Tiempos convulsos en Karmaland

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Esto es algo que escribí poco después de las elecciones a la alcaldía, Lolito no se creía que había ganado y la verdad yo ya daba a Luzu como el alcalde, fue una sorpresa ver que ganó, pero encanto. Aquí cuento como veía las cosas entonces poniéndome en la piel de Mangel en la serie.

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"-¡¡Soy alcalde!!-"

Ese solo grito seria el comienzo de muchas cosas, Mangel no veía el futuro, pero lo percibía. A pesar de que el no fue quien estuvo en ese podio y quien portaba el uniforme de alcalde por el que tanto peleó con Luzu, estaba muy feliz por el éxito de Lolito. Nunca tuvo oportunidad de ser alcalde, en el fondo lo sabía, así como en el fondo conocía muchas verdades.

"-¡Y nombro a Mangel como mi primera dama!-"

El agradeció tanto ver que a pesar de que estaban peleados su ex novio pensaba en el. Estuvo muy feliz cuando, ya en calidad de compañía, pudieron celebrar juntos como amigos ese gran día. Sin amarguras, sin incidentes que pudieran pelearlos de nuevo, solo el olor de la comida gratis y el choque de las jarras de cerveza.

Pero así como veía la alegría de su amado o la comprensible frustración de Luzu, también había algo más en el aire. La verdad es que Mangel ahora mismo no estaba seguro de nada, y... aunque lo amaba y estaba feliz por su victoria, ni siquiera sabía si Lolito sería un buen alcalde, el mejor que nadie conocía lo inestable y explosivo que podía ser, mas cuando no estaba para calmarle. Era la primera dama ahora, tendría el apoyo de Alexby y Auron si aceptaban sus cargos ¿Pero quien aseguraba que les escucharía? Muchas veces pasaba de él cuando quería influirle, especialmente en sus arranques de humor ya muy complicados de manejar cuando no tenía más poder ni influencia que el.

Quizás Luzu pudo haber sido el más apto para la alcaldía, pero no había ganado ¿Que sería de el ahora? Esperaba que con el tiempo se tragara esta derrota tan amarga y quizás lo viera como algo bueno ¿No es acaso liberador poder dejar de sostener una máscara? Le envidiaba, de verdad.

En la fiesta le rodeaban sonrisas, bromas y algunos reclamos de cambio de voto, pero sintió algo más y no sabía lo que era, y mentiría si dijera que solo fue por el resultado de las elecciones.

Si tuvieran que describir a Mangel con una palabra nadie utilizaría la palabra "travieso" o "problemático" para etiquetarlo. El en realidad es un hombre muy tranquilo, y solo era junto a Lolito que de alguna manera sacaba ese pequeño lado suyo, tan enterrado en su interior que solo fue el polvo de su primera mina lo que le sacó y le hizo hacer cosas que casi ni era capaz de recordar con exactitud junto a su amado. Pero por si solo era alguien tranquilo, que gustaba de pegar posters, ver los bellos atardeceres desde su casa y coleccionar perros como si de figuritas se tratara. Estaba contento con esa vida simple, construyendo su casa y a veces divirtiéndose con sus amigos.

"-¿Quieres unirte a la Hermandad Oscura?-"

Es por eso que aquel día cuando Fargan y Rubius le ofrecieron entrar a la Hermandad Oscura el no aceptó de inmediato. Incluso después de dar el sí no estaba seguro, y mientras más tiempo pasaba con Willy, Fargan y Rubius, mas sintió la diferencia que había entre ellos y el. No era su lugar, y estar allí era algo incomodo cuando los demás parecían relacionarse tan fácilmente. No poseía la misma maldad instintiva que Willy y Fargan, o un lado vengativo tan predominante como Rubius cuando se enojaba, Mangel solo era Mangel, y aun cuando intentó seguirles el ritmo el sentimiento de que estaba fuera de lugar no se iba. Simplemente no estaba hecho para eso.

Había tenido la esperanza de que Lolito fuera también parte de la Hermandad Oscura cuando entró, sinceramente lo deseó, ellos habían sido buenos compañeros en sus fechorías cuando las hacían juntos. Si le hubiera acompañado todo hubiera sido más fácil, pero lo único que había podido hacer era fingir una sonrisa mientras permanecía por tres razones: proteger a su pareja como pudiera de sus maldades, recibir el apoyo que le faltaba a su campaña, y por miedo a las posibles represalias si intentaba dejarlos.

Ahora no tenía una pareja psicópata que lo cuidara, no iba a ser alcalde, el... ya no tenía nada. Estaba desprotegido, en un lugar que no era el suyo pero sin sentirse lo suficientemente fuerte como para encarar lo que había que hacerse. Sería un peligro para la Hermandad si ellos supieran el rumbo de sus pensamientos, y ni siquiera estaba seguro de que les interesara realmente su permanencia más que ser el decorador y el hombre que iban a poner en la alcaldía.

-Me echaran- se dijo, y era lo más probable.

Cuando eso pasara ¿Qué sería de él?

En Rubius confiaba un poco, después de todo ellos fueron amigos desde antes de que se enterara de todo esto, pero apenas conocía a Fargan y Willy. Vio de lo que eran capaces, lo astutos que podían ser y lo lejos que podían ir ¿Qué le harían si intentaba dejarlos? ¿Y si eran ellos quienes le echaban? ¿Se desharían de él? ¿Cómo?

Ya era de noche y ahora estaba muy intranquilo en su casa, con dolor de cabeza por la cerveza consumida, mirando el techo mientras escuchaba a sus lobos jugando entre ellos. Su mente tan activa que era incapaz de dormir, y siendo incapaz de dormir su conciencia le susurraba todas esas verdades incomodas de las que el muchas veces no quiere ser consciente. Ya quería que llegara la mañana, que pudiera irse a pescar y continuar su casa como siempre, sin ninguna de las amenazas que vienen con la noche para hacerle daño, pero desgraciadamente las horas pasaban mucho más lentas cuando lo presente era la impaciencia. No quería pensar en esas cosas, pero las pensaba, y mientras más lo hacía más preocupado se sentía.

Mangel no veía el futuro, pero percibía que vendrían tiempos convulsos en Karmaland. Solo esperaba poder sobrevivir a ello.


Historias de Karmaland / TortillalandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora