Capítulo 16

317 35 3
                                    

He evitado a Charlie lo más que puedo, incluso sus llamadas y mensajes. Se que está en un momento en que necesita mucho apoyo. Sin embargo, no quiero que confunda la amistad que le puedo brindar con lo que no estoy seguro que sienta por mi.

Además de que no puedo negar que me atrae.

Mi mamá llegó el martes, después de año nuevo y Stephanie llega hoy en la tarde. Como milagro, mamá me dejó ir a visitarla y quedarme el fin de semana con ella. No estoy seguro de contarle algo sobre Charlie a Stephanie, todo depende de su estado de ánimo.

Tomo mi bolso, me despido de mamá y salgo de casa. En el camino a tomar el transporte, enciendo los audífonos y coloco una de mis listas de reproducción más variadas, que incluye música en español y en inglés con diferentes géneros y ritmos.

Siempre he dicho que los lentes de sol son los más fieles testigos y confidentes de las miradas que le haces a la gente en la calle.

Llegando a la parada de bus, coincido con un chico de brazos tatuados y grandes orificios en las orejas, también lleva lentes de sol. Es un flaco alto, incluso más alto que Kelvin. Lo que no esperaba es que el se quitara los lentes y me devolviera la mirada con una sonrisa. ¿Sabe que lo estaba viendo aún con lentes de sol?

Que cliché de ha vuelto mi vida en unos meses.

Con la música a todo volumen, llego a tomar el bus, pago y me siento. Mientras coloco mi bolso en las piernas, alguien se detiene a mi lado y me quejo mentalmente porque, habiendo tantos puestos desocupados, quiere el mío. Al rodarme, levanto la cabeza para ver quién se dispone a ser mi compañero de viaje, encontrándome con el tipo que cruzó miradas conmigo.

Apago los audífonos y lo guardo en su cajita. En cambio, saco un libro de mi bolso y retomo la lectura.

—He leído esa saga varias veces —rompe el silencio.

—Bien —respondo cortante. No me hace mucha gracias hablar con extraños.

—Mi personaje favorito es...

—No lo pregunté —interrumpo.

—¿Es en serio? Me dedicas una mirada lasciva en la calle y ahora que quiero iniciar una conversación contigo, eres odioso.

—Pensé eras un viejo amigo —miento y él ríe.

—Empezemos de nuevo —propone—. Soy Julio —estira la mano.

—No me interesa —paso una hoja del libro.

—¿Sabes qué? Me voy, no tengo que aguantar esto —se levanta.

—Adiós, Julio —me despido, sin levantar la mirada del libro.

Se sienta nuevamente.

—Solo tienes que decir tu nombre y será un progreso.

—Si lo digo, ¿prometes irte y dejarme en paz? —levanto la cabeza y me quito los lentes.

—No, porque inventarás cualquier nombre.

—Jonah, ese es mi verdadero nombre.

—Sí tienes cara de Jonah. Como te dije...

—Como te dije mi verdadero nombre, tienes que irte y dejarme en paz.

—Yo no lo prometí.

El bus se fue llenando de a poco. Al ser temporada de vacaciones aún, hay muy poca gente en la calle. Julio insiste en quedarse y, a pesar de que le respondo sí o no, sigue haciendo preguntas para intentar conocerme.

Cabe destacar que ya me contó su vida.

Es diseñador gráfico, trabaja como asesor de diseños publicitarios en una empresa, ama los tatuajes y las perforaciones.

Enséñame a SoñarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora