Capítulo 6.

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Joohyun llevaba dos semanas ya trabajando en el restaurante de Kang, y a ésta la había visto aparecerse por allí solo un par de veces en todo ese lapso de tiempo. Siempre era lo mismo, llegaba temprano, con ojeras, luciendo cansada y aburrida de todo, se quedaba algunas horas y luego se iba nuevamente, dejando a cargo a la segunda mano. Mabel.

Bae no podría imaginar que la vida de la "Gran Kang" del instituto estuviera arruinada y patética, o eso es lo que dejaba a entender con su actitud. Pero no podría estar más agradecida con  la vida por traer al maravilloso karma a relucir, aunque aún faltaba suficiente castigo a su parecer.

Pero de eso se encargaría ella.

Por otro lado, el trabajo no era difícil. Tomar nota, pedir la comida, servirla y entre otras acciones. Le pagaban semanalmente y podía estudiar perfectamente en las mañanas. En clases le iba bien, recién estaban comenzando los exámenes y ya era una alumna destacada entre los maestro.

En relación a la vida social, no se reunía con nadie, solo era ella en su mundo, de vez en cuando hablando con Yeri cuando se la encontraba por el campus, o Momo, pero era la chica introvertida y solitaria (y guapa para algunxs) de la que muchos hablaban.

Volviendo al restaurante y su trabajo, también habían problemas de vez en cuando, y no tenían relación alguna con la tipa de ojos cafés.

— Señor, puedo asegurarle que la orden está correcta.— insistio por segunda vez la rizada, muy segura de sus palabras. El comensal, ya bastante irritado por el error cometido por la mesera, alejo el plato de comida y se cruzó de brazos.

— ¿Pero como va a estar correcta si no me gusta la lechuga? — preguntó frunciendo el ceño.

Joohyun suspiro una vez más y luego volvió a hablar:

— Pero si recuerdo claramente que usted ordenó lechuga en su ensalada, señor.

El señor se enojaba cada vez que Joohyun volvía a contradecirlo, y la miraba como si no valiera nada.

— Hay un error aquí, así que, o usted remedia está situación, o hablo con su jefe y exijo que la despidan ahora mismo.

Joohyun lo pensó por unos segundos, las ganas irremediables de darle un puñetazo en medio de la cara al viejo ese no se las quitaba nadie, pero no podía arriesgarse a perder ese trabajo tan rápido.

Y menos ahora que tanto le convenía.

Así que, agachando el moño y rindiéndose a seguir discutiendo y defendiéndose, le dio la razón al comensal.

— Está bien, señor. Enseguida cambio su ensalada.

El cliente no se quedó tranquilo con esa respuesta, él quería discutir y ganar por mayoría. Se puso de pie y siguió con su propósito. Nadie lo trataría así, menos una mocosa idiota.

— No, ya no quiero la ensalada, quiero que llame a su jefe rápidamente.

Joohyun abrió los ojos, desconcertada con la mala reacción del hombre, no estaba haciendo nada más que darle la razón y cambiarle la ensala. ¿Que carajos le sucedía?

— ¿Que? Pero...

— Llama a tu jefe, maldita incompetente.— Joohyun apretó los puños, ya no resistiéndose a darle un par de golpes para que cerrará la boca de una vez, pero, si no fuera por Seulgi entrando a escena en ese momento, lo hubiera hecho.

— ¿Qué sucede aquí, Irene? — preguntó serenamente la ojicafé.

¿Por qué su cuerpo no podía dejar de reaccionar así cada vez que ella hablaba? Le causaba temor, ganas de correr, odio, pero justo ahora, solo le agradecía mentalmente, porque si no hubiese llegado  (milagrosamente, ya que nunca estaba allí) en esos momentos, el cliente se hubiera ido con un par de dientes menos y la lechuga metida en el trasero.

𝙑𝙚𝙣𝙙𝙚𝙩𝙩𝙖 - 𝙎𝙚𝙪𝙡𝙧𝙚𝙣𝙚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora