Caminaban por los pasillos de la escuela.
Nadie realmente les prestaba atención. No sospechaban sobre a dónde ambos jóvenes se dirigían.
Kirishima guiaba a Bakugou hacia, según él, el lugar perfecto para estudiar historia, ya que este se lo describía como un lugar que estaba vacío y era muy silencioso.
Katsuki decidió confiar en él. Sin embargo, acabó dándose cuenta de que el único ruido molesto que él tendría al estudiar sería a Eijiro en sí mismo. El rubio detestaba estudiar acompañado de alguien o de algo que pudiese generar el más mínimo ruido y arruinar sus horas de estudio.
Pero ¡no seas tan pesimista Bakugou! Tal vez y te llevas una sorpresa.Al cabo de diez minutos, ya habiendo arreglado faltar a las próximas clases, llegaron frente a una puerta azul.
— ¿Qué es este lugar? —preguntó Bakugou desconcertado. Nunca se había propuesto prestar atención a la edificación del colegio, y mucho menos había notado la presencia de aquella puerta.
— Aquí es, Katsu. —Kirishima había comenzado a llamarlo de esa forma, y a pesar de ser el mismo apodo que Camie había creado, no le importaba. En realidad, le gustaba, aún más si venía de Eijiro.
Voló sus pensamientos a la mierda y se concentró en la puerta frente a ellos.
Colocó su mano en la perilla e intentó llevar ésta hacia abajo para así lograr abrir la puerta, pero fue en vano.
— No te creas que entrar es muy fácil, eh. —rió burlón el pelirrojo, quien de su bolsillo derecho sacó una llave individual muy peculiar a decir verdad—. Yo tengo la llave.
— ¡SI LLEGAN A VERTE CON ESO NOS MATA...!
— Shhhh, cállate. —Kirishima tapó la boca de su mejor amigo, y luego destapó la misma tras tranquilizarlo un poco—. Mi papá es amigo del director, y como soy buen alumno, él le pidió una llave para que yo pudiese entrar a un lugar y estudiar sin que nadie me moleste. El director aceptó sin problemas, con la condición de que no empeoren mis notas. Sino, me quitarán la llave y adiós lugar secreto.
— Bueno, ahora no es tan secreto. —suspiró Katsuki, un poco más calmado—. Tienes una suerte increíble.
— Ya ves. —guiñó su ojo y se dispuso a abrir de una vez aquella puerta, antes de que un profesor los encontrase y mandase a sus respectivas clases. Pues estas ya habían comenzado nuevamente.
Al cabo de tres minutos, Bakugou y Kirishima se encontraban encerrados -a propósito- en un cuarto vacío, donde solo habían unas cinco almohadas y una mesa extremadamente baja. Eijiro tomó una de las almohadas y, como si se tratase de la mesa de un simple comedor, se apoyó lo más cerca posible de aquella bajita mesada y colocó sus libros.
— ¿Vienes o te quedas allí? —le preguntó el pelirrojo, al ver a su mejor amigo sentado en una de las esquinas.
— Me quedo, estoy bien. —negó—. Pero ¡no hagas ni un puto ruido!
— Ya, ya, soy muy calladito en momentos como estos. —Eijiro rió y finalmente acabó sumergido en sus libros.
Pasaron cuarenta minutos.
Bakugou logró estudiar la mayor parte de sus apuntes, y se sentía realizado.
Decidió observar a su acompañante por unos segundos, pero estos se extendieron a minutos. Largos y eternos minutos.Kirishima realmente era callado a la hora de estudiar. Se lo veía concentrado, en su mundo, y parecía que nadie, nunca, lograría sacarlo de aquel mundo tan lejano.
Al estudiar, Bakugou notó que el pelirrojo fruncía levemente el ceño cuando algo no lo entendía, y suspiraba más tranquilo cuando terminaba comprendiendo. Esto causó una pequeña risita por parte del rubio, pero inaudible para los oídos del Kirishima.
También notó cómo la boca de Eijiro generaba mayor presión a medida que pasaba la hoja, como si estuviese curioso de ver lo que sigue y estudiarlo lo más pronto posible.
Y por último, sus mejillas y labios estaban pintados de un rosa más intenso. Era una imagen muy tierna y dulce, ver estudiar a Eijiro Kirishima era todo un espectáculo. También pudo destacar los ojos de su mejor amigo, los cuales no parpadeaban hasta encontrar la respuesta a sus dudas.Era una imagen bella y dulce.
Al cabo de diez minutos de observación -o más-, Bakugou notó lo que estaba haciendo y desvió su mirada hacia los apuntes que tenía entre sus brazos.
Sintió sus mejillas arder y sus dientes presionar su boca, para que ésta no emitiese ningún ruido cuestionable. Luego escuchó unos libros cerrarse de golpe, y a alguien levantarse agotado.
Kirishima había acabado.
— Katsu ¿terminaste? Yo si. —se estiraba al igual que un gato—. Vamos ¿quieres?
Nuevamente su sonrisa y risita tan obsesiva que tenía habían atrapado al rubio, quien desconcertado asintió y se largó de aquel cuarto sin pronunciar palabra alguna.
Era extraña su actitud. Se sentía extraño.
Con Izuku no pasaba. Con Rin no pasaba.Nunca había analizado de tal forma a alguien, tampoco se había sentido tan vulnerable frente a ninguna persona.
Era una sensación nueva; Kirishima le estaba enseñando a sentir cosas nuevas, aún sin darse cuenta por si mismo.
A Katsuki no le disgustaba, pero no estaba seguro de si era algo bueno o no.
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¿Dudas?
Voten, lo apreciaría mucho 🥺.
Continuará.
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Solo Sigue las Reglas - KiriBaku.
Fanfiction( Terminada ) Bakugou estaba harto de todo y todos. Él era el típico 'chico malo' de la clase, y esto en vez de asustar a las personas, solo generaba cierta curiosidad en toda chica que se cruzase por su camino. Detestaba tener varias "amistades"...