Era viernes por la mañana, exactamente las 5:30 AM.
Bakugou parecía estar en un sueño profundo, ya que aún habiendo sonado tres veces la alarma, no había dado señales de querer levantarse.
Su madre, luego de haber escuchado varías veces la alarma desde la cocina, ya harta de la actitud de su hijo se adentró a su cuarto, para así despertarlo bruscamente.
— Agh... ¡¿Qué haces vieja loca?! —bufó el rubio, mientras se levantaba adolorido del piso. Si, su madre lo había lanzado directo al suelo.
— ¡O desayunas rápido y te vas a la escuela, o te mueres de hambre e igualmente vas a la escuela! Tú decides, niño tonto. —se retiró de la habitación, sin siquiera cerrar la puerta. Esto causó un leve dolor de cabeza en Bakugou, un malestar en su estómago.
Decidió cambiarse, colocarse el uniforme grisáceo con verde que tanto odiaba. Si bien la U.A. School era una buena escuela, odiaba su uniforme y profesores. Demasiados estrictos para alguien como él. Pero ese no era el problema ahora.
No tenía intensiones de estudiar para el jueves que venía, siquiera para el lunes que tenía un pequeño trabajo práctico de matemáticas, tampoco para el miércoles con historia. No tenía ganas de nada, sino de resolver su problema actual.
Más que resolverlo, quería esfumarlo de su cabeza. Se aseguraba a sí mismo que estaba confundido, y aún si no lo estuviese sabía que sería rechazado por el pelirrojo.
Así que no tuvo más remedio que marcharse sin siquiera haber desayunado algo. No tenía apetito, y menos tenía ganas de ver cómo su madre lo regañaba.
🔫
Llegó sano y salvo, sin indicios de haber pateado una maceta, ni de haber recibido escobatazos de uno de los vecinos. Todo en orden.
La clase estaba más tranquila de lo usual, por lo tanto se limitó a recostarse en su respectivo asiento y observar cómo la gente seguía entrando en aquel cuartito lleno de gente —era un aula de cuarenta personas—.
Su mirada, que comenzaba a debilitarse por la falta de sueño, se despertó y prestó atención como por arte de magia. Pues Kirishima había llegado a la escuela, y no solo eso: parecía muy a gusto mientras hablaba con un chico rubio y de apariencia juguetona, que poseía cierto dibujo en el costado derecho de su cabello. Este era negro, y podía notarse incluso a distancia, pero su dibujo era irreconocible. Seguramente un error del peluquero.
Su apariencia no era lo que le molestaba, era su actitud con el pelirrojo la que le ponía los pelos de punta. No por susto, sino por enojo.
Demasiado pegados uno con el otro; al menos debía haber, como mínimo, un metro de distancia.
Ambos hablaban a carcajadas, parecían disfrutar muchísimo aquella conversación que Bakugou desconocía. Eso no era lo peor, sino que a los ojos del rubio Eijiro parecía disfrutar más el momento con ese chico de mecha color negro y pelo rubio que con él mismo.
Y por último, su sonrisa. Aquella sonrisa que él adoraba estaba siendo robada por un desconocido; incluso esta era más brillante y grande que las sonrisas que Kirishima y él compartían.No estaba bien.
¿Pero porqué le importaba?Escondió su rostro entre sus brazos cuando pudo notar al pelirrojo dirigirse hacia su asiento. Claro, acompañado de aquel chico que no recordaba su nombre.
— ¡Katsu, buenos días! —el nombrado bufó vagamente—. Te presento un amigo, se llama Kaminari Denki.
— ¡Hey bro, ¿qué tal?! ¿Me recuerdas? Me presenté con tu señor amigo el primer día de clases. —saludó el tal Kaminari. Bakugou bufó nuevamente. No estaba de humor.
— Ah... Katsuki di algo... —en respuesta, el rubio se escondió aún más entre sus brazos, y por efecto se quejó por enésima vez en el día.
Sin embargo, aquella fuerza que estaba utilizando para esconderse de ambos muchachos cesó cuando sintió una mano cálida sobre su cabello, revolviendo de este.
— Ya levantateeeee~. —exigió Kirishima.
Katsuki podía oír las risas de ambos, pero su oído solo le prestaba atención al pelirrojo. No le desagradaba, al contrario, le gustaba. Le gustaba mucho.
No lo admitiría frente a los ojos de su mejor amigo, pero no le molestaba aceptar que realmente le gustaba el tacto de Kirishima.Sería un pequeño secreto, uno tan minúsculo como importante a la vez. No de gran importancia, pero para él era tan valioso como para guardarlo en una caja fuerte.
Rompería la regla dos, estando ocultando su enamoramiento y aquel gusto tan peculiar que sentía cuando Eijiro realizaba contacto con él. Pero ya no importaba ¿cierto? Después de todo, básicamente se llamaba a sí mismo una decepción en cuanto a respeto de reglas.
Todo ya se había salido de control, incluso aquella raíz de amor que procuraba cortar y quitar comenzaba a crecer aún más, haciéndose cada vez más fuerte.
Solo un secreto; uno tan insignificante para todos y tan increíble para sí mismo.
Algún día se iría, suponía. Pues estaba confundido, confundía la amistad con el amor.¿Verdad?
...
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Solo Sigue las Reglas - KiriBaku.
Fanfiction( Terminada ) Bakugou estaba harto de todo y todos. Él era el típico 'chico malo' de la clase, y esto en vez de asustar a las personas, solo generaba cierta curiosidad en toda chica que se cruzase por su camino. Detestaba tener varias "amistades"...