Roma Suize Civic.

16

Miraba como mis hermanos tenían dificultad para poder moverse o si quiera respirar.

Nuestra relación era extraña, ya que podíamos llegar a los golpes de este extremo, pero también nos amábamos como locos. Más Ezra y yo.

- Hola hermanitos, ¿me extrañaron? -dije burlándome de ellos. Mire a los cuatro y enseguida un brillo apareció en ellos.

- Claro que si! -dijo Mateo.

- Nos disculpamos por lo que le hicimos a Travis y tu amigo... -dijo Ezra mirándome serio.

- No quisimos llegar a esos puntos, pero... te necesitábamos. -le siguió Diego.

- Dejen de hablar de Travis y Fabian. Tengo noticias. -todos me miraron esperando la noticia- Vuelvo al equipo.

- Si! -escuche la Victoria de los tres menores, voltee a Diego y este me miraba.

- ¿Tan mal lo hice?

- ¿Cuales fueron las indicaciones de El Jefe? -pregunte.

- Drogar a tu novio. Asustar a Fabian. Traerte con nosotros. -dijo mirándome sin ninguna expresión.

- Bueno, me dejaste en el hospital, mataron a Fabian e intoxicaron a Travis. Solo fue uno de tres. Nada mal, pero si hubiera sido otra misión... no puedes tener errores así de grandes. -dije seria.

- Como sea, hay que reconocer que sigues estando en condicion Roma, para dejarnos a los cuatro así. Felicidades. -dijo Zaid.

- Gracias. ¿Vamos por comida decente? Quiero una hamburguesa.

Los cuatro asintieron y se levantaron para ir por us chamarras. Hice lo mismo, subí a mi cuarto, me puse mis botines y la chamarra de Travis. Agarre el celular y las llaves del carro, también el casco.

Salí al garaje y metí el casco en mi carro saque el carro y espere a mis hermanos. Estos salieron unos minutos después y me miraron.

- Rápido arriba. -dije sería.

Los tres mayores se subieron al carro, mirando como Ezra se quedó parado enfrente de mi, y escuchando como los otros tres susurraba cosas en mi carro me quedé serena.

- ¿No me vas a saludar como se debe, Ezra?

Se acercó a mi y me abrazó, enterrando su cara en mi cuello y apretandome fuerte, no era ni demasiado fuerte ni demasiado suelto, el sabía como dar esos abrazos perfectos que tanto amaba. Sentí como lloraba, así que nos voltee para que ellos no lo vieran llorar.

Era considerablemente un poco más alto que yo y no parecía mi mellizo, si no mi novio o algo así.

Cuando el se calmó y pudo controlarce lo mire sonriendo y el a mi.

- También te extrañe mucho, Ezra. No hace falta que me lo digas, lo sé y lo siento. Perdóname por irme sin decirte o llevarte conmigo. -dije de corazón el me entendió.

- No te preocupes Roma, yo sabía que este no era tu mundo. -dijo con esa voz ronca tan sexy que me parecía de el- Lo entiendo. Estas hermosa. -dijo mirándome.

- Gracias, tu igual estás muy guapo. Vamos por unas hamburguesas y me cuentan como van las cosas por aquí.

Le limpié las lágrimas y le di un beso en la mejilla. Me volvió a abrazar y cuando se compuso me dio un beso en la frente. Se separó un poco y me extendió a mi vieja amiga.

- Aún la tienen. -dije mientras veía mi arma. Ezra me guiaba al carro.

- Claro que si! Si no te encontrábamos seria de recuerdo. Diego la limpiaba siempre. - dijo Mateo.