C A T O R C E

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Estaba escuchado la respiración pausada y tranquila de Travis, ahí supe que era el momento. Abrí los ojos y lo vi durmiendo, junto con sus libros y cuadernos. Me levante con cuidado y me desconecte de los aparatos, con cuidado me saque la intravenosa y me levante agarrando la mochila, entre al baño y vi que ropa me había traído. Unos pantalones negros, diferentes blusas y ropa interior.

Me puse una blusa negra corta, dejando ver unos pequeños moretones y golpes. Me puse con cuidado los pantalones y luego las botas, deje la demás ropa dentro, la necesitaría, regrese a la habitación y me puse la chamarra que traía Travis, necesitaba algo para recordarlo. Mire la habitación y encontré la mochila que llevaba cuando choque. Mire dentro y estaba el dinero y la cajita. Agarre ambos y las metí a la nueva mochila, metí la computadora y mi celular. Mire a Travis y me acerque a el.

- Te voy a extrañar, pero no te mereces mi mundo, nadie es lo suficientemente malo para entrar en el, cuando resuelva todo, me contactare contigo. -dije despacio.- Gracias por todo. En serio gracias y cuida de tu familia. Se que lo harás bien. 

Me acerque y le di un beso en los labios. Le deje uno en le mejilla y escribí una nota rápida al final de su cuaderno que se que usa siempre. Agarre mi casco, la mochila y me puse el gorro de la chaqueta de cuero. Salí con cuidado del hospital y me fui caminando.

Necesitaba un nuevo lugar. Solo sabia de un lugar donde podía conseguir un vehículo rápido y fácil. Camine hasta una parada del camión y espere a que llegara a la parada que quiera. Cuando llego me baje.

Camine las pocas cuadras pensando en Travis, cuando llegue al lugar, subí la mirada viendo todo el desastre.

Las peleas y carreras clandestinas. Hogar dulce hogar.

No tenia pensado venir aquí tan pronto, pero necesito llegar a mi casa lo antes posible y ocuparme de "mis amigos".

A como pude me metí en una carrera, con un carro prestado. Eramos varios y mis ojos estaban puestas en ese Dodge Challenger GT. El color negro resaltaba en el carro, seria mio.

15 minutos después me estaba subiendo a mi nuevo carro. Hacia mucho no manejaba un carro de buena marca. 

Ya era muy de madrugada, así que para en un hotel en la orilla de la carretera. Esperando mi habitación, mire la hora, 4:38 am, hacia 3 horas había dejado la ciudad y 1 hora antes había dejado el hospital con Travis en el. 

Entre en un cuarto y me encerré. Tire mis cosas en la cama y me acosté en ella, encogiéndome en la chamarra de Tarvis llore mientras recordaba como lo había dejado.

Me dolía como los mil infiernos todo lo que tenia, sentía los moretones mas molestos y el dolor de cabeza no se iba. Me tome lo que encontrare en la habitación, unas pastillas para el dolor, me acomode mejor en la cama y me quede dormida.

Al despertar supe que no había dormido, pero era lo suficiente ya que había dormido antes. Mire la hora en mi celular, Travis ya se debió haber despertado. Eran cerca de las 8 de la mañana. Me levante de la cama y agarrando todas mis cosas me fui, entregue las llaves y me subí al carro para manejar lo que me quedaba de camino.

Después de 2 horas, por fin había llegado a mi pueblo. Si ellos seguían aquí, deben de seguir dormidos, los conozco perfecto. Los vidrios del carro eran polarizados, por lo cual no se miraba para dentro. 

Todos los que veían pasar el carro trataban de mirar dentro, nadie lo logro, ya que levantaban las radios avisándole a sus jefes para que ellos aviaran al jefe de que alguien había llegado.

Fue a donde era su casa, entro y paso a la oficina de su padre.

- ¿Donde están? -dijo ella enojada.

- Me alegra que estés aquí, ve con ellos antes de hablar, hija mía... -me dio un escalofrió solo escucharlo decir eso.- Están en la bodega. -asentí y me dispuse a salir de ahí.- ¿Roma?

Me pare de espaldas a el. 

- Mi pésame por tu amigo -dijo calmado y sereno- Ese no era el plan, ellos son...

- Unos idiotas que moleré a golpes y los dejare medio muertos. -dije con los dientes apretados.

Salí de ahí y a toda velocidad me dirigui a la bodega del jefe. Si el Jefe era mi padre y "mis amigos" eran mis hermanos. O casi eso.

Al llegar a la bodega deje el carro en la entrada y al verme los guardias me dejaron entrar por ordenes de mi padre. Me fueron abriendo las puertas hasta que llegue a donde estaban mis hermanos.

- Nuestro padre tenia razón, si vendrías. Eres de armas tomar. -dijo el mas grande.

No dije nada, solo camine alrededor de ellos. No me podían ver, tenían los ojos vendados y estaban amarrados y esposados a las sillas. Típico de El Jefe.

- Sigues usando el mismo perfume. Y a como te vimos la ultima vez, sigues igual de linda. -dijo el tercero de los 4.

De impulso le solté una patada a la silla haciendo que se rompiera una pata y cayera de espaldas mi hermano. Le golpee hasta que el escupió mas sangre de la que ya había en su cuerpo. 

- Si buscas vengarte por lo de tu amigo, no nos defenderemos, lo merecemos. Pero solo te diré que fui yo quien lo dejo...  -dijo de nuevo el mayor.

Estaba pateando al tercero, pero en cuanto dijo eso me voltee a verlo. Arrastre su silla lejos de los demás y lo colgué con un gancho dejándolo a mi altura, lo golpee y lo golpee tanto que sentía que no era suficiente. Lo termine rompiendo la silla en su cuerpo. Mire a los otros dos y estos se encontraban sin saber que hacer.

El segundo de mis hermanos volteaba a todas partes para saber de donde le vendría el primer golpe. Le di uno bueno en la mandíbula y lo levante en peso para dejar caerle y que se rompiera la silla, pegándolo a una de las paredes lejos de mis hermanos volvía a descargar mi furia contra el. Deje que se resbalara por la pared y lo golpee hasta que escuche como las cadenas se caían, eso me alerto y me dio a entender que el cuarto se había liberado de las esposas.

Voltee a verlo y este me miraba sin una pizca de diversión en su rostro, abrió los brazos dándome a entender que seguía el. En un movimiento rápido lo deje en el suelo, me subí encima de su pecho y agarre su camiseta en un puño dejando mi otra mano, en un puño, a la altura de mi cara. Sin importarme mucho que una de mis manos estuviera con yeso y me impidiera cerrar la mano por completo.

- Vamos hazlo, Roma. Sabes que quieres hacerlo. -dijo mi hermano mirándome serio.

No hacia fuerza para quitarme de encima, ni siquiera se movía.

- No seas una cobarde. Hazlo. Hubieras visto la cara de tu amigo al saber que eramos tus hermanos. -apreté mas fuerte ambos puños.- Cuando su sangre salia de su cuerpo. -estaba temblando por completo- Como se vio cuando su alma dejo su cuerpo, y sus ojos se quedaban sin vida.

En ese momento ignore las lagrimas y me aventé contra el, cuando supo que no me iba a quitar en un muy rato, se empezó a mover. Los guardias entraron alarmados al escuchar gritar a mi hermano, pero se detuvieron al verme encima de el. Le di un ultimo golpe dejándolo noqueado. Me levante de el y mire a mis cuatro hermanos desmayados por mis golpes.

Los guardias empezaron a revisar a mis hermanos diciendo quien necesitaba de un doctor y quien no. Uno se acerco a mi con cuidado. Lo reconocí al instante. Deje que me revisara tranquilo.

Me dio un chequeo y me dejo ahí donde estaba, dejaron a mis hermanos como estaban mientras llamaban a alguien. Me deje car en una columna. Metí mi cabeza entre mis piernas mientras lloraba, por fin había podido llorar después de enterarme de Fabian. 

Sentí como todo me daba vueltas y empece a vomitar. No tenia mucha comida en mi estomago, pero todo lo saque, uno de los guardias agarro mi pelo, mientras llamaban como locos a alguien. No escuchaba mucho, mis oídos tenían un pitido que me molestaba.

- Ella necesita un doctor ya! -dijo el guardia.- Tiene convulsiones.

Sentí como me cargaron y me llevaron corriendo a un lugar. Dejándome en un asiento me quede dormida.

Roma Suize Civic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora