Un agudo bramido de entusiasmo se desprendió de los rojizos labios de dicha joven, la cual con alegría recibió mi positiva contestación por detrás de la línea.
— Gracias, Amélie. —Argumentó, seguido de unos cuantos segundos en los cuales simplemente se dedicó a manifestar su respectiva emoción.— Significa mucho para mí.
— No hay de qué. —Agregué, respondiendo a su agradecimiento.
— Espero verte ahí mañana. —Rió con delicadeza, agregando una especie de confusión en mi merced.
— ¿Mañana? —Respingué, casi al borde de atragantarme con mi propia saliva.— ¿Estás bromeando?
— Debiste checar la inscripción, Melie. —Alegó, utilizando el apodo que me había asignado desde que estabamos en primaria.
— Claro, la inscripción. —Añadí, tratando de sonar lo suficientemente convincente como para que esta no dudase en si estaba informada de ello.
Lo cual probablemente salió pésimo, pero nada perdía intentando.
Luego de unos alargados minutos de charla en la cual bromeamos entre sí y expresamos nuestros diversos asuntos personales, ambas decidimos dar esta por finalizada.
Me dirigí hacia el comedor de mi vivienda, encargándome de tomar entre mis manos una botella de un delicioso vino francés de borgoña, apodado como: romanée conti.
Vertí de respectivo líquido tonalidad rojiza o granate brillante sobre una frágil copa, llevando los bordes de la misma hacia mis labios, mientras consumía un sorbo de aquél delicioso vino, concediéndole el honor a mis papilas gustativas de saborear tal exquisito sabor, el cual apuntaba a una nota de frutos rojos, mis favoritos.
Cerré mis párpados de manera momentánea, dejándome llevar por los incontables segundos, los cuales transcurrían paulatinamente.
Masajeé con la yema de mis dedos mis dos sienes, tratando de buscar un poco de tranquilidad. Rápidamente un detalle se acopló de mis pensamientos, haciéndome desviarme hasta solo un punto.
Según Rebecca, partíamos el día de mañana a tal instituto, y para mi suerte no había alistado absolutamente nada. Tenía la manía de dejar todo a última hora, lo cual me jugaba en contra gran parte del tiempo.
Terminé de consumir el último sorbo que se mantenía en aquella copa de cristal, dejando que mis labios se tiñeran ligeramente por el rojizo tono del mismo. Relamí aquellos con la cooperación de mi lengua, terminando de degustar de tal exquisitez.
Antes de partir a mi habitación, me encargué de fregar en el lavaplatos el recipiente utilizado anteriormente, dejándolo en la despensa, justo en donde se encontraban los demás utensilios de cocina.
Estando dentro de mi amplia habitación, giré mi cabeza hacia cualquier posible dirección, tratando de localizar con mis verdosos orbes algún objeto de equipaje en el cual pudiese agregar mis elementos personales.
Después de unos incesantes segundos tuve el placer de distinguir una valija compuesta por un material termoplástico, el cual por excelencia brinda la ventaja de tener alta dureza y resistir a los impactos del viaje.
Catalogué aquella maleta como la indicada, por lo cual no dudé ni un instante en comenzar a arrojar dentro de esta mis prendas de vestir y diferentes objetos personales que me ayudasen a mantenerme ahí.
Luego de un lapso de tiempo, logré añadir a tal equipaje todo lo necesario, por lo cual caí rendida a la cama. Lancé un exhaustivo resoplido, inflando mis mejillas en el intento, mientras que mis ojos se encontraban plasmados sobre el blancuzco material de mi techo.
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Insania | Shawn Mendes ©
Mystère / Thrillerabsolutamente nadie sabe lo que recorre su cabeza, y todos los retorcidos secretos que guarda ese rostro angelical. su penetrante mirada podría desgarrar hasta lo más profundo del alma, y aún así nadie se enteraría que en su mente abunda la jodida l...