Capítulo 13

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Como todos los sábados, mamá me despierta para ir temprano a la iglesia. Con la diferencia de que hoy tengo menos ganas que nunca en ir. Kelvin me escribió cuando ya estaba instalado en el hotel, por lo que estuvimos hablando por videollamada.

La rutina de los sábados es la misma, me baño, me visto, desayuno, me lavo los dientes de nuevo y tomamos el taxi para ir a la iglesia. Desde que los García comieron en mi casa, Andrea se sienta y habla conmigo. Aunque, obviamente, no soy santo de devoción para su papá. Lo que espero es que la inocente chica no confunda las cosas.

Nos sentamos en los puestos de siempre y reviso mi teléfono esperando que comience la reunión. Mamá siempre ha sido de recorrer el local y saludar a todas las personas de siempre, más los nuevos. Si algo tiene esta iglesia, es que le va bastante gente.

—Hola —alguien se me sienta al lado.

—Hola —le respondo a Charlie.

—¿Cómo vas? ¿Qué tal el nuevo teléfono? —señala.

—¿Cómo sabes que es nuevo? —cuestiono, confundido.

—Me ofrecí acompañar a la hermana Joanne, supuse más o menos que te podía gustar.

Hermana.

—¿Cómo supones eso?

—Bueno, tú manera de vestir, de hablar, de expresarte —se ríe con vergüenza—. Hay cosas que evidencian los gustos de las personas cuando las detallas.

—¿Y me detallas? —la pregunta me sale de la nada.

Su cara se torna roja de la vergüenza y siento que es demasiado adorable. Sus ojos tiene un brillo, como si siempre estuviese a punto de llorar.

—Buenas, ¿cómo andan?

Otro de los chicos, que hasta donde estoy conciente se llama Gabriel, se acerca a saludar. Me limito a dedicarle una sonrisa falsa y Charlie se disculpa conmigo cuando el otro chico le pide hablar con él un momento.

Anuncian que la reunión va a empezar y mamá termina su tour, se sienta a mi lado y se echa aire. Todo el tiempo hace lo mismo.

                                    🎶

Antes de irse de viaje, mamá me da un abrazo deseando feliz navidad. Pude hablar con Kelvin anoche que llegó de pasar el día en un acuario, me envió muchos videos y fotos. Stephanie me avisó que había llegado bien a Venecia así que, literalmente, todo está marchando excelente.

Estoy viendo Runaways por enésima vez, cuando suena el timbre y me levanto para ver quién es. Desde la mirilla puedo ver a Charlie, quien luce totalmente diferente sin un traje y una corbata. Tiene una caja en la mano y se está arreglando el cabello.

Antes de abrir, me reviso en el espejo a ver si tengo algo en los ojos o en los dientes.

¿Por qué hago eso?

—Charlie —digo, al abrir la puerta.

—Hola, Jonah —saluda con una sonrisa.

—¿Y eso tú por acá?

—Quedamos en estudiar, ¿recuerdas?

Realmente no, no recuerdo.

—Si estás ocupado, paso en otra ocasión —se disculpa.

—No vale. Estoy solo hasta año nuevo. Pasa —le invito.

—Gracias. Traje galletas de Hush Cream.

—No te hubieses molestado —le quitó la caja antes de que se arrepienta.

Cabe destacar que todo lo que hace esa heladería es lo mejor de la ciudad. Helados, tortas, malteadas, galletas, lo que hagan.
Apago el televisor y lanzo el control arriba del sillón.

Enséñame a SoñarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora