Especial 🧁

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Advertencia:
Esto va a ser bien largo comparado a otros capítulos y especiales de éste lugar xd.

Y también es algo más o menos... Serio (?) es que se me ocurrió nada más.
Ahora si bai.>>>>>

La brisa jugueteaba con las hebras finas de su cabello de tonalidades verdosas en tonos claros y oscuros.

Llevaba un buen tiempo en el mismo sitio.

No tenía inspiración.

Sus poesías eran un asco y nada parecía ser lo suficientemente decente.

Soltó un suspiro, se suponía que la poesía estaría lista, pero no, ahí estaba.

Esperando a un ser divino que le causará inspiración.

Se palmeo sus mejillas pecosas y frunció el ceño, nada iba a impedir que participará en el concurso de literatura.

Apretó más el bolígrafo en su mano —si, estaba escribiendo a mano — con la intención de hacer por lo menos un verso.

Entonces una gota de agua mancho el papel y luego otra y otra.

Alzó su mirada al cielo, las nubes grisáceas cubrían todo y leves gotas de rocío caían en grato silencio.

Rayos, iba a llover.

Se levantó del banco y se sacudió el pantalón, no podría quedarse más tiempo allí.

Estaba por irse hasta que oyó el sonido de una ramita rompiéndose.

Dio un respingo y miró a todas direcciones.

Nada.

Un arbusto que parecía tener vida propia se sacudió, llamando su atención.

Y cómo si no fuera suficiente para causarle un infarto.

Un par de pequeñas manos salían de entre las hojas.

Quería gritar, correr, echarse un pedo.

Pero su cuerpo permanecía estático.

Y de repente...

¡Zas! Algo saltó sobre él.

Cerró sus ojos con temor hasta que sintió algo...¿Raro?

Como si un ave emplumada con forma humanoide estuviera en sus brazos.

Abrió los ojos con mucha cautela.

Cuando pudo enfocar la imagen, sus enormes ojos esmeraldas con retazos de turquesa y brillo de estrellas se abrieron desmesuradamente.

Era... ¿Qué era?

No sabía que pensar del niño encima suyo con alas de ángel.

El infante le miraba con cautela, como si esperara algún tipo de agresión.

Sin embargo, Midoriya no sabía que decir.

El niño estaba a horcajadas sobre Izuku, no se movía.

Parecía tener miedo.

Entonces...

—N-no... M-me m-mates — dijo el menor en susurros apenas audibles.

—Yo... No te haré daño — pudo decir el rizado aún sin entender nada.

La lluvia se hizo más fuerte.

Izuku en silencio contemplaba al niño que temblaba por la frialdad de aquella tarde nublada.

Era tan... Ni siquiera encontró la palabra adecuada.

Supervivencia A Sonrisas Asesinas /Tododeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora