Atrapé mi labio inferior con la ayuda de mi firme dentadura, haciéndome cargo de brindarle a dicho sector un fornido mordisco. Solía reiterar dicha actividad cada que me hallase con un evidente nerviosismo, por ello me dispuse a llevarlas a cabo un par de veces hasta el borde de dejar aquél carnoso lugar tornado de un color más rojizo del común.
Desde mi correspondiente butaca pude percibir como el dirigente del antiguo medio de transporte decidió situarse sobre su respectiva área, preparándose para arrancar.
Justo cuando las puertillas del autobús estaban a punto de ocluir el pasaje de alguien más, llegó la última persona, quién aparentemente era un varón.
Mi panorámica vista se encargó de enfocar a aquél sujeto, quién se encontraba con sus manos en el interior de los bolsillos de su obscuro pantalón, mientras ascendía los pequeños escalones que se mantenían fijados cerca de las dos puertas desplazables.
Este vestía una capucha color negro, la cual cubría por medio de aquél gorro parte de su cabeza. Su vestimenta consistía en piezas únicamente de color negro, captando así la profunda mirada de toda aquella persona que se situaba en el interior de aquél medio de transporte.
Mis ojos se ubicaron en el semblante del hombre, detallando así su pálida piel, junto con ello sus orbes color avellana, su castaño y desordenado cabello sobresaltado por fuera del gorro y una capa de barba situada sobre su barbilla, mandíbula y surco subnasal.
A simple vista se admiraba como alguien corpulento, de una gran estatura, alcanzando como mínimo un metro con noventa centímetros.
Sus rasgos faciales se encontraban ligeramente fruncidos, lo cual le brindaba una apariencia seria e inclusive ciertamente intimidante.
Dicho sujeto descendió su mirada hacia la superficie del suelo, caminando de tal forma hacia los asientos traseros. Lo hizo de una manera rápida, como si quisiera ocultar su rostro de los demás.
Sentí la ligera brisa que desprendió debido a la agilidad con la cual terminó sobre uno de los últimos asientos, en los cuales no había absolutamente nadie.
En determinadas escenas los pasajeros desde sus butacas guardaron un persistente silencio, el cual acabó hasta que el motor del viejo vehículo encendió, haciéndonos saber que estabamos en marcha.
Observé a mis alrededores, percatándome de como las mujeres se encargaban de murmurar en voz baja cosas sobre el oído de sus acompañantes.
Giré mi vista hacia mis dos compañeros, visualizando como estos depositaron pocos segundos después sus miradas sobre mí.
— ¿Quién es él? —Murmuró Rebecca, actuando con curiosidad a como de costumbre.
— ¿No lo conoces? —Inmediatamente replicó el sujeto de opaca cabellera, tratando de asegurarse que su tono de voz fuese suficientemente bajo como para que solamente Rebecca y yo pudiésemos escuchar.— Es un hombre problemático. Dicen que a tan solo sus seis años asesinó a un compañero de salón.
Una vez que mis oídos percibieron aquello mis labios quedaron entreabiertos, sin poder asimilar aún que dichos sucesos fueran verídicos.
— ¿Cómo sabes toda esa información? —Lo interrogué, esta vez siendo yo quién comenzó a curiosear.
— Demonios, Amélie. —Susurró, lanzando al exterior un pequeño resoplido.— Todos saben quién es ese sujeto desde que hace al menos unos tres años revelaron que fue el producto del suicidio de su madre.
Tanto Rebecca como yo quedamos boquiabiertas ante aquellas declaraciones, sin poder creer aún que estabamos a tan solo unos escasos metros de ese hombre, causante de todos y cada uno de los acontecimientos que Alék escupió al aire.
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Insania | Shawn Mendes ©
Misterio / Suspensoabsolutamente nadie sabe lo que recorre su cabeza, y todos los retorcidos secretos que guarda ese rostro angelical. su penetrante mirada podría desgarrar hasta lo más profundo del alma, y aún así nadie se enteraría que en su mente abunda la jodida l...