59 (Fin)

262 19 7
                                    

A pesar de que mi reacción explosiva dejó a muchas personas incómodas, nadie se fue a casa; sino totalmente lo contrario. Me imaginé que a muchos les interesaba saber el por qué de mi reacción, si realmente lo que le dije a Iker era cierto... Por eso, cuando todos salimos a que nos diese un poco el aire, nos sorprendió ver que la fiesta continuaba.

Todos seguían bailando, tirándose a la piscina con la ropa puesta, comiendo y bebiendo alcohol... Incluso había personas besándose en la esquina. Iker salió a charlar con una conocida como si nada hubiese ocurrido, como si nunca hubiésemos estado juntos.

No tenía ganas de bailar ni de comer, aún sentía un pinchazo en el estómago debido a lo transcurrido. Aún seguía sin creerme que Iker y yo ya no estábamos juntos, que él ya no quería seguir la relación. No podía dejar de pensar en dónde me iría, cómo me mudaría, con quién me tendría que quedar.

—Se te ve afectada.— comentó Inma, pasando un brazo por encima de mi hombro.

Suspiré.

—Supongo que lo debí de haber visto venir. No he estado presente estos últimos meses, he estado más enfocada en mis propios deseos que era incapaz de ver que él también estaba mal.—

—Pero esa no es tu responsabilidad. Tú no tienes que estar siempre a su lado para que él sea feliz. Debe aprender a ser feliz por él mismo.—

—Aún así, no he podido apreciar todo lo que hizo por mí. Soy...una persona mala.— murmullé. —Le he estado ignorado todo este tiempo, me enfadé con él porque él tenía problemas con Raúl, me he enfadado con él por una simple fiesta que ha creado en mi honor y...—

Inma me agarró de los hombros, sacudiéndome violentamente. Solté un pequeño grito debido a la repentina violencia.

—¡No digas eso! El hecho que hayáis roto no significa que alguien debe tener la culpa. Nadie tiene culpa aquí. Erais incompatibles.—

—¿Q-Qué?—

—Lo que oyes. Ainoa, los dos sois personas maravillosas. Teníais distintos problemas, y no erais capaces de apoyaros mutuamente debido a ello. Tú estabas enfocada en tus recuerdos, y él estaba intentando superar un problema de autoestima. Es normal. A veces las relaciones no funcionan, y eso no quiere decir que seas una mala persona.—

—Y... ¿ahora qué?— pregunté.

Inma giró mi cabeza bruscamente para que mirase a Raúl de lejos. Mis ojos se iluminaron al verle, casi me quedé hipnotizada. Se encontraba comiendo un poco de tarta de chocolate. Ahora ya no veía a un chico de quince años riéndose de mí, simplemente veía a Raúl. La persona de la que me enamoré años atrás.

—Sé que hice mal en ocultarte la verdad. Lo hice pensando que estaba haciéndote un favor. Pero ahora me doy cuenta que, quizás, la verdad es lo que necesitabas para poder ser libre. Ahora eres libre de escoger.—

Raúl alzó la mirada y nos miramos a los ojos. Saqué la mano para saludarle desde lejos y él, con un poco de chocolate en el labio, me saludó de vuelta. Sonreí, mis mejillas sonrojando ligeramente.

—Es gracioso pensar que hace casi dos décadas no podía ni mirarle a la cara y ahora estoy... enamorada.

Solté la palabra 'enamorada' tan naturalmente, como si ya lo tuviese asumido desde hace tiempo. Le sorprendió a Inma, y a mi misma también. Pero no era mentira; quería a Raúl.

—Pues diselo, habla con él.—

No preguntes por qué, pero de repente me sentí como una chica adolescente incapaz de hablar con su crush. Me puse roja como un tomate y no podía dejar de titubear. Había algo que me asustaba.

Pelirroja De BoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora