Justo cuando dicha página se estaba encargando de recolectar su respectiva información, esta inmediatamente me condujo a un sitio web en el cual se apreciaba una especie de instituto que de forma aparente no sabía que existía. Por medio de las fotos añadidas en el enlace, este tenía más de trescientos años de estar en pie, cosa que al leer mencionado artículo me hizo quedar boquiabierta.
A simple vista se podía apreciar lo antigüo que era, pues sus sólidas paredes no se veían tan relucientes como en las primeras fotos que salieron al aire. Poco a poco mencionada institución fue deteriorándose hasta el borde de parecer una especie de hospital no habitado por nadie.
Al parecer, su localidad estaba afuera de las ciudades, por ende la zona rural se podía apreciar en determinados ángulos gracias a las antigüas fotografías.
Dicho centro era denominado como: Abbotsford.
En cuanto leí aquello dirigí mis ojos unos cuantos centímetros en dirección baja, tomando en cuenta después de al menos unos diez minutos leyendo respectivo artículo que todo ello se trataba simplemente de una inscripción o matrícula.
— ¿Para qué yo querría eso? —Pregunté, hablando hacia la nada.
Negué con mi cabeza, expulsando un pequeño resoplido de mis labios, pues no tenía ni la más remota idea del por qué estaban tomando a mi persona en cuenta, pues suponía que no debía de estar haciendo nada en aquél viejo lugar.
Abajo de toda la información se encontraba un pequeño formulario que constaba en llenar los espacios en blanco con información personal, y por último una fotografía en la cual se pudiera apreciar el rostro de la persona, algo así como aquellas que se utilizan para llenar alguna documentación importante o un pasaporte.
Desconocía los hechos del por qué mi persona fue una de las contactadas, provocándome así la millonésima confusión de la noche.
Decidí dejar aquello así, pues no me sonaba del todo convincente el hecho de pertenecer a un supuesto 'programa de verano', por ende ignoré tal invitación y pocos segundos más tarde me dispuse a apagar el ordenador.
Dejé este en su respectivo estuche, guardándolo en mi cajón de ropa para que se mantuviese seguro, mientras que volvía a incorporarme entre las cálidas sábanas, las cuales evitaban que aquél frío se acoplara a mis pequeños y débiles huesos. Comprimí mi oreja derecha contra la acolchada almohada, encargandome de tal forma en conciliar un ameno sueño que me tuviese permitido un descanso de varias horas.
Me costaba un poco concentrarme en dormir, pues aquél lugar llamado Abbotsford se encontraba almacenado en mis pensamientos, quedándose en estos un buen rato.
Mis párpados se encontraban cerrados, pero aún así mi mente tenía cientos de escenas proyectadas que me quitaban el sueño, he de ahí el origen de mi común insomnio.
Luego de un par de horas tratando de dormir como una persona normal finalmente lo logré, cayendo cual piedra.
Las horas transcurrieron con lentitud, hasta que finalmente llegó la mañana, quién con sus finos rayos de sol lograron despertarme.
...
Me situaba mirando hacia el techo compuesto por un añejado material de madera, mientras que mis manos se encontraban reposadas en un pequeño libro que minutos atrás me encontraba leyendo, hallando así una benefactora relajación que me despegara de mis vehementes pensamientos. Estaba recostada en el cómodo sofá, moviendo mis pies de un lado hacia otro mientras el profundo silencio inundaba mi vivienda, pudiéndose escuchar solamente los sonidos de las hojas de los árboles ser movidas por la helada brisa.
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Insania | Shawn Mendes ©
Misterio / Suspensoabsolutamente nadie sabe lo que recorre su cabeza, y todos los retorcidos secretos que guarda ese rostro angelical. su penetrante mirada podría desgarrar hasta lo más profundo del alma, y aún así nadie se enteraría que en su mente abunda la jodida l...