[Nota de la autora]
Antes que todo, nunca he estado en un juicio, ni sé como estos se llevan a cabo. Todo lo que está escrito en este capítulo fue inventado por mí, de la manera más sencilla que me fue posible, no es así como pasan. SOLO FICCIÓN.
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.Kang Seulgi, Park Sooyoung, Kim Jisoo y Kim Jongin estuvieron exactamente ciento ochenta y cinco días en prisión.
Ciento ochenta y cinco días en espera del juicio que los liberaría (lo que era muy poco probable, y lo sabían) o los condenaría a una larga, larguísima temporada en la cárcel. El tiempo pasó lento. Los meses no pedían permiso para finalizar y empezar el siguiente con gran demora y pesar. Después de la visita de Nayeon Bae; esa única vez hace meses; no volvió a verla ni a tener contacto alguno con ella o con su abogado. Su madre permaneció con ella a pesar de todo. A pesar de la decepción tan grande que la invadió cuando se enteró por su propio hija de la barbaridad que había cometido años atrás. Y a pesar de que se dio cuenta que desconoció ese tormento de su hija por tanto tiempo. Y le dolió. Le dolió muchísimo saber que, incluso si su hija estaba arrepentida por lo que hizo, ningún tribunal, ni ninguna coartada que Seulgi pudiera siquiera conseguir, podría liberarla de esa inminente y larga condena que se avecinaba.
Porque su instinto de madre lo sabía. Pero aun así y sobre todas las cosas permanecía con ella.
Clary nunca lo supo. Sunmi no permitió que su hija manchara la imagen que tenía de su madre con algo tan sucio que ni su mente de niña siquiera lograría entender. No, jamás, ella no lo permitiría. Y aunque la niña preguntaba insistentemente por qué ya no podía viajar a Inglaterra a ver a su mami, Sunmi siempre rebuscaba en su baúl de excusas y le daba una nueva cada vez. Solo esperaba que Seulgi resultara ser inocente, porque si no era así, ella podía ir olvidando que era la madre de Clary, porque no volvería a verla jamás en su vida. Su hija no pasaría por eso mientras Sunmi estuviera para protegerla.
Y Seulgi lo entendió. Dolorosamente lo entendió. Clary era tan pequeña todavía para entender por qué su madre pasaría en prisión tantos años, que comprendía perfectamente la postura de Sunmi. Y por eso sabía que nunca más podría hablar ni reír con su pequeña. Pues ella era y sería declarada culpable.
Como lo merecía.
Y luego estaba Irene...
Joohyun...
No había sabido nada de ella en esos seis meses que estuvo dentro. Nada.
Se enteró por Momo; quién la visitaba frecuentemente y le hablaba de sucesos actuales; que apenas ella había sido detenida y llevada a prisión, nunca más volvió a verla. No se presentó en el restaurante; antes de que fuera cerrado, por obvias razones; para presentar su renuncia, pero que había escuchado por ahí, seguramente de Nayeon o Mabel, que se había marchado del pueblo sin mencionar nada ni despedirse de nadie en el pueblo. No sabían a donde.
La extrañaba. La extrañaba tanto que dolía no haberlo sabido antes. Que desearía haber tenido otra oportunidad para tratar de explicarle todo, para decirle que nunca la había olvidado, que se odiaba día tras día por haberla dañado de esa forma, por haber roto su corazón y no haber cumplido esa mísera promesa de haber hecho público en el instituto que estaban juntas y se amaban. Que tenía su capsula del tiempo guardada en el armario, después de encontrarla enterrada en el jardín de los Bae. Que cuando miraba su fotografía lloraba toda la noche como una niña sin una madre que la guie y le dé cariño. Quería decirle tantas cosas. Pero cuando lo supo no alcanzó. Joohyun no volvería, y menos para escucharla a ella y darle su perdón.

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𝙑𝙚𝙣𝙙𝙚𝙩𝙩𝙖 - 𝙎𝙚𝙪𝙡𝙧𝙚𝙣𝙚
FanfictionBae JooHyun, ahora con 22 años, decide volver al pequeño pueblo donde nació y creció, y el que también conoció su humillación años atrás. Su objetivo era claro. Kang SeulGi se arrepentiría de haberse aprovechado del amor que una vez Joohyun le había...