Hacía ya dos semanas que mi padre había echado a Valerio de casa. En efecto, esta vez había cumplido con sus amenazas. Después de que mi papá se paró de la mesa, mi hermano y yo nos quedamos mirándonos, en silencio, durante varios minutos. Supongo que ambos estábamos tratando de procesar lo que acababa de pasar. Entre lágrimas él se paró, subió a su cuarto a hacer maleta y yo solo seguía tratando de negar aquella situación. Miedo, incertidumbre, negación, impotencia, sensaciones que oprimían mi pecho y que durante todo el día me habían hecho sentirme como una cobarde, una inútil. De puertas para afuera soy Lucrecia Montesinos Hendrich, la mean girl de Las Encinas, pero cuando se trata de mis emociones, de Valerio, de mi padre, solo soy una niñita aterrorizada. No sé cuánto tiempo pasó hasta que vi a mi medio hermano volver al comedor, esta vez con maleta en mano. El hueco en mi pecho se hizo más grande.
-Lu…-susurró, yo no respondí- Lu… ven aquí, por favor- su mirada estaba fija en la puerta que daba al estacionamiento.
-No puedo… Val, no puedo- me quebré. Todo lo que había contenido durante el día me desbordó. Empecé a hiperventilar mientras un montón de lágrimas descendían por mis mejillas. Valerio dejó caer su maleta y corrió hacia mi, me levantó de la silla y me abrazó, mientras mis manos se acomodaban sobre su pecho y yo escondía mi cabeza en el hueco que hay entre sus pectorales y en donde siempre he podido escuchar su corazón- ¿A dónde vas a ir? Puedo ir contigo…- otro sollozo me atravesó
-Shh, ya hablé con Rebeka, ella y Samuel están compartiendo apartamento. La madre de Rebeka está en prisión y me dijo que podía ir a vivir con ellos una temporada- el escuchar que no estaría vagando por ahí me calmó un poco, pero todo aun era muy incierto- Lu…-tomó mi rostro entre sus manos- gracias por tu confesión, de verdad. Pero tenías razón, nosotros… ya es el momento de dejarlo ir, pusimos en riesgo tu futuro, tú que si esperas tener uno. Tomemos esta separación como una oportunidad para de verdad dejarlo atrás. Siempre estaremos el uno para el otro, pero es momento de dejarnos ir, como me dijiste tú el otro día, no estamos listos y la vida solo nos lo sigue mostrando. No me busques Lu, por lo menos no hasta que creamos que hemos superado nuestros sentimientos-- sus palabras se sentían como dagas en mi corazón, es cierto que yo había pedido distancia, yo siempre había sido quien negaba nuestros sentimientos, pero el volver a vivir este dolor, el dolor de ya no tenerlo cerca, era insoportable. Pero lo entendí también, no sé cuántas veces en la vida nos hemos tenido que separar, algo insostenible, no podíamos sufrir más y si ese sufrimiento paraba para ambos, dejarnos atrás era lo mejor.
-Entiendo- me alejé de él y empecé a secar las lágrimas de mis ojos- solo déjame ayudarte a mantenerte. Mi padre no me va a dar mucho dinero, pero podemos vender algunas de nuestras joyas, esto es culpa de ambos, que la responsabilidad sea compartida- Él me miró durante unos segundos, tratando de entender si lo que decía era cierto- No lo sé Lu… no creo que sea necesario…- me alejo de él y respondo- Vamos viendo como va todo- En ese momento escuchamos pasos en el piso de arriba y nos congelamos, es momento de que mi hermano se vaya. Nos abrazamos una última vez y él sale corriendo con maleta en mano. Yo me quedó allí observando la puerta, vacía.
Desde aquel momento no he vuelto a saber nada de él, solo me avisó que ya estaba en casa de Samuel, pero desde eso no ha vuelto a responder mis mensajes y tampoco se ha aparecido por el colegio. Cada vez que trato de acercarme a sus nuevos roomates para preguntar por él solo evaden el tema -quiere estar solo, ha estado enfermo, no es mi asunto- es lo único que han sabido responderme. Por mi parte, he estado viviendo un infierno, en casa nadie me habla, en el colegio nadie me habla. Las miradas me siguen a donde voy, algo que siempre he disfrutado, pero esta vez esas miradas son de rechazo, de asco. No debería importarme lo que un montón de gente insignificante piense de mi, aunque sin apoyo en mi casa, sin apoyo en mis amigos, sobrellevar todo esto es más dificil. Carla por su parte está lidiando con muchos problemas en su casa y con un tipo que su padre está tratando de meterle por los ojos. Mi única amiga ha tratado de estar pendiente de mi, sabe todo lo que sucedió, pero la verdad es que tiene demasiado en su cabeza para poder lidiar también conmigo. La ansiedad ha estado consumiéndome, todo aquello que parecía una certeza en mi vida ha desaparecido. Jamás pensé tener que preocuparme por el pago de mi universidad, pero mi padre está siendo muy estricto y al parecer ya no existo para él ni para mi madre. Me inscribí entonces para una beca que están financiando las madres de Polo… asesino… un asesino al que nadie parece estar tratando de encarcelar ahora. Siempre quise que se hiciera justicia, pero creo que en este momento todo es caos para muchos y nadie puede ocuparse de eso. Todos seguimos más bien tratando de seguir con nuestras vidas cómo podemos. Cuelgo el teléfono, es la tercera vez en el día que trato de llamar a Valerio, no contesta, como era de esperarse. En ese momento siento como mi estómago se revuelve, es hora de ir a vomitar, las últimas semanas no han ayudado tampoco a mis problemas con la comida. Aunque pensé que era un tema superado, la soledad, la presión de la beca, las miradas, solo me están volviendo loca, ya ni siquiera tengo que esforzarme por vomitar, la comida se devuelve sola. Así camino entonces por los corredores de este colegio que ahora se siente como un infierno, me dirijo a un baño y me encierro con mis demonios.
PUNTO DE VISTA DE VALERIO
Dejar a Lu, rota, ha sido de las cosas más difíciles que he hecho, pero no la más dolorosa. Lo que más me dolió fue ver cómo sus sueños se hacían pedazos mientras mi padre nos insultaba y nos desheredaba. La niña perfecta, aquella que durante años se esforzó porque yo también pudiera graduarme, había perdido la oportunidad de ir a la universidad de sus sueños, y todo era mi culpa. Alejarme era lo mejor que podía hacer, no solo por mi, porque este dolor de las constantes separaciones ya era insoportable, por ella. Tal vez si mi padre veía que ya no teníamos contacto se retractaría y ella volvería a ser la niña de sus ojos. Yo había tratado de protegerla, pero ella, desafiando todo, decidió compartir la culpa. Sumado a todo este dolor, estaba el hecho de que a mis padres yo no le importaba, algo que siempre había sabido, pero igual era dificil ver a tu papá verte con asco y a tu madre no contestarte el teléfono.
Necesitaba estar solo, procesar todo eso. Decidí aislarme, tal vez así sería más fácil estar sin Lucrecia. Había aprendido a verla y no acercarme, los últimos meses había sido una constante de altos y bajos, pero esta vez se sentía diferente. Era volver a vivir el temor de la primera vez que nuestro padre supo lo nuestro, pero ahora sin posibilidad de calmarlo, de tener una segunda oportunidad. Esta vez se sentía como un adiós definitivo, ya no éramos nosotros quienes decidimos estar separados, alguien más había decidido. Si mi padre volvía a encontrarnos quien sabe que haría, y además de eso, esto solo había probado que Lucrecia y yo no tenemos un lugar en el mundo, lo nuestro no tiene cabida.
Saber que ya no estará ahí, saber que le arruine la vida solo me ha sumido en un agujero oscuro. No. Me siento listo para enfrentarme a esta realidad, no aún. Lu ha estado llamándome, escribiéndome, pero no puedo enfrentarla ahora, si hablo con ella solo se intensificará el dolor de saber que ya no puedo tenerla, ni siquiera como hermana, ya no vivimos juntos. He estado encerrado, consumiendo mdma a ver si se me sube el animo, pero la verdad solo me siento peor cada día.
Lu, vivir sin ti es una pesadilla. De nuevo me estaba perdiendo, solo fiestas, drogas, aunque esta vez no me sentía capaz de acostarme con nadie. Una noche Rebeka había entrado a mi cuarto, ebria, despechada. Empezó a besarme y por un momento pensé que está distracción podría funcionar, pero no fue así. No podía sacarme a mi hermana de la cabeza, aunque quisiera no podía estar con nadie que no fuera ella.
Para muchos los días raros son aquellos en los que consumas un amor prohibido, pero tras años de vivir con ese amor imposible, raros son los días que no la tengo a mi lado, raro soy yo cuando estoy sin ella. ¿Quien soy sin mi hermana? ¿Que habría sido de mi y que será de mí sin ella a mi lado? La respuesta está clara, y la verdad me aterroriza
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Hola, este es un capitulo de transición, sigo acomodando la tercera temporada a esta historia. Gracias de verdad a todxs por sus comentarios, me hacen demasiado feliz y gracias por compartir sus ideas. Prometo que pronto Lu y Valerio volverán a encontrarse. Gracias de verdad por su apoyo
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Los días raros
Fanfiction"Todos los días a su lado, la mayoría de veces no sé que está sucediendo, a los ojos del mundo parecemos no tener sentido, pero aquellos días raros son los mejores de todos" Cuando Valerio a punto de morir la única que está a su lado, como siempre...