— ¿No están ellos aquí por ti? — preguntó la rizada subiendo al coche de la ojicafé, refiriéndose a los invitados.
Seulgi rodeó el vehículo y se montó en el lugar del conductor.
— ¿Quieres hacerme sentir mal, Irene? Porque realmente odiaría tener que quedarme donde no quiero.— contestó Seulgi, mientras encendía el coche.
— Lo siento… mm… ¿Y que celebraban? — preguntó “desinteresadamente” Joohyun, tratando de obtener la información.— No he estado prestando atención últimamente, lo siento también por eso.
Seulgi miraba la calle frente a ella, y se podría decir que no había mirado a Irene durante todo ese tiempo en el carro. Pero lo cierto era, que ella trataba de evitar mirar a Irene y confundirla con Joohyun.
— Tranquila, no pasa nada. El asunto es, que un reconocido empresario de Londres quiere expandir mi restaurante abriendo otro allá, ya sabes, por las recetas propias y el reconocimiento provincial aquí en la región.— Irene asintió, dando a entender que comprendía.
— ¿Y tú no quieres o… qué? — Tanteó.
— No estoy muy segura de esa decisión. Mi restaurante es mi vida entera, no quisiera arruinar algo tan privado y querido solo por negocios. Pero verás… Momo y Mabel, Yeri y los demás quieren que acepte.
— Uh es un buen motivo el que tienes… Deberías pensarlo bien antes de tomar alguna decisión, podrías arrepentirte luego y no es la idea.— aconsejo Joohyun, diciéndolo sinceramente.
Seulgi asintió y posó su mirada en la chica en el asiento del acompañante, por unos segundos, mirándola fijamente mientras aprovechaba el semáforo rojo.
— Tienes razón.— Ambas callaron, Joohyun prefirió mirar por la ventanilla y Seulgi golpeaba el volante con los dedos, logrando un pequeño ritmo.— ¿No quieres… te gustaría ir a tomar un café o algo? Digo, estábamos en un restaurante, pero… Solo si quieres… O mejor si no… Lo siento, no…
— Está bien.— le corto la rizada. Tenía hambre y ganas de estar en su casa, preferentemente su cama, pero un café no estaría tan mal, sin mencionar que era Seulgi la que se lo pedía, podría ser bastante útil.
Seulgi asintió, bastante ruborizada por el nerviosismo que no le había permitido hablar normalmente, y comenzó a conducir hacia una cafetería.
Al entrar al lugar, el aire cálido las azotó de una forma placentera, y es que no habían notado el frío que hacía afuera y en el coche, habían estado congelándose sin siquiera detenerse a pensar en ello.
Ambas caminaron hasta un rincón y se sentaron en una mesa para dos, no habían más clientes a excepción de un estudiante bebiendo un frappé, y unas señoras comiendo pastel. Cuando se acercó un empleado a pedir la orden, Seulgi pidió un café negro solamente, mientras Joohyun ordenó chocolate caliente y muffins. El chico anoto todo y se marchó, dejando a Seulgi y Joohyun caer en el silencio incómodo otra vez.
— Y bien… ¿Por qué Holmes Chapel?— preguntó Seulgi para romper el hielo.— Llevas aquí ¿Cuánto? ¿Tres meses?
— Tres meses, me encanta esta ciudad, bueno, antes me gustaba más, pero aún así es preciosa. Y la razón por la que estoy aquí es algo muy… personal.
Seulgi frunció el ceño confundida, y ahí fue cuando Joohyun se dio cuenta que había hablado de más, como siempre lo hacía.
— Oh… bien.
Y el silencio volvió a predominar entre ellas.
¿Por qué no podemos tener una conversación normal? Pensaban.
Oh claro, ella es quien me violó, humilló, engañó y destrozó.– Concluyó la rizada.
Se parece tanto a Joohyun que me da miedo.– se admitió la ojicafé.
El mesero trajo los cafés y bebieron en silencio. Seulgi observaba a la chica comiendo muffins de chocolate, dando pequeños mordisquitos y masticando lentamente, mientras Joohyun trataba de ignorar la mirada insistente de Kang sobre ella.
Esa imagen trajo a la cabeza de Seulgi el recuerdo de cuando Joohyun y ella habían tenido esa absurda discusión sobre el helado de chocolate en aquella heladería que ya no existía. Una sonrisa se formó en su rostro cansado.
Cuando Joohyun estaba por terminar su muffin, el teléfono celular de la ojicafé comenzó a sonar con el tono tan característico de los iPhones. Pudo notar como Seulgi se debatía entre contestar o no, pero que después de ver quién era el que llamaba, su rostro se iluminó y se disculpo para contestar.
—Hola cariño. ¿Cómo estás?
Los ojos de Joohyun se abrieron al tope por la sorpresa y su pecho se hundió por el desconcierto. ¿Seulgi tenía novia? Esposa tal vez. No quería explicarse el por qué de su decepción al pensar en eso, al fin y al cabo ella solo estaba allí para vengarse. Trato de disimular su injustificada reacción y bebió de su chocolate.
—No nena, si mami te dice que debes cepillar tus dientes también antes de dormir es porque así debe ser. Hazle caso a tu madre ¿vale?— dejó salir el aliento atrapado y respiro relajada. Debía de ser su hermana pequeña. Estaba segura.
Seulgi reía al oír algo que le decían al otro lado de la línea y Joohyun se sentía irritada.
—Pero si yo también lo hago todas las noches, amor. Es sólo que cuando tú estás conmigo te duermes muy temprano, porque una princesa tiene que dormirse temprano, y por eso no me ves. No hagas caso a ese niño bobo que te dijo eso, si mami y mamá-Seul te dicen que se deben de lavar los dientes antes de dormir es porque así es.
De ninguna manera… Ella no podía ser…
—Duerme bien, linda. Ahora pásame a tu madre y recuerda que cuento las horas para verte ¿okay? Te quiero.— Seulgi guardo silencio por unos segundos, seguramente mientras hacían cambio de teléfono al otro lado.— Sunmi habla Seulgi… Si ya sé que conoces mi voz y está bien, pero ese no es el tema… ¿Cuándo podré verla?... ¿Cómo que no sabes?
Joohyun podía notar que Seulgi no quería hacer un papelón frente a ella y los demás, y que se estaba conteniendo bastante para no gritar.
—Es mi hija también Sunmi, tengo todo el derecho de verla y estoy harta de que tú lo impidas.
Su hija…
Joohyun se puso de pie rápidamente y salió de la cafetería. Estaba en shock. ¿Cómo era eso posible? Ese tema era personal para Seulgi, y ella no debía haber oído eso, ni Seulgi haberlo dicho frente a ella.
Tenía una hija y algo como eso era maravilloso… Una niña. Pero eso (ella más bien dicho) cambiaba todo. Había alguien que dependía de Seulgi, un pequeño ser que no tenía la culpa de nada de lo horrible que había hecho su madre en el pasado. Ella cambiaba todo en sus planes y no sabía porque eso le dolía tanto en lo más profundo de su pecho.
Todo se había arruinado. ¿De qué había servido su regreso al pueblo? ¿Su tiempo perdido? ¿Su venganza? Si lo único que había logrado en esos meses había sido confundir más a su cabeza y a su corazón. Estos contradecían tanto en su interior, que ya no dudaba que explotaría en cualquier momento y la abandonarían de toda decisión lógica. No podía decirle a nadie como se sentía, estaba más sola que nunca y todo era su culpa. Había alejado a Nayeon, ignoraba a Mabel constantemente, fingía estar bien cuando no lo estaba y no se desahogaba.
Su vida era un caos espantoso y toda la culpa la tenía la maldita mujer que se encontraba en el interior de la cafetería.
Cuando la vio salir en su búsqueda, quiso tirarse el cabello y gritar tan fuerte hasta desgastarse la garganta, quería que Seulgi se muriera, que pagará por el cometido, que sufriera en lo más profundo de su ser… y ya sabía cómo hacerlo.
Se acercó rápidamente a la ojicafe, quien estaba bastante confundida por la espontánea reacción de Irene allí dentro, la cogió por los hombros bruscamente y, con el peso en su pecho y las advertencias que le enviaba su razón para que no lo hiciera, la besó.
Lento y profundo, con lágrimas en los ojos por lo que estaba haciendo. Por estar besándola para salvar su plan.
Seulgi reaccionó al instante, pero es por lo que causaba esa chiquilla en ella. Irene había llegado a su restaurante y había alterado todo su patético mundo en el primer momento. Sabía que todo se debía a ella. Era como tenerla de vuelta, como borrar todo lo malo que le pudo haber hecho antes y aún poseerla con amor. Desde que vio a Irene quiso llorar y besarla. Lo primero lo había hecho, lo segundo lo estaba haciendo. Había querido sentirla desde el inicio.
Y ahora ambas estaban sintiéndose, probándose en un beso que cada vez se tornaba más hambriento y que no les dejaba un espacio al aire faltante en sus cuerpos. Seulgi y Joohyun se aferraban al recuerdo revivido. No querían salir de esa burbuja… porque fuera de ella todo era realidad. No estaban en casa de la rizada como en años antes, estaban afuera de una cafetería, besándose por primera vez (o eso creían), esa no era su Joohyun, ni esa su Seulgi.
Ambas se separaron y respiraron agitadas, Joohyun levantó su cabeza un poco y pego su frente a la de Seulgi, compartiendo aliento. Las dos habían sentido ese algo, la decepción arruinó el momento y no pudieron seguir cuando la nostalgia se instaló en sus almas.
—Tienes una hija…— susurró contra ella. Seulgi asintió.
Pero el plan no se cancelaba… Solo modificaba algunas piezas.
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𝙑𝙚𝙣𝙙𝙚𝙩𝙩𝙖 - 𝙎𝙚𝙪𝙡𝙧𝙚𝙣𝙚
Fiksi PenggemarBae JooHyun, ahora con 22 años, decide volver al pequeño pueblo donde nació y creció, y el que también conoció su humillación años atrás. Su objetivo era claro. Kang SeulGi se arrepentiría de haberse aprovechado del amor que una vez Joohyun le había...