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*Esta parte está en tercera persona*

Ainoa se encontraba sentada sobre el banco del parque justo enfrente de su casa, sola, acompañada de su libro de alemán. Le pesaba su pecho, y a pesar de que intentaba con todas sus fuerzas leer lo que explicaba los papeles, no podía concentrarse.

Aún pensaba en Inma, en la manera que le habló por última vez, y le dolía pensar que su única amiga le había dejado tirada, que jamás volvería a verla, que ella se iba a quedar sola durante muchísimo tiempo. Dejó el libro sobre su muslo, y sintió la necesidad de llorar.

¿Cómo podía hacerle eso? ¿Cómo podía echar a un lado diez años de amistad porque se iba del país? Al menos, se merecía un adiós.

"Por lo menos, no tendré que volver a ver a esa insoportable Sonia y a ese tonto de Raúl." pensó.

-¿Pelirroja?- escuché cerca mía.

Alzó la cabeza, y su mirada se cruzó con el chico de pelo castaño y piercing en la ceja. Se encontraba justo enfrente suya, observándola con una mirada distinta a la normal, con las manos metidas en los bolsillos.

Ainoa cerró el libro.

-¿Qué quieres?- preguntó, bordemente, esperándose otra burla.

Sin embargo, Raúl no le lanzó un insulto como siempre solía hacer, se sentó a su lado.

-¿Inma está por aquí?- preguntó, con el tono suave.

Eso le sorprendió. Jamás, en su vida, había oído a Raúl hablarle de una manera tan suave, tan delicada. Siempre le hablaba bordemente, o con un tono de burla que le hacía a veces querer pegarle un puñetazo en la cara. Sin embargo, en aquél momento todo era tan distinto.

Ainoa suspiró.

-No, no lo está. ¿Qué quieres con ella?-

-Vale, bien. Yo...- Raúl se quedó un momento pensativo.

-¿Pelirroja de bote? ¿Chocho morenote? Esa frase es muy antigua, invéntate algo nuevo.- dijo.

-¡Escucha por favor!- gritó, desesperada.

Ainoa se echó atrás, sus ojos agrandados. Raúl actuaba de una manera tan extraña, parecía estar nervioso, como si tenía algo en la mente y estaba intentando buscar las palabras adecuadas. Finalmente, Raúl se relajó, y se colocó correctamente sobre el banco.

-Ainoa, estos últimos días me he dado cuenta de una cosa.-

-¿El qué?- preguntó.

-Que te he tratado muy mal estos últimos años.-

Ainoa soltó una carcajada.

-¿Te das cuenta ahora de eso?-

-Yo siempre pensé que era una simple rivalidad entre nosotros. Tú nunca me has caído mal, creía que de verdad era una cosa entre nosotros dos. Ahora, me he dado cuenta que nunca ha sido así.- prosiguió.

Ainoa suspiró.

-La verdad, yo pensaba que me odiabas. ¿Por qué sino me insultabas y humillabas?-

Raúl se rascó la cabeza.

-Llegué a pensar que, nuestra rivalidad se debía a que yo quería ser el mejor de la clase. Tú eras lo único que me detenía, y yo pensaba que estaría mejor en clase sin ti porque sería finalmente el mejor.- continuó.

Ainoa alzó una ceja, confusa.

-Pero si yo era una solitaria, solo tenía a Inma. ¿Por qué sería yo la mejor?- preguntó.

-Eras la más lista, y yo soy muy tonto. Y claro, cuando no has estado en clase estos últimos días, me he dado cuenta que eso no era lo que quería. Me he dado cuenta de una cosa importante.-

-¿De qué?-

Raúl suspiró.

-Que he sido tonto, y lo siento muchísimo.-

Ainoa le miró a los ojos.

-Agradezco que te hayas dado cuenta de tus errores, Raúl. Al menos puedo irme de España sabiendo que nuestros problemas se han resuelto.- le agradeció.

Raúl parecía que tenía algo más en mente, y ansiaba desembucharlo.

-Ainoa, me he dado cuenta que... No eran celos... Creo que te trataba mal porque quería tu atención, quería algo de ti... Creo que me atraes.-

Ainoa se levantó, su corazón latiendo a mil, su cara completamente roja al escuchar aquella frase. Ella jamás había sentido atracción por Raúl, él siempre insultaba su personalidad y su físico, hasta el punto donde ella tuvo problemas de autoestima. ¿Cómo podía hacerle eso?

-¿¡De qué hablas?! ¿Esto es otra de tus estúpidas bromas?- gritó.

Raúl se levantó.

-¡Te lo juro que no!- aseguró.

Los ojos de Ainoa se llenaban de lágrimas. Se sentía de nuevo humillada, que su mundo cambiaba de nuevo. Primero, perdió a su única amiga, y después su acosador y abusador le declaraba su amor por ella.

-¡¿Cómo puedes decirme eso después de todo lo que me has hecho?!-

Raúl se puso nervioso.

-Dicen que cuando un chico se mete contigo, es porque le gustas. Resulta que en mi caso es verdad.-

Ainoa sintió una rabia por dentro, aquella frase machista lo odiaba. Le empujó con las dos manos sin pensar en las consecuencias. Raúl se cayó hacia atrás, observando con horror la cara de absoluta rabia. La sangre le hervía.

-¿Meterse? ¡Me has acosado durante años! ¡Has hecho que odiase ir a la escuela! ¿Y ahora me vienes con una frase machista? ¿¡Pero qué intentas hacer?!-

Raúl se levantó.

-¡Solo intento ser sincero! ¿Por qué te pones así?-

-¿Piensas que me voy a quedar aquí por ti? ¿Crees que te voy a besar? ¿Crees que voy a caer rendida a tus pies?- gritó.

-Pues... no sé. ¡Dios solo quiero que sepas que me gustas!-

-No voy a estar con alguien como tú, jamás en mi vida. Esto no es un libro de amor.- dijo, dándose la vuelta.


Raúl de 16 años, eres tonto. Menos mal que has cambiado.

¿Qué pensáis sobre lo que ha dicho Raúl? ¿Qué pensáis de la contestación? ¿Veis correcto la actuación de Ainoa?

Os recuerdo que esto son unos días antes de mudarse a Alemania. Antes del accidente de Ainoa, antes de la muerte de su padre.

AHORA QUIERO CONTAROS UNA HISTORIA. He cogido un coche por primera vez en mi vida, y madre mía casi la lío. Estaba acojonada, pensando que iba a atropellar alguna persona o romper algún coche. Me decía el instructor que mirase adelante, y yo pensando ¿Y SI VIENE UN COCHE A MI LADO?

Bueno, ya iré viendo. Fue mi primera clase.

Instagram: geekycriatura

Insta personal: chriishamil

¡Hola! Os recuerdo, que en cuanto termine este libro, podéis apoyarme comprando el libro en ebook o papel. Me ayudarías muchísimo amores.

Pelirroja De BoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora