Capítulo 10

402 42 7
                                    

Llego a casa al mediodía, que es la hora hasta la que me dieron permiso. Me levanté temprano, pero me aseguré de que Stephanie comiera y se quedara un poco tranquila. Lo que me preocupa es su estado cuando se vaya de viaje. Normalmente, es una persona activa, así que muchos se extrañarán de verla apagada.

Al llegar a casa, veo un carro estacionado frente a mi casa. Lo he visto en la iglesia, más no sé de quién es. Mi teléfono comienza a vibrar en el bolsillo, lo saco para ver quién es y lo guardo de nuevo al ver que es mamá.

Al abrir la puerta y atravesar el pasillo, me consigo con una familia que es nueva en la iglesia sentado en la sala con mamá. Son casi nuevos en este sitio de reunión, pero ya iban a uno igual en otro sitio.

—Hijo, llegaste. Invité a la familia García a comer para darles la bienvenida.

—Buenos días —digo en general y paso a darle la mano a cada uno—. Voy a subir para darme un baño rápido y bajo —le digo a mi mamá.

Subiendo las escaleras, bostezo con ganas de acostarme a dormir. En la noche, no dormí bien pendiente de Stephanie y, cuando logré conciliar el sueño, sonó la alarma al poco tiempo.

Me quito la ropa con toda la pereza del mundo y toma una toalla con ropa interior limpia. Me doy una ducha rápida y salgo a vestirme. Reviso mi teléfono a ver si hay algo nuevo, tiene una llamada perdida de Kelvin. Le devuelvo la llamada, atendiendo al tercer tono.

Bello durmiente —atiende.

En realidad, te estaba ignorando.

Cuanta maldad. Te haré falta cuando esté de viaje.

¿Vas a viajar?

Sí. Mis padres amanecieron con la noticia de que iremos a Estados Unidos para vacacionar. Nos vamos en víspera de navidad y volvemos después de Reyes.

—Eso es mucho —me quejo.

Dímelo a mí. Por eso no podemos dejar de vernos. Necesito viajar tendiendo novio para traerle muchos regalos.

Vamos a ver si...

Soy interrumpido de contestar cuando alguien toca la puerta. No creo que sea mamá, pues ella respeta mi privacidad, pero reafirma su autoridad abriendo la puerta sin tocar.

—¿Quién es?

—Andrea —dice desde el otro lado la chica que está de visita.

—Pasa, Andrea.

¿Quién es esa Andrea y por qué toca para pasar a tu cuarto y se lo permites?

Ya va, Kel. ¿Dime, Andrea? ¿Qué sucede?

—Tu mamá te estaba llamando para bajar a comer.

—Ok, espérame. Estamos hablado, Kel. Te cuidas, guarda reposo —corto la llamada.

Bajamos las escaleras en silencio y la llevo hasta el comedor, donde mamá ya tiene la mesa servida y nos sentamos a comer. Me pregunto como habrá preparado todo eso ella sola.

—Jonah, ¿qué tal las clases? Me ha dicho tu mamá que eres excelente estudiante —se interesa Andrea.

—Exagera —sonrío, luego de tragar—. Me va bien. Mi única nota relativamente baja es Entrenamiento Físico, ya sabrán por qué —se ríen—. ¿Tú cómo vas?

—Bien. No me gusta mucho Inglés, pero ahí la llevo.

—Jonah, hablando de los estudios —interviene el papá de Andrea—. Nos parece que le estás dedicando mucho tiempo a los estudios y...

Enséñame a SoñarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora