20. Paseos de Pareja

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— ¡AH! ¡SI SALIÓ EL JUEGO! Ahora lo puedo ver en internet.

— ¿Verlo? ¿No lo quieres jugar?

—Sí, pero no tengo-

—La compramos.

Jungkook se declara perdido al maldito extremo y es que Yoongi quiere comprarle absolutamente todo lo que dice querer. No es que se haya aprovechado de ello, apenas son comentarios sueltos y Yoongi ya está sacando la tarjeta de crédito. Le da mucha pena, no quiere que ande en esa clase de despilfarre sin razón.

Yoongi por su lado, en sus paranoias continuas y casi compulsivas sigue pensando en que Jungkook intenta desesperadamente no mostrar que es un adolescente, hacer creer que es un adulto a pesar de que sus actitudes en muchas ocasiones digan lo contrario. Como pasarse a su cama a mitad del día para usarlo de almohada. No lo permite siempre, en varias ocasiones simplemente guinda del techo.

Sin mencionar que una tarde cualquiera le había escapado un "Extraño a mí mamá".

—Si no lo jodes y por tanto hay que enviarlo a arreglar no es un gasto. Deja de estar cacareando sin sentido. —Entrega la caja.

Jungkook hace un puchero con las alas erizadas. Yoongi s un Alpha extraño. Es su única conclusión. En el centro comercial hay poca cosa abierta. Pues muy poca cosa tiene empleados de noche. La gran mayoría de personas alrededor son Vamp, Avia lechuza, búho, algún que otro Fairy y poco. Resulta ligeramente deprimente.

—A veces me gustaría ser diurno. Todo lo divertido pasa de día. —Exhala desanimado tomando asiento en un banco, Yoongi revisa su celular.

—Aprendes a vivir con esa decepción. Triste, pero cierto. De todos modos, no salgo mucho así que-

— ¿Y si usamos conjuntos de pareja? —Yoongi gira la mirada en la misma dirección que Jungkook antes de arrugar la nariz—. Es bonita.

—Aun no-

—Se supone que somos pareja ya. Digo... A veces nos besamos. Eso nos hace pareja ¿Cierto?

Quiso rebatir su lógica, pero en la suya también es así. Considerando lo poco cercano que es un contacto ya es un logro y siendo un beso aún más. Suspira resignado y Jungkook avanza aleteando por pura emoción de la afirmativa. Yoongi siente cierto conflicto debido a que será más evidente que Jungkook no es su sobrino, hijo adoptivo, sino Omega y ya solo la vendedora de la tienda se lo quedo viendo mal.

Graduado h experto en lugar como Sugar Daddy si señor.

—Mañana iré a casa de Hobi para una pijamada, crees que- ¡Yoongi mira eso! Es de Ryu.

Jungkook no sabe absolutamente nada de deportes, pero cuesta no saberse los gustos de Yoongi. Ambos se arriman pronto al mostrador de la tienda. una camisa del jugador perfectamente puesta. Yoongi pega la cara al cristal y hace un puchero.

—Lástima que cancelaron los juegos aquí. Pensaba comprar entradas.

—Tal vez la próxima vez.

—Sí, Namjoon dice que puede conseguir que me tome una foto con él, pero seguro es palabrería.

— ¿Por qué?

— El conoce a todo el mundo. No sé cómo, pero lo hace.

—Porque es grande y cualquiera se lo queda viendo. Como eres pequeño te pasan por el lado sin darse cuenta.

—Respétame. —Le da un golpe amistoso, continuando con la caminata. Jungkook alza la mirada. Hay una cúpula alta en el centro comercial. Se ve totalmente encendida. Sacude las alas, inquieto.

— ¿Y si subimos?

— ¿Para qué?

— Allá si hay tiendas abiertas.

—Iré al-

Jungkook lo toma de las manos.

Aletea, levantándose del suelo y obligando a Yoongi a hacer lo mismo. Este va de manera torpe, por la inercia de estar ligeramente alzado de tierra. Su ala débil da golpes más fuertes para funcionar y finalmente estar ambos en el aire. Ver a Yoongi volando es raro, nunca lo hace. Por otro lado, que lo haga con tanta luz es escalofriante desde el punto de vista de que se trata de unas alas esqueléticas y gigantes como una lona negra, contando con garras en algunas puntas.

—Te ves lindo volando. —Opina Jungkook de manera distraída con una sonrisa, apretando la nariz. El motivo para esto es que Jungkook no puede más que encontrar encantadora la imagen de Yoongi volando.

Son Wings, tienen alas porque pertenecen al cielo. Incluso Yoongi así sea una vez saliendo de su cueva.

Llegan a la cúpula superior y Yoongi soba su hombro. Va a quedar muy sentido seguramente, pero vale, una vez cada cinco años no lo va a matar. Ciertamente en este espacio está todo abierto. Restaurantes, tiendas de ropa, juegos, juguetes, papelería, todo. Primero comieron, con Yoongi sin poder aguantar la risa por el espagueti que le salió a Jungkook por la nariz y el pequeño problema de haber casi tumbado una estantería de vinos.

—Eh, paró de llover.

—Que milagro.

—Se ve la luna...

—No vueles hacia ella, apenas estoy recuperado.

—Ya sé. —replica haciendo un puchero y viendo fijamente la luna.

Yoongi se entretiene un instante en su celular, tiempo que Jungkook permanece con la vista fija en la luna. Sus irises de por si claras empiezan a blanquearse. La pupila desaparece y sus ojos adquieren una coloración similar a la de un ciego. Su expresión se relaja hasta un punto en el que parece dormido con los ojos abiertos.

Da un par de pasos, quedando al borde de esa ventana tan grande. Guiña esporádicamente, ladea mínimamente la cabeza, con las alas caídas en su floja postura. Abre y cierra la boca, sin decir nada en realidad. Solo observando la luna. La luz blanca. La luz perfecta de una luna llena.

Sin embargo, es capaz de ver tanto en esa luz tan fascinante. Puede ver a Yoongi, mucho más joven de lo que está ahora. Cantando en un escenario; en un baño deshaciéndose en llanto sin poder respirar; la delgadez que tiene junto a su mal aspecto en un autobús por la noche; ahora ve a Hoseok, joven y llegando al proyecto; puede ver a Taehyung usando sus alas para cubrirse del sol asesino del campo y-

—Jungkook.

Hay tantas cosas más que quiere ver dentro de esa luz, quiere seguir viéndola. De un manotazo brusco aparta a quien trata de impedirlo.

—Jungkook.

Ve su familia, a su hermano, su mamá, su papá, la pequeña vivienda que habitaban, las salidas los cuatro y...

—Mamá-

— ¡Jungkook!

Guiña los ojos, ya no hay luz, se vuelve penumbra de nuevo, una sombra enorme. Tarda un buen tiempo, pero finalmente guiña los ojos de forma constante y dispar. Un dolor de cabeza lo invade al instante. Yoongi alza una ceja con expresión preocupada ¿Fue idea suya los ojos blancos o realmente pasó? Duda haberlo alucinado ¿Qué motivaría algo así? No tiene hambre, tomó su medicación y está sobrio cien por cien –no quiere chocar su auto-, así que es ilógico.

— ¿Eh? ¿Qué pasa? —cuestiona por la expresión de Yoongi, este toma aire y lo suelta. Jungkook no es buen mentiroso. Es claro que no recuerda ni que pasó.

Y realmente no lo sabe, para él fue un miserable chasquido.

—Nada ¿No dijiste que querías algo para pintar las paredes?

— ¡AH! ¡SÍ! ¿¡SÍ ME DEJAS!? —cuestiona ilusionado. Había hecho varios bocetas de lo que le gustaría pintar en su habitación, incluso en el estudio de Yoongi para que se viera mejor.

El Alpha asiente, ligeramente preocupado por lo ocurrido.

Noctuis | YoonKook || BOOK 2#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora