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El dulce silencio que reinaba la sala de estar se rompía de vez en cuando, Anais soltaba algún llanto desde mi habitación. Yo seguía sentada sobre el suelo, mi espalda recta apoyada contra la pared, jugando con el colgante que se hallaba sobre mi cuello mientras mi pelo pelirrojo cubría mi rostro. Tenía una pequeña costumbre de pellizcarme la piel del cuello cada vez que me sentía nerviosa, y ahora que había roto por segunda vez con Anais, no podía sentir cualquier otra cosa. 

Al menos sentía algo que no fuese un completo vacío en mi interior, aunque fuese solamente una mezcla de angustia y culpabilidad. Alcé mi cabeza al escuchar otro sollozo que provenía de mi habitación, miré al techo y cerré los ojos, deseando que se acabase toda esta pesadilla. Lo único que quería era hablar con Laila una última vez, contarle todo lo que estaba ocurriendo, y pedirle consejo.

Laila era la 'madre' de nuestro grupo cuando aún éramos jóvenes e inmaduras, cuando nos peleábamos con otras personas o teníamos problemas entre nosotras, ella era la mediadora y la persona que nos intentaba enseñar el camino correcto que tomar. Echaba de menos sus broncas cuando hacíamos cosas inmaduras, su manera de sonreír y enseñar sus dientes torcidos pero aún así preciosos. Quería pedirle perdón por haber estado allí en sus últimos momentos.

Saqué el móvil entre lágrimas. Estaba convencida de que no iba a contestar, ella ya estaba en otro mundo inalcanzable. Pero, al menos así, habría pedido perdón por mi negligencia y mi estupidez. Mi visión estaba tan borrosa por el acumulo de lágrimas que me sorprendió el hecho de que escribí todo bien a la primera.

Yo: Laila, lo siento mucho por todo. Por no haber estado ahí cuando realmente me necesitabas. Siempre has estado a nuestro lado, y yo no hice lo mismo. Espero que puedas perdonarme.

Siempre que lloraba de dolor, mi cara se encogía y se enrojecía, y mucosa salía por la nariz a más no poder. Estaba completamente destrozada, justo en aquél momento me di cuenta de lo que había perdido realmente. Había perdido a una de mis amigas más antiguas (al menos, una amistad del que me acordaba), y la persona que más me había apoyado en todo. Fui estúpida, me mudé a España sin ni siquiera despedirme de ella.

Mis lágrimas manchaban la pantalla del móvil mientras me arrinconaba y sollozaba en silencio en una esquina. Lo único que deseaba en aquél momento era un abrazo cálido de un ser querido, un 'todo va a salir bien', aunque fuese mentira. Anhelaba la compañía de Inma y Sonia, aunque Sonia consiguiese ponerme de mal humor, la consideraba una amiga.

Pelirroja de bote, sonó esa vocecita en mi cabeza de nuevo con un tono de burla. Apreté los dientes.

Una de las primeras cosas que hice cuando me desperté tras el accidente que mató a mi padre fue mirarme al espejo para comprobar mis heridas. Tenía algunos moretones y magulladuras por las zonas del cinturón y el cuello. Pero, por alguna razón, sentí disgusto al ver mi pelo pelirrojo enredado. Siempre lo había tenido de aquél color, eso lo recordaba, pero no me acordaba por qué exactamente lo odiaba. A lo largo de los años, aprendí a amarlo, ya que era único y era uno de mis atributos más identificables. Pero esa duda se vivía en mi mente desde aquél día.

Pelirroja de bote, era un insulto. Los niños me acosaban por el color de pelo.

¡Ding!

En medio de mis sollozos silenciosos y los nuevos recuerdos de mi infancia, vibró ligeramente mi teléfono entre los muslos. Ignoré el mensaje al principio, ya que estaba más ocupada hundiéndome en mi propia miseria y pensamientos, pero el emisor era persistente y no dejaba de enviar varios mensajes seguidos que me sacó de aquél estado de desesperación.

Abrí los ojos de nuevo, encendiendo mi teléfono. Tenía cinco mensajes de la misma persona, y al ver su nombre escrito en mi pantalla acompañado por su foto de perfil, sentí como se me escapaba el móvil de las manos por el miedo. Mi corazón comenzó a palpitar tan fuerte que sentía que me iba a desmayar, me arrinconé aún más, dejando a un lado mi teléfono.

Pelirroja De BoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora