¡ tres !

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Minho había terminado de comer, y estaba extrañamente aburrido. Sus suegros hablaban de cosas con muy poco sentido para él, y Yuna intentaba -sin éxito- integrarlo en la conversación. Se recostó contra la silla y sacó su celular del bolsillo, buscando en chat de Sungie. Su mejor amigo siempre contestaba rápido, y era bastante divertido hablar con él por allí.

Tecleaba sus respuestas apresuradamente, soltando alguna que otra pequeña risita silenciosa. Ya no era consciente de la conversación sucediendo a su alrededor, apenas captaba alguna que otra palabra suelta. Jisung le contaba sobre su muy interesante día, sobre la chica que le habló para proponerle tener relaciones sexuales y como él la rechazó mandándole un meme. Sobre el nuevo novio de su compañero de habitación, y que este lo había invitado a una fiesta a la cual aceptó ir.

Minho sonrió aún más cuando Sungie le pidió utilizando muchos emojis que lo acompañase. No era exactamente una fiesta, si no que una pequeña reunión en un nuevo bar de la ciudad. Sin pensarlo mucho, Lee aceptó y le dijo a Han que se encontrarían a las diez de la noche dentro del bar. Y si hubiese sido por él, la charla con Jisung hubiera continuado, pero unos golpes suaves en su brazo derecho lo devolvieron a la realidad en la que se encontraba.

—¿Con quién hablas tanto? —preguntó Yuna, esperando por una respuesta.

—Con Jisung.

Los padres de la chica estaban muy centrados en comer lo que quedaba en sus platos, intentando ignorar el pequeño escándalo que ambos jóvenes estaban a segundos de comenzar.

—¿Jisung?

—Si, ¿qué tiene?

Yuna se encogió de hombros, intentando hacerse la desentendida.

—Todavía no entiendo por qué seguís juntándote con él.

—¿Porque es mi mejor amigo quizas? —Minho comenzaba a enfadarse, apenas intentando disimularlo en el tono de voz que utilzaba.

—Es gay, Minho. ¿No viste la cantidad de veces que te tiraba indirectas? ¿Cómo casi siempre los encuentro en situaciones comprometedoras? ¿La forma en que parece comerte con la mirada?

Yuna estaba enojada, y la pelea ya no era en el comedor, si no en su habitación. La mujer caminaba en el reducido espacio con nerviosismo, y Minho no hacía más que observarla parado contra el marco de la puerta.

—¿Qué estás intentando decir?

—Él va a... ¡A hacerte algo! —Yuna quiso buscar las mejores palabras para decirlo, pero todas sonaban igual de mal— Es él o yo, Minho. ¿A quién vas a elegir?

—Nunca creí que llegaría a escuchar algo así saliendo de tu boca.

Minho se acercó a la silla frente al escritorio y tomó su mochila.

—¿A dónde vas?

Minho no respondió. Ignoró todas las preguntas que le siguieron a esa y no se sentió culpable. No podía hablar así de Jisung, de su mejor amigo.

Salió de la habitación y luego de tomar su paquete de cigarillos de la mesada, dejó el departamento cerrando detrás de sí con un fuerte portazo.

A pesar de ser tarde, y hacer bastante frío, sus pasos se dirigieron con seguridad al campus de la universidad donde Jisung estudiaba. Tenía una hora de caminata frente a él, pero eso le daría tiempo para pensar y acomodar sus ideas. Él no podía dejar a Yuna así por así, pero tampoco podía permitirle hablar así sobre Sungie.

Sentía el frío comenzar a picarle la piel y se arrepentía de no haber agarrado un buzo más abrigado. Notaba el bolsillo de su pantalón vibrar por causa de los tantos mensajes que Yuna le mandaba. Impaciente, silenció el celular y colocó un cigarillo entre sus labios.

Después de un tiempo, llegó al dormitorio de Jisung. Golpeó despacito, quizás su compañero dormía y no quería interrumpirlo. Unos mimutos pasaron y luego de golpear dos o tres veces más, un muchacho de cabello negro abrió la puerta.

—¿Si?

—Soy Lee Minho, amigo de Jisung. Pasaba a visitarlo.

—¿A esta hora? —el desconocido lo miró desconfiado, analizando su aspecto de piez a cabezas.

—Es que... Tuve un problema.

Ambos chicos se miraron por unos segundos que Minho creyó eran eternos.

—Bien, pasá. Estaba duchándose, esperalo en su habitación.

Minho le agradeció al pequeño pelinegro y se dispuso a esperar. La habitación de Han era bonita, decorada igual de llamativa que su dueño. Llena de colores, fotos, dibujos y pósters. Incluso había hojas con escritos pegadas en las paredes. Minho estaba muy entretenido observando el lugar hasta que escuchó el sonido de la puerta al abrirse y la voz curiosa de Jisung.

—¿Minho?

Oh, Jesús. Minho deseó con todas sus fuerzas haberle sacado una foto a esa preciosa imagen que tenía frente a él.

BABY DON'T LIKE IT  ━ MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora