— Katsu, Katsu... ¡Katsuki, estoy aquí SORDO!
El mencionado de cabello rubio puntiagudo, quien salía de una librería repleta de gente, finalmente pudo encontrar a quien estaba buscando desde hacía rato. Kirishima lo esperaba en la esquina junto a la parada del autobús, y no pasaba desapercibido, puesto que ser el mejor pastelero de Japón no era algo que se podía simplemente ignorar. Bakugou tampoco era la excepción; tres libros publicados y ya era furor en el mundo, una estrella en la literatura. Eran la pareja más peculiar e increíble que se podía encontrar, siendo ambos personas exitosas en terrenos muy importantes.
— ¿Porqué me esperas afuera cuando hace muchísimo frío, idiota? —bufó el rubio, quien acomodó la camisa de Eijiro—. No sabes siquiera cómo cuidarte de este clima, ¿y me esperas afuera? Eres un desastre.
— Y así me quieres. —sonrió burlesco, robándole un pequeño beso en los labios, provocando el sonrojo de su novio.
— Ajá, ajá. —golpeó levemente su hombro, para luego tomar su mano y guardarla en el bolsillo de su gran abrigo. Esto hizo sentir a Kirishima una montaña rusa de emociones en su estómago; sin duda alguna invierno era la mejor estación—. ¿Qué tal la cocina?
— Oh, bien. Kaminari ha aprendido mucho. Ni hablar de Izuku y Rin, eran acaramelados y ahora lo son aún más. Se dedican pasteles y es tan cursi...
— Si si. Ten cuidado con ese niño Pikachu, me sigue dando mala espina. ¿Y si algún día aparece Camie?
— Ay, no seas tan bobo. —rió levemente—. Sabes que solo tengo ojos para ti, y además Camie sigue en aquella mini-cárcel. Qué, ¿crees que escapará?
— ¡Podría hacerlo! —Kirishima rió a carcajadas en cuanto pudo apreciar la actitud del rubio—. Tu ves cómo escapan esos hijos de puta en los programas de televisión, y ella podría escapar en cualquier momento. ¡Si es más aterradora que el mismo diablo!
— Yah, no exageres. No le conviene después de todo. —entrelazó sus manos, y se apegó más al causante de sus suspiros y sonrojos.
Llevaban apenas nueve años en pareja, y ya parecía una eternidad. Se sentían en las nubes, siendo entre ellos sus propios reyes.
Rey y rey, liderando el mundo entre los dos.Bakugou siempre realizaba firmas de libros los viernes de nueve a doce del mediodía. En ese tiempo, Kirishima se dedicaba a enseñarles a sus amigos Kaminari, Izuku, Rin, y ahora también a Todoroki —un muchacho de cabello rojo y blanco; medio albino— y a un tal Hinata —de cabello naranja y estatura bajita— sobre pastelería y la cocina en sí.
Luego era Eijiro quien buscaba a Bakugou en las bibliotecas a la salida, para así poder dirigirse a casa o a algún lugar para poder almorzar tranquilos y a gusto.
No solían pelear, mucho menos se ignoraban. Eran como la pareja perfecta, que evitaba a toda costa peleas sin sentido y disfrutaba más los momentos, pues para ambos cada segundo valía oro. O inclusive más.Luego podíamos encontrar a Izuku y a Rin, una pareja peculiar y alegre. Esto se debía a la muchacha, quien constantemente molestaba —cariñosamente— a su ahora esposo y, por supuesto, mejor amigo de toda la vida. También evitaban peleas, aunque en ocasiones discutían sobre cuál anime era el mejor o qué comida tenía más chances de volverse popular en todo Japón. De hecho, no parecían una pareja, parecían hermanos. No por la apariencia, sino por la actitud.
Kaminari y Camie fueron otro caso. El rubio nunca tuvo ningún problema con nadie, y de hecho mantuvo hasta la actualidad aquella amistad tan juguetona y divertida con el pelirrojo. Camie, por su parte, acabó en una pequeña cárcel por haber estafado y utilizado a más de quince hombres a su gusto, con tal de ganar dinero ilegal, además de haber hecho pequeñas compras en sitios web controlados por gente extraña o poco confiables.
Pero ahora nuestros ojos están clavados en Kirishima y Bakugou, quienes tras pasar las horas siguen sentados en la pequeña terraza que posee su departamento. Comen un pequeño pastel de chocolate, el cual había sido preparado por el pelirrojo como un regalo de San Valentín.
De repente Bakugou se levantó de su asiento, dispuesto a entregarle el obsequio que tenía preparado para su amado. Este lo miraba curioso, puesto que siempre había adorado los obsequios que su pareja le daba.— Kirishima, realmente... eres alguien increíble. —Bakugou no podía mirarlo, puesto que los nervios parecían estar jugándole en contra—. Me has mostrado un mundo nuevo, en estos nueve años estoy seguro que de no ser por ti estaría varado en algún punto en el que no sabría qué hacer con mi vida. Has sido mi soporte, mi fuente de felicidad, y muchísimas cosas más hasta el día de hoy, e incluso estoy seguro de que seguirás siendo aquella estrella que me ilumina desde siempre. Yo también espero poder iluminarte. Pero eso depende de ti, querer seguir estando a mi lado y dejarme ser tu luna por el resto de nuestras vidas. —Kirishima cada vez se ponía más nervioso. Más ansioso por ver si realmente era lo que estaba imaginando. Sus pensamientos e ideas se confirmaron cuando un Katsuki avergonzado y sonrojado, frente a un escenario de cielo anaranjado y para nada desagradable, se arrodillaba frente al pelirrojo, sacando una pequeña cajita de su bolsillo y abriendo la misma—. Kirishima... ¿te gustaría casarte con este hijo de pitufo?
El pelirrojo no lo dudó más. En cuanto pudo ver aquel anillo dorado en la cajita, con las iniciales de ambos grabadas en su estructura, no pudo negarse. Tampoco logró evitar que las lágrimas comenzaran a brotar y que una risa alegre asintiese segura de sí.
Era imposible no emocionarse.
— Si... ¡SI! ¡Claro que si! —lloraba, como nunca antes. Se abalanzó sobre Katsuki para así poder abrazarlo con todo el cariño del mundo, para luego besarlo como nunca lo había hecho. El rubio no pudo contener una sonrisa ante aquella escena.
Estaba cumpliendo su sueño, y lo haría con la persona que más amaba a su lado.
Colocaron el anillos en el dedo del otro, y se sonrieron tímidamente. Volvieron a sentarse sobre sus asientos, esta vez más juntos y tomados de la mano.
— Te amo, Katsu. —susurró Eijiro, como si quisiese que solo el rubio lo escuchase.
— Yo también, Kirishima.
...
12:00.
Penúltimo capítulo, ya me veo llorando.¡Nos leemos pronto!
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Solo Sigue las Reglas - KiriBaku.
Fanfiction( Terminada ) Bakugou estaba harto de todo y todos. Él era el típico 'chico malo' de la clase, y esto en vez de asustar a las personas, solo generaba cierta curiosidad en toda chica que se cruzase por su camino. Detestaba tener varias "amistades"...