〞14 ─ ꒰ CAP 14 ꒱

210 45 21
                                    

Una insondable incertidumbre recorrió mi endeble anatomía, estableciendo la inmediata necesidad de aproximarme en dirección a aquél sujeto, quién permanecía aún sobre el deslucido jergón de su cama.

Debía admitir el evidente hecho de que verle me producía una inaudita pesadumbre, la cual me hacía dudar que su estado somático, o más bien dicho físico.

El hombre mayor procedió a removerse de su respectivo lugar, manteniéndose de pie sobre la antiestética superficie tonalidad escarlata, mientras conducía la yema de sus pálidos dedos hacia el borde de su deteriorada sudadera, deshaciéndose rápidamente de aquella, causando que una imagen diferente de su merced invadiera hasta los lugares más recónditos de mi cabeza.

Este portaba una camisa de tonos grisáceos, ciertamente compuesta por una refinada tela que se acoplaba a su corpulenta figura, dejando ver la remarcada zona de sus pectorales, y junto con ello el evidente trazo de las líneas oblicuas de su trabajado abdomen.

La manga corta de aquella prenda proporcionaba la perceptibilidad de sus robustos brazos, quienes se mantenían tenuemente flexionados. A simple vista podía visualizarse como los músculos de aquellos sobresalían, dejando ver cuan fornidos eran sus bíceps.

Sus venas se mantenían remarcadas por encima de su pálida piel, dejando ver como el conducto de las mismas marchaban en un perpendicular diámetro que llegaba hacia por más abajo de sus antebrazos.

Observar tales escenas provocó que mi garganta comenzara a resecarse, al igual que mis carnosos labios, justo como si hubiese estado inhalando una contaminada brisa repleta de pequeñas moléculas de polvo.

Las ensortijadas hebras castañas de aquél se mantenían en un confidencial desorden, dejándose ver como algunos de sus rizos caían por el medio de su frente, recargándose sobre la misma.

Dicho sujeto tomó los extremos de su camisa, desvaneciendo esta de su elaborado cuerpo. Al tener la prenda entre sus manos la arrojó al suelo con brusquedad, mientras que puños se conservaban comprimidos.

Sus obscuros pantalones se situaban ajustados a sus piernas, las cuales ciertamente conservaban una formidable musculatura, permitiendo observar la trabajada masa que se mantenía en sus muslos. Dicha prenda de vestir se situaba cerca de su zona pélvica, dejando a la vista sus oblicuos internos del abdomen, especialmente reconocidos como la afamada “v” de la zona abdominal.

Un hormigueo recorrió mi espina dorsal, originando así que mis músculos se estremecieran. Dichas secuencias me dejaron sin oxígeno y sobretodo sin la capacidad de poder articular alguna palabra. Ese hombre poseía un provocativo físico, lo cual haría que cualquier fémina cayera rendida a sus pies.

Decidí apartar mi mirada de dicha zona, colocándola sobre algún sector que no me permitiese observar aquello.

Tragué saliva con dificultad, sintiendo incomoda la rasposidad de mi garganta.

Desde mi panorama pude escuchar un jadeante quejido proveniente de aquél castaño, quien esta vez se mantenía de espaldas.

En el instante que mis ojos voltearon hacia tal sujeto, observé como en su torso se situaban unas recientes marcas, las cuales apuntaban a fuertes latigazos. Las llagas eran plenamente rojizas, mientras que en algunas áreas se hallaban ciertas pigmentaciones azuladas y levemente violetas.

Dichas zonas tenían en sus respectivos bordes pequeñas gotas de sangre, las cuales se agolpaban sobre el sector, haciéndolas caer sobre su blancuzca espalda.

Mi intranquilidad emergió, por lo cual mi cuerpo actuó involuntariamente, haciéndome abandonar del frígido colchón de mi cama.

Mis pasos se destinaron hacia aquél varonil hombre, causando que un ligero escalofrío me transitara de pies a cabeza. Sentía la necesidad de saber quien pudo lastimarle de aquella forma.

Insania | Shawn Mendes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora