Hay cosas que nunca cambian

1K 51 14
                                    

Antes de iniciar el capítulo si pueden escuchen esta canción y lean la letra que está en el video, creo que representa lo que creo son los struggles de Valerio con respecto a sus sentimientos por Lu. 

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Los días siguientes a mi salida del hospital pasaron muy lento. Los doctores me dieron una incapacidad de cuatro días, en los que se suponía debía guardar cama y tener mucho cuidado con todo lo que consumiera. Mi estómago seguía muy resentido por el lavado y la verdad es que me costaba estar en pie. Estaba muy débil, cansado, y aburrido. Volví a aquella casa vacía, aunque esta vez las cosas eran un poco distintas a como habían sido desde el final de las vacaciones de final de año y de la cena de Navidad que cambió todo. Desde lo que me sucedió mi relación con Lucrecia había mejorado, no era la misma de antes, claro está, jamás lo sería, pero al menos esta vez nos hablábamos, nos molestamos de nuevo, y ella está volviendo a ser la habitual perra engreída que siempre es, pero que tanto alegra mis días. Supongo que eso es una buena señal, significa que de nuevo podemos tener algo de confianza y que ella también está volviendo a ser ella misma. Esta vez creo que estamos tratando de ser hermanos, por mi parte al menos los sentimientos no han desaparecido, aun me cuesta mucho verla y luchar contra el deseo de tenerla entre mis brazos, pero se siente bien que ya no exista tanta tensión entre nosotros. Aunque siendo totalmente honesto, siento que los dos sabemos que faltan muchas cosas por decirnos, pero creo que ninguno está listo para tener esa conversación.

Lu volvió a su rutina, salía temprano al colegio y volvía en la tarde, mientras yo me quedaba todo el día en mi cama viendo películas estúpidas, o leyendo alguno de los libros que ella me regaló alguna vez. Su último obsequio antes de irme al internado había sido una obra del filósofo Han, y aunque en un primer momento no me enganchó tanto, estoy empezando a entender su encanto. Durante esos cuatro días, en los que tuve que guardar reposo, debo admitir que sentí algo de abstinencia porque tuve que mantenerme en total sobriedad. Sentí mucha ansiedad, pero tuve que resistirme no solo porque de verdad quería recuperarme, sino también porque mi medio hermana me monitoreaba siempre después de volver del colegio. Su costumbre era salir de clase y salir con Guzmán o con sus amigas, pero desde que había terminado con él y desde que se había alejado de Carla y había descubierto a Cayetana creo que mi hermana ya no tenía con quien salir, pero aun así, siempre encontraba una excusa para estar fuera de casa. Esto había cambiado en la última semana, pues Lu llegaba del colegio, se cambiaba y se sentaba mi lado a verificar que estuviera sobrio y trataba de adelantarme sobre lo que estaban viendo en las clases. La verdad no me interesaba mucho, pero disfrutaba la compañía, su compañía. El último día de mi incapacidad volvió mi padre y la madre de Lucrecia. Ambos se acercaron a mi cuarto y cuando encontraron a Lu sentaba en mi cama parecieron sobresaltarse, pero al ver que solo estábamos estudiando parecieron calmarse. Mi madrastra siempre había sido una mujer muy amable, creo que era más afectuosa conmigo que mi propio padre, aunque siempre estaba igual de ausente. Ella me preguntó cómo estaba, cómo me sentía y me informó que a partir de la otra semana empezaría a venir a casa una terapeuta amiga de ella para ayudarme con mis problemas en general. Mientras la mujer trataba de manejar la situación lo mejor posible, de mostrarse comprensiva y preocupada, detrás de ella se encontraba mi padre estático, incapaz aún de mirarme y menos de mirarnos a mi y a mi hermana, juntos. Las alarmas supuestamente habían bajado en casa, en especial desde mi distanciamiento con Lucrecia, y aunque les hubiéramos hecho creer que lo que vieron en aquella cena fue solo un acto, una pataleta de adolescentes, mi padre se mantenía dudoso.

Los días rarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora