Roma Suize Civic.

17

Ezra y yo caminábamos por el cementerio, viendo las tumbas, hasta que encontré la suya. Aun tenía flores.

Su nombre escrito en una hoja de papel pegado a la lápida me sorprendió. Me separé de mi hermano y con cuidado me arrodille enfrente del bulto de arena.

Ezra dio unos pasos alejándose de mi, dándome espacio para poder desahogarme.

Iba llegando a la ciudad, aun no se que haré aquí. Pero era mejor que estar en casa de mi padre, haciendo lo que no me gustaba. Me qudde en un hotel, mientras conseguía algún departamento pequeño o algo así.

Al acomodarme en el hotel fui a conocer un poco, caminando vi unas cafeterías cerca al hotel y también pequeños locales donde daban comida.

Iba tan metida en mis pensamientos que no me fijé en el chico que venía frente a mi, terminamos chocando, pero el logro que no nos cayeramos.

- Perdon, no me fijé... ¿estás bien....?

- Roma, me llamo Roma, si estoy bien, venia pensando y no me fijé por donde iba.

- Roma, mucho gusto soy Fabián. Te invito algo para conocernos, se ve que no eres de aquí.

- Oh... no, no te preocupes debes de ir a trabajar o algo así.

- De hecho iba a almorzar, en esta calle hay un local que sirve muy buena comida. Te invito, nos conocemos y si no te caigo bien, que lo dudo, me dejas de hablar y sigues con tu vida.

- Esta bien.

Desde ahí supe que ese chico rubio y yo no nos íbamos a separar.

- ¿Quien eres? -dijo una señora a mi espalda. Voltee y mire a Ezda fumando medio recostado en un árbol algo lejos de mi.

- Soy amiga de Fabian... me llamo Roma Civic. No creo que le haya hablado de mi.

- Oh tu eres Roma... Peliche hablaba mucho de ti. Eras el brillo de sus ojos. Mi pequeño te adoraba.

- Siempre me lo decía. Yo pensé que era en broma. -dije viendo el bulto de arena. Me senté y subí mis piernas doblandolas en mi pecho.

- Soy su mamá, me llamo Cecilia.

- Mucho gusto. ¿Le puedo preguntar algo?

- Claro.

- ¿Porque aún no está grabada la lápida de Fabian?

- No sé si el te comento, pero, somos de bajo recursos, Fabian con lo que ganaba pagaba su universidad, sus cosas y nos ayudaba a nosotros. No tenemos dinero, nos quedamos sin nada después del entierro.

- ¿Tienen alguna tarjeta o cuenta bancaria? Me gustaría ayudarles.

- Oh cariño... no es necesario.

- Claro que si, Fabian me ayudó cuando llegue a la ciudad. Me consiguió un departamento y pago los primeros meses. Me daba comida cuando no tenía para comer yo. Fabian fue un pilar en mi vida, y quiero regresarlo. Por favor déjenme ayudarles.

- No se si sea bueno...

- ¿cuantos hijos tiene?

- 1 que es mayor a Fabián y 4 más pequeños... Antes vivíamos bien.

- Me comprometo a darle dinero cada dos semanas. Para que pueda con los gastos del hogar y para sus hijos. Si tiene problemas con algo cualquier cosa, avísame y yo los ayudo. Pero enserio cualquier cosa, por más mínima que sea. En serio, comida, un viaje, un lapiz, ropa, zapatos, algo para su cosa o un gusto que se quieran dar.

- Oh hija eres un Ángel caído del cielo. -se acercó a mi y me abrazó.

Me sentía comprometida al verla llorar por su hijo. Cuando Fabian no tenía que haber muerto.

Me dio su cuenta bancaria y yo le di mi celular, cuando le dije que mañana a medio dia le llegaría el primer depósito para que pudiera mandar a hacer la lápida y lo demás para ellos me volvió a abrazar.

- Quisera llevarte mi especialidad, ¿dónde vives?

- Oh ya no estoy viviendo en la ciudad, decidí ir a visitar a mi familia, mientras estoy en descanzo, mis hermanos vinieron a recogerme. Mañana nos vamos.

- Oh, entonces porque no vienen a desayunar con nosotros.

- Nos encantaría.

- ¿Que te parece a las 9 o 10?

- Perfecto, ahi la vemos. -le di un abrazo y limpiándole las lágrimas le di un beso en la frente.

Viendo por última vez la tumba de mi mejor amigo me fui. Mi hermano me alcanzó y caminamos hombro con  hombro por las calles de la ciudad.

- ¿Quien era?

- La mamá de Fabian, nos invitó a desayunar mañana.

- Esta bien.

Paso su brazo por mis hombros y sin decir más seguimos caminando. Subimos a un camión y espere la parada a la casa de Travis.

Nos bajamos una cuadra antes. Y nos fuimos por la acera de enfrente. Nos quedamos abajo de un arbol esperando a que el carro que estaba afuera se fuera.

Estaba terminando mi cigarro cuando vi como salían Mergara y Brais.

- Ve con ellos y di que eres un amigo de Travis pregunta como esta. -Ezra asintio y fue tranquilo.

Se acercó a ellos y platicaron un momento. El asenti y preguntaba otra cosa, negaba a algo que ella le preguntó y luego miro a Brais serio, tratando de cambiar su aspecto dijo otra cosa. Ellos asintieron y el se fue por donde vino. Mergara y Brais se subieron al carro y se fueron pasando a Ezra, cuando estuvieron lo suficientemente lejos yo cruce la calle y Ezra vino conmigo.

- El esta mal, no a dejado de tomar. Ahorita lo dejaron en su cuarto borracho. Sigue buscándote, pero no llama a la policía porque entran sus llamadas.

- ¿Que te preguntaron?

- Que si sabia algo de ti, lo cual dije que no, les dije que si sabia algo les iba a decir.

Asenti y buscando la llave de emergencia que el dejaba para mi, entré. En silencio pasamos a la casa. Había botellas por donde sea. En la sala, cocina, comedor, pasillos, subí al segundo piso, olía mucho a alcohol. Le dije a Ezra que se quedara ahí.

Entre al cuarto de Travis y lo mire tirado en el piso. Con cuidado me acerqué y lo trate de levantar, pero no podía, llame a mi hermano y como pudimos lo levantamos y lo acostamos en su cama. Mi hermano salió y cuando iba a ir tras de él. Agarraron mi muñeca.

- ¿Roma? -dijo Travis.- No te vayas... no me dejes.

Voltee y lo mire. Estaba medio sentado, apenas me podía enfocar. Lo siente bien y  lo mire.

- No te puedo meter en mi mundo. No eres lo suficientemente malo para quedarte en el. No te pienso perjudicar. Tienes mucho futuro por delante. Vuelve con Chanel ella es lo mejor para ti. -dije sonriendole.