3

2.6K 178 7
                                    

Mis piernas temblaban, mis ojos se agrandaron como platos al escuchar la voz de la directora de la universidad privada de Barcelona. Estábamos hablando por el teléfono. Tras una larga conversación, me dio las gracias y colgó la llamada.

—He... He conseguido el trabajo.— susurré.

—¿¡Cómo?!— escuché la voz de mi madre, que estaba otra vez en mi casa.

Seguía sin entender por qué mi madre pasaba todo su tiempo en mi casa y no en la suya.

—¿Mamá? ¿No tienes tu propia casa?— pregunté.

Mi madre dejó los ojos en blanco, acercándose a mi para ver por qué estaba tan alterada. Igual no me había escuchado, ya que había susurrado. Pero esta vez estaba tan emocionada que no podía esconder la verdad.

—¡HE CONSEGUIDO EL TRABAJO!—

La cara de mi madre tenía una mezcla de expresiones. Se podía ver un poco de alegría, de tristeza, de emoción. Pero sobretodo estaba alegre por mí.

—¿De verdad cariño?— preguntó mi madre, pasando su pulgar por mi mejilla.

Asentí, mi corazón latiendo a mil.

—De verdad. Me ha llamado la directora, dice que soy perfecta para la posición. Quiere verme la semana que viene.—

Quité su mano de mi cara, posándolo sobre mi pecho. Mi mente daba vueltas, intentando averiguar cómo iría a Barcelona y qué haría con mi trabajo y alquiler.

Mis ojos se agrandaron y posé las manos sobre la cabeza.

—¡Este alquiler! ¡Mi trabajo aquí! ¡¿Qué haré?!— salí corriendo hacia mi habitación. —¡Las maletas! ¡Mi dinero!—

En mi habitación saqué la maleta oscura que tenía detrás de mi armario. A continuación quitaba todas las prendas de ropa, tirándolas contra la maleta.

Mi madre apareció, agarrándome del brazo. Obviamente me detuve, ya que parecía que mi madre iba a decir algo importante.

—¡Ainoa! ¡Llama a tu casera y dile que te vas en una semana! ¡Y al instituto donde das clases! Yo ya haré tus maletas.—

Asentí, sacando el móvil rápidamente para llamar a todas las personas importantes. De mientras, metía más cosas en su sitio, agarrando el móvil con el hombro y la oreja.

—¿Hola? Sí. Mira llamaba para comentarte que en una semana me mudo fuera del país. Es para terminar el contrato.—

Tenía tantas cosas que hacer en menos de una semana. Tenía que limpiar toda la casa, avisar mi trabajo, pedir un vuelo, hablar con aquella chica que era mi amiga.

Inma... Ese nombre me daba calor al recordarlo. Era extraño. Era una sensación de nostalgia, de amor... Pero aún así era incapaz de recordar quién había sido para mí.

"¿No tendrás una relación amorosa con el director no?"

Esa frase apareció de la nada al pensar en ella. Pero no entendía por qué. No me acordaba de ningún director, ni las relaciones amorosas de mi pasado.

No me acordaba.

Suspiré.

¿Por qué no me mató aquél accidente? ¿Por qué solo a mi padre? No podía averiguar qué era peor, olvidarme de casi toda mi infancia o estar muerta.

—La ropa está ya doblada y en la maleta. Lo que sobre ya te mandare.— se acercó mi madre, limpiándose las manos.

Se detuvo al verme. Sin darme cuenta, había empezado a llorar al recordar a Inma. Pero lo peor era que no sabía por qué. No sabía lo que era Inma para mí.

—¿Cariño? ¿Qué te pasa? ¿No estás feliz?—

Me sequé las lágrimas.

—Lo estoy pero... no sé por qué estoy así.— admití. —No sé.—

Acarició mi cabeza, lo cual me hizo dejar el móvil sobre la mesa. La abracé con fuerzas, mi pecho lleno de dolor.

Tenía 30 años. Pero aún me sentía pequeña al darme cuenta que jamás tendré ciertos recuerdos en mi mente.

—Es que... Hay tanto que no sé. Hay tanta gente que han sido importantes en mi vida y no me acuerdo de ellos.— comente. —¿Por qué pasó ese accidente?—

Mi madre se sentó.

—Ojalá pudiera darte más que ciertos vídeos con tu padre. Ojalá pudiera enseñarte todo lo ocurrido.— explicó. —Pero... Entiéndeme. No puedo hacer más.—

Me senté a su lado.

—Ojalá ese conductor borracho se esté pudriendo.— dije entre los dientes.

Mi madre me miró curiosamente.

—Pensaba que ya no tenías ese odio tan extremo por el conductor.— dijo mi madre.

Sacudí la cabeza.

—¿De verdad crees eso? Es un hombre irresponsable que mató a mi padre y me dejó con este problema. Claro que jamás le perdonaré.—

Mi madre suspiró, levantándose del sofá. Me miró con un reflejo de tristeza en sus ojos.

—Llama al instituto y cuéntales.—

Hola chicos.

Lo siento por un capítulo tan malo. Hoy no me encuentro bien. Estoy muy deprimida, sin ganas de nada. Pero sigo con mi promesa de actualizar cada semana con al menos un capítulo.

Llevo 3-4 días seguidos llorando sin parar. Hay veces que no veo la luz en la oscuridad. Al menos he hecho algo, aunque sea algo mal hecho.

Si quereís seguirme en mis redes.

Instagram: chrisinrota

Gracias por leer.

Pelirroja De BoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora