En una sola pieza

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Holaaa, volví. Esta semana estuve clavada con las tesis, pirdon.

Gracias por estar pendientes jeje y me alegra mucho también que he estado leyendo varias de sus historias. Me encantan.

Este creo que es de los capítulos más dramáticos hasta ahora, es el aftermath, me puse a pensar que se sentiría matar a alguien, claramente no logró dimencionarlo, pero creo que la serie no fue consciente de cuánto debido haber impactado eso a Lucrecia. Espero acercarme un poco. Igual disfrute mucho escribir esto, las sensaciones, la atmósfera, no sé jaja ojalá les guste. Prometo que pronto la historia se va a alivianar, no tanto dolor y drama. Espero que estén pasando bien en la medida de lo posible la cuarentena y me muero por saber lo que piensan

Pd: en una parte escribir una metáfora sobre cómo pienso la relación entre lu y valerio, me cuentan si la identifican

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Lo había hecho de nuevo, Lu de nuevo lo había conseguido. Mi hermana se sentó frente a la inspectora, aun temblaba. La mujer empezó a bombardearla con preguntas, mi hermana solo se limitó a negar que había sido ella quien mató a Polo. 

-Lucrecia…- insistió la inspectora- tú y yo nos conocemos más de lo que nos gustaría y nunca te había visto así, dime, ¿qué te pasa?- 

Mi hermana ansiosa jugaba con sus manos, hombros tensos, algo encorvada, parecía estar cargando en mundo a sus espaldas- estoy así porque yo vi quién lo mató…- 

La inspectora al oír esto se inclinó hacia adelante- ¿quien?- Lu sin poder responder nos miró a todos, con los ojos llenos de culpa,  por mi parte, cuando su mirada se topó con la mía tuve que enderezarme, mis manos estaban sudando y me dolía el cuello, la tensión era algo casi palpable en todo el ambiente. 

Después de varios segundos Lu se volvió hacia la mujer que la estaba interrogando con un movimiento rápido, como si algo en su cabeza la hubiera espantado- No… no sé, no-

-¿Que ha pasado esta noche Lucrecia? Nunca antes te había visto así, y no me creo que estés tan afectada por lo de Polo, vosotros ni siquiera erais amigos- la retó la inspectora. Lucrecia no la miraba, sus ojos estaban clavados en algún punto del suelo, yo me conozco esa mirada, está pensando, está maquinando. 

-¿Y qué va a saber usted?- respondió finalmente-Polo si era mi amigo, a pesar de todo- rió por lo bajo- todos somos amigos. Una familia más bien, y puede que no nos digamos te quiero todos los días, pero usted no tiene ni puta idea de todo lo que he pasado yo con esta gente. Año tras año ¡y lo que nos queda de vida! Si estoy así es porque me arde el alma- su voz se quebró- por saber que los seres humanos más increíbles que he conocido vuelvan a pasar por toda esta mierda como fue con Marina, porque no se lo merecen- su voz era firme, su actitud decidida-  So..si estoy llorando, se me quiebra la voz y no sé que hacer es porque…-suelta el aire y estira su espalda antes de continuar hablando- I have feeling bitch- Mi cuerpo se estremeció, nunca podría acostumbrarme a lo poderosa que es mi hermana cuando quiere conseguir algo, y esta vez lo había vuelto a lograr. Todos a mi alrededor compartían miradas, pero yo solo podía verla a ella- pero yo no lo hice- terminó. 

Al parecer Lucrecia había convencido a la inspectora, quien por ahora había llegado a la conclusión que esperábamos. Que Polo se había suicidado. Cuando finalmente nos dejaron salir, tomé la mano de mi hermana para guiarla, ella no hablaba desde que su interrogatorio terminó, solo miraba al vacío, vacía. Caminamos entonces tomados de la mano, y finalmente volvimos a ver la luz. Atravesamos la puerta del bar, y sin a mi hermana me quedé mirando a la calle, respire profundo, tratando de procesar todo lo que acababa de pasar. 

-Gracias… Valerio- mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Lucrecia, quien sonaba aún muy consternada, con las lágrimas de nuevo a punto desbordarse por sus ojos. Yo solo me pude limitar a abrazarla, al igual que ella, mi alma también ardía, ya no por el miedo de perderla, sino por pensar en cuanto debía estar sufriendo. Lucrecia podía ser muy cruel, pero se que también podía amar profundamente, incluso conocía sus sentimientos de culpa, eran estremecedores. Bese su frente, llenandome de aquel aroma que me recordaba que realmente estaba allí, necesitaba esa reafirmación después del terror a que acaba de sentir. Cerré mis ojos y la acerqué más a mi, en un intento casi por mantenerla en una pieza. Todos a nuestro alrededor se fueron dispersando, y cuando ya no quedaba casi nadie supe que era hora de dejarla ir. 

Los días rarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora