¿Quien cuida a quien?

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Holaaaa, este es un capítulo muy largo jeje pero me gustó al final como quedó. Como ya les he dicho, la historia ahora integrará lo que sucedió en la tercera temporada (pero con algunos cambios). La verdad necesitaba una explicación para la forma de actuar de Valerio en los últimos capítulos de la serie, así que eso estoy tratando de hacer. Espero que les guste. 

También quería comentarles que tengo una idea para el final de la historia, aunque va más allá del final de temporada, no sé si están de acuerdo con que me extienda hasta allá. 

Gracias por sus comentarios de verdad, me encanta que les encante la historia, me encanta que puedan compartir conmigo mis pensamientos e interpretaciones sobre estos maravillosos personajes. Siempre que los leo me dan más ganas de seguir escribiendo, creo que por eso el capítulo salió tan largo jaja. Quedo atenta a sus opiniones y sugerencias. Disfruten 

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No sé en que momento había terminado así de enredado. En una fiesta solo decidí que sería entretenido hablar con Polo y con Cayetana. Lu siempre había asegurado que él había asesinado a Marina, pero la verdad, si no encontraron jamás pruebas ¿cómo podían estar seguros? Todo el rollo de Carla también era muy extraño, pero la verdad, es que esta parejita eran unos outcasts, al igual que yo en este momento. Por otro lado, si quería mantenerme alejado de mi hermana tenía que buscar nuevos grupos sociales. Mientras dormía en la cama de Polo, situación que jamás imagine, no podía evitar cuestionarme sobre mi vida, ¿que pasaría después de la graduación? ¿A donde iría? Durante que salí de mi casa he empezado a mantenerme vendiendo droga con Rebeka, pero claro, no es algo de lo que me sienta orgulloso o algo que quiera seguir haciendo por mucho tiempo. Sé que Lucrecia se ofreció a ayudarme con algo de dinero, pero primero, en este momento casi no tiene, y segundo, si esperamos romper nuestra tóxica codependencia, esa no es la forma.

Hace unos días al final reuní el valor para volver al colegio. Llevaba casi dos semanas sumido un agujero y desde mi hospitalización por sobredosis, el temor a que eso volviera a suceder se hacía cada vez más real. Sabía que en este momento no estaba en la capacidad de abandonar las drogas, pero tenía que regular mi consumo. Necesitaba encontrar otra distracción. Cuando llegué a Las Encinas todos me miraban, ahora ya no solo era el yunky que casi muere por sobredosis, sino que ahora también era el enfermo incestuoso. La verdad, no podría importarme menos, lo único que me preocupaba era cómo estaría manejando esto Lucrecia, aún no sabíamos quien había esparcido ese video, pero la ya no me importa. El daño estaba hecho. Durante las clases me dedicaba a ver a mi hermana a la distancia, ahora estaba consumida en una competencia con Nadia por una beca en Columbia. Me hacía muy feliz que siguiera teniendo oportunidad de cumplir sus sueños, pero la verdad estaba asustado por hasta dónde podía llegar por conseguirlos.

En momentos de tanta presión como estos yo solía estar para ella, como cuando se obsesionó con el debate competitivo hace poco más de un año. Cada vez que salía de un torneo o un entrenamiento yo iba a recogerla, la encontraba fumando mientras me esperaba. En un primer momento no le di mucha importancia, pensé que se le pasaría rápido, Lu solía obsesionarse con cosas, el trabajo, ganar, etc... pero nunca había sido de vicios. Después de que esta situación se repitiera por semanas decidí abordarla. Claramente discutimos, pues para ella yo no tenía ninguna autoridad para hablar de adicciones, eso podía ser cierto, pero no podía evitar querer cuidarla. Como era de esperarse, Lucrecia superó a todos y con tan solo dos meses de práctica llegó a la final del campeonato nacional de debate competitivo escolar. No ganó. Ese día solo estaba yo entre el público, mi padre y la mamá de Lucrecia estaban de viaje. Vi como mi hermana recibía una medalla de subcampeona, con una sonrisa que no alcanzaba a llegarle a los ojos, se había puesto su máscara de frialdad. Cuando bajó del escenario allí estaba yo, listo para abrazarla.

Los días rarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora