hablar con Inma aparte. Pero sabía que solo empeoraría las cosas.

—¿Y de verdad piensas que mi hermano es atractivo?— preguntó Sonia.

Deja de hacer preguntas obvias... quise decir. Pero obviamente no dije nada, sin más suspiré, llevándome las manos a la cabeza.

—Me gustaría conocerle más, me ha caído muy bien. Y he jodido todo.—

Sonia se encogió de hombros.

—Lo más seguro es que pensará que eres graciosa, no es nada malo. Le gustan las chicas graciosas.— explicaba.

No repitas lo mismo que ha dicho Inma pedazo de...

No sabía por qué tenía esa rabia hacia Sonia, salía de mí sola sin razón. Me sentía mal porque Sonia jamás me había hecho daño, y sin embargo le guardaba rencor.

Me daba asco de mí misma ser así, pero no podía evitarlo. Había algo en ella que me gritaba: niñata. No me gustaba para nada.

—Acaba de salir de una relación larga, y no sé si estará listo para volver a una relación seria, pero si dice algo te prometo que serás la primera en saber.— comentó Sonia.

Suspiré, levantándome de la silla. Eran las 10 de la noche, y había sido un día muy largo. Necesitaba dormir y prepararme para el día siguiente.

—Me voy a la cama, os veo mañana.—

********

—¿Anaïs?—

Había entrado en la casa de mi novia, ya que ella me había regalado una llave años atrás. Llegué una hora antes de mi turno en la universidad, y quería sorprenderle en su día libre.

Me fui hacia su habitación, abriendo la puerta ligeramente a ver si aún seguía en la cama dormida. Le traía el desayuno, también un regalo por nuestro cuarto aniversario.

Miré entre la pequeña raja, y mi corazón se detuvo al ver lo que había dentro.

A su lado se encontraba un chico de pelo rubio oscuro, Anaïs estaba dormida entre sus brazos acurrucada. Ambos parecían estar desnudos, y estaban dormidos como para darse cuenta de mi existencia.

Una parte de mí quería cogerle por los pelos y gritarle. Pero otra parte en mí quería irse sin dar una explicación ni una segunda oportunidad.

Me levanté, recogiendo todo lo que podía encontrar que fuese mío. Y tras asegurarme de que no quedaba nada, dejé en la mesa mi regalo con su llave.

El corazón me pesaba, sentía unas lágrimas cayendo por mi cara sin parar. Le odiaba con todo mi corazón, y odiaba que estar así.

Ella llevaba tiempo queriendo un videojuego, pero nunca tenía tiempo para ir a comprarlo. Además de que le traje su desayuno especial bajo en calorías.

Por dentro, sabía que Anaïs no me quería. Sabía que ella prefería estar con otras personas, prefería irse de fiesta para verlos.

Pero ella me hacía pensar lo contrario. Me acusaba de ser posesiva, de no tener confianza, de que mis celos eran sin más porque tenía inseguridades.

¿Inseguridad? Pensé. Lo único que tenía era razón, tú no me querías.

Tschüss, Anaïs.— dije.

Cerré la puerta, corriendo hacia el coche. Iba a irme de su vida para siempre, pero por dentro no quería.

La amaba, me hizo sentir como si fuera especial. Ese pelo rubio, esos ojos verdes, su manera de abrazarme después de hacer el amor. Echaba de menos cuando me hacía todo eso.

Iba a perder esos pequeños momentos.

Posé mi cabeza sobre el volante, dejando soltar un sollozo.

Todo el era mi culpa.

Ainoa y Anaïs son bisexuales. Tira más hacia hombres, pero la relación más tóxica que ha tenido ha sido con su novia Anaïs.

Pienso que necesario más representación del colectivo LGBT. Por ello, Ainoa es bisexual.

Inspirado en hechos que me ocurrieron. No fue exactamente así, pero fue parecido. Me acusaba de tener inseguridades mientras le gustaban otras chicas y hablaba mal de mí.

A pesar de haber sido engañada y sabes que te mereces algo mejor, si has sido manipulada y maltratada de una manera que sientes que no eres lo suficiente, echarás de menos a tu ex pareja.

Más bien echarás de menos los momentos buenos.

Ahora para algo más alegre.

¡Primer capítulo de la cuarentena! 💕

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