𝔗𝔥𝔢 𝔡𝔞𝔶 𝔴𝔢 𝔪𝔢𝔱 𝔥𝔢𝔯
Omnisciente
Sabrina se levantó y posteriormente bajo a desayunar con su padre, su madrastra no se encontraba en casa probablemente había ido a Charlottetown para satisfacer sus gustos materialistas. Cuando se sentó en la mesa, agarró una tostada y empezó a untarla de mermelada de fresa.
—Brina —la llamó su padre cuando terminó de masticar su tostada—, la Sra. Barry las invito a ti y a Claire a tomar el té ¿iras?
—Claro —contestó la chica
—Conocerás a la nueva hija de los Cuthbert —le contó su papá—. Es de tu edad. Y considerando que es nueva en Avonlea, le vendría bien tener amigas —le dijo su papá
Sabrina solo asintió en señal de que comprendía. Aunque no era necesario que su papá le dijera eso. Sabrina solo era grosera con las personas que lo merecían. Además, hace un año, unos pocos meses antes de que su madre falleciera, Sabrina le había prometido algo. Algo que nunca olvidaría.
Cundo terminó de desayunar se levantó de su asiento y antes de desparecer por las escaleras oyó que su padre la llamaba
—Bri, ¿podrías levantar a tus hermanos y decirles que bajen a desayunar?
Sabrina grito un "Si" en respuesta para después entrar al cuarto que le pertenecía a ambos hermanos, como era costumbre, levantarlos casi provoca una guerra mundial, pero finalmente lo logro y sus hermanos bajaron.
Se dirigió a su habitación y empezó a arreglarse. Se puso su vestido rojo, sus media blancas y sus botas negras perfectamente lustradas, después se miro en el espejo y empezó a arreglarse el cabello, sus rizos antes revueltos, ahora estaban perfectamente acomodados, tomo dos mechones delanteros y los unió en la parte trasera de su cabeza con su moño rojo; cuando terminó, no se movió, se quedo mirándose en el espejo, su mano toco sus rizos perfectamente marcados, de un color miel, apunto de volverse de un rubio obscuro. Lo único que la sacó de su trance fue el llamado de su padre. Tomó su abrigo y su sombrero, el cual era exactamente el mismo que Diana solo que con un listón rojo, ya que esta se lo había regalado en su cumpleaños, con la excusa de que así serian "gemelas".
Cuando llegaron a la casa de los Barry, Sabrina y Claire entraron y dejaron sus abrigos y sombreros en el perchero que estaba en la entrada y cada una se fue con su respectiva amiga; después de varios minutos la madre de Diana llamo a la niñas para que esperaran afuera a la Sra. Cuthbert y a la niña que iba a venir con ella.
Después de un rato Marilla Cuthbert y una niña con un vestido cafe, y cabello pelirrojo se hicieron presentes
—Buenas tardes, Srta. Cuthbert —dijo la Sra. Barry con un sonrisa falsa
—Buenas trades, Sra. Barry
—Por favor, llámeme Eliza —le contesto la mujer—. Y ella debe ser Anne —dijo a lo que la pelirroja asintió levemente
—Buenas tardes —dijeron Diana y Sabrina al mismo tiempo
La pelirroja volvió a asentir levemente
—Buenas tardes —dijeron Minnie May y Claire al mismo tiempo
—Buenas tardes —contesto la pelirroja finalmente
La Sra. Barry miro a Anne de una forma tan desagradable que a Sabrina le dio asco. Sabrina sabia que en tan solo ese minuto de conocer a la pelirroja ya tenia mas de cien prejuicios en contra de esta.
—Gracias por invitarnos Eliza —le dijo la Sra. Cuthbert
—Marilla, Anne vengan conmigo por favor
Todas las chicas entraron.
Después de que terminaran de tomar el te, Diana, Sabrina y Anne salieron a caminar. Las chicas empezaron a conversar y de un momento para el otro empezaron a hablar de la imaginación
—Diana, Sabrina —dijo Anne mientras se posaba enfrente de ambas—. ¿Creen que les pueda llegar a caer bien? —preguntó la pelirroja
—Anne —comenzó Sabrina—. Ya nos caes bien
—¿Nos juramos ser mejores amigas por siempre y para siempre? —pregunto con voz soñadora
—Es de mala educación jurar —dijo Diana
—No, no jurar por Dios hay otros juramentos lo se porque tengo una visión más amplia. Esta no tiene nada de malo, es hacer un voto y una promesa solemne —explicó—. Te lo juro ¿ves?
—¿Como se hace? —pregunto Diana
Anne corrió y tomó un diente de león
—Se hace a la luz de la luna o sobre agua corriente pero imaginemos que es de noche y que el camino es un río. Sosténganla —les dijo mientras les extendía el diente de león—. Y entrelazamos nuestros meñiques —ambas niñas hicieron caso—. Diré el juramento primero. Juro solemnemente, serle fiel a mis mejores amigas Diana Barry y Sabrina Bobby Winchester mientras existan el sol y la luna.
Ambas niñas sonrieron y lo repitieron con el nombre de las otras dos niñas: para cuando regresaron al hogar de Diana ya era hora de irse por lo que Sabrina y Claire se despidieron y emprendieron camino a su hogar, cuando llegaron y dejaron sus abrigos y sombreros en el perchero, se dirigieron a la cocina en la cual se encontraba Grace
—Hola —saludó "animadamente"—. Claire ¿porque no vas a descansar antes de la cena? —dijo, a lo que la pequeña asintió y una vez que desapareció por las escaleras volvió a hablar—. Ve por tu padre —le dijo en un tono serio—. Está en el establo
Sabrina miro a la mujer enfrente de ella con una mueca de desagrado en el rostro y después fue a buscar a su padre
—Hola princesa —le dijo su papá cuando vio a la chica entrando al establo—. ¿Como te fue? —le preguntó mientras cepillaba el cabello de caballo—. ¿Como es la niña de los Cuthbert?
—Me fue muy bien —respondió con una sonrisa—. Se llama Anne —empezó a explicar—, es maravillosa. Se nota que es muy buena persona
—Me alegra que te haya agradado —le dijo su padre—. ¿Estás emocionada por volver a la escuela? —le pregunto mientras caminaban por el enorme jardín de la casa Winchester, el cual tenían que cruzar para entrar a la casa.
—Pues...algo —dijo mientras se encogía de hombros—. Lo único malo de la escuela es soportar al Sr. Phillips, a Billy y algunas veces también a Josie Pye
—Lo sobrellevarás —le dijo su papá completamente seguro de sus palabras—. Siempre lo haces
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𝒮𝒶𝒷𝓇𝒾𝓃𝒶//𝒢𝒾𝓁𝒷𝑒𝓇𝓉 𝒷𝓁𝓎𝓉𝒽𝑒
ספרות חובביםSabrina es una chica de familia de clase alta, pero como suelen decir: "el dinero no compra la felicidad". Sabrina perdió a su madre que era al mismo tiempo, su mejor amiga. Y conforme pasa el tiempo el dolor por la pérdida de su madre, no desaparec...