Fuego

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ADVERTENCIA: Este capítulo es para mayores de 16 años. Hay descripciones de sexo y explicito uso de drogas. De verdad este capítulo está fuerte, pero creo que es el pico de la última parte de la trama y de los aspectos que aun quedan por solucionar. También quise explorar las últimas secuelas que tantas pérdidas, separaciones y el asesinato de Polo dejaron el Lu.  Espero que les guste, prometo que la historia volverá a aligerarse. Gracias por seguirme leyendo en serio. 

También quise volver a ver al valerio fiestero del que hace rato no escribía pero que es parte fundamental de su personaje. Incluí tambien un recuerdo del que nos dieron un hint en la serie

Este cap tiene dos canciones, cada una ambienta muy bien cada parte del cap y considero que son fundamentales para meterse a la atmósfera que intenté crear. La primera es un remix de una the weeknd que hizo un duo de djs que amo. De verdad escúchenlas mientras leen, ayudaran a entrar en el mood 

Disfruten y por fa cuentenme que piensan 

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Bajo detrás de mi hermano por unas escaleras angostas, la iluminación hace que todo el espacio se vea rojo, y un bombillo titila sobre mi cabeza. Era difícil ver donde ponía los pies. Las paredes vibran por la música que está retumbando dentro del edificio. Este no es un bar como cualquiera, al parecer es un antiguo teatro en donde se presentan esporádicamente, según mi hermano, varios de los mejores y las mejores dj's de la escena underground de Europa. Sé que a mi hermano le gustaba el techno, incluso que entró al mundo de las drogas por raves en donde solo tocaban esa música. También asegura que esta música es mucho más que eso,  tal vez tiene razón, he llegado incluso a disfrutarla en el último tiempo. Antes de correr la cortina que esconde nuestro destino el día de hoy, Val voltea a mirarme, sonríe y toma mi mano. Atravieso el umbral y me encuentro con una gigantesca habitación de techos altos, con columnas neoclásicas roídas por el tiempo. Hay telas colgando del techo y gimnastas y acróbatas moviéndose al ritmo de la música, mientras luces rojas, azules, moradas y verdes inundan el lugar. Mi cuerpo vibra por la percusión de los bajos y mi mirada se dirige ahora a la tarima, en donde observo a una dj mezclando, acompañada de dos violinistas. En un primer momento me asusto un poco, estos son el tipo de lugares de los que parecen advertirte toda tu vida, pero respiro profundo y lo dejo ir, la música en realidad es increíble y la atmósfera es mágica, además, hoy solo quiero permitirse ser, quitarme todo el control que se ha impuesto sobre mi, control que yo he misma he impuesto. Valerio me guía al centro de la pista, en donde veo los cuerpos moverse con sensualidad, unos pegados a otros, personas con ojos cerrados, cuyos rostros se iluminan por las luces intermitentes que se rotan con momentos de oscuridad que duran apenas pocos segundos.

Valerio se para frente a mi, y pasa suavemente sus dedos en algunos mechones que se han salido de mis ganchos. La música por su lado retumba a nuestro alrededor. El se acerca suavemente a mi oído y me pregunta en un susurro que me pone los pelos de punta -¿confías en mi?- se aleja y me mira a los ojos, yo solo asiento, el besa mi frente y empieza a bailar, me toma por la cintura y me pega a él. Yo coloco mis manos sobre sus hombros y dejo que me guíe. Mis caderas se mueven a la par que las de él y empiezo a sentir ligeras corrientes por la música y por su tacto. No hay sensación que disfrute más que tener el cuerpo de Valerio pegado al mío, en especial cuando bailamos, nuestra coordinación es perfecta, casi como si fuéramos la misma persona. Sus manos recorren todo mi cuerpo y me besa entre una canción y la otra, aunque yo casi ni siquiera noto los cambios, es todo como una armonía perfecta, ya entiendo su gusto por esta música. No sé cuánto tiempo bailamos, el mundo parece desaparecer a nuestro alrededor. Empiezo a recordar aquellos días en los que solíamos ir juntos a todas partes, antes de que Val se fuera al internado. Yo tenía 16 años y él acababa de cumplir 18. Amabamos ir de fiesta juntos, yo llevaba a Valerio a todos mis eventos, y aunque Guzman a veces me reclamaba, a mi no me importaba. Una de nuestras noches más épicas fue en el cumpleaños de alguien de mi salón, quien organizó una fiesta en una discoteca muy famosa y yo por supuesto, llegué  del brazo de mi acompañante, mi medio hermano. Apenas llegamos nos dirigimos a la barra y empezamos a tomar, no nos demoramos mucho en emborracharnos y nos tomamos la pista de baile. En algún punto yo empecé a sentirme mal y necesite ir al baño, mi hermano me guió hasta allá y me ayudó a lavarme la cara en un intento por bajarme la borrachera. Los eran cubículos privados, así que solo estábamos él y yo. Recuerdo que me miró con tanta intensidad que yo no pude evitar besarlo. Lo acerqué a mi por el cuello y uní mis labios con los suyos. La intensidad de nuestros besos se fueron intensificando cada vez más hasta que él me tomó en brazos y me sentó sobre el mueble en donde estaba el lavamanos. Me volvió a besar con fuerza y luego su boca bajó por mi garganta. Yo empecé a desabrochar su camisa y él hizo lo mismo con mi vestido. Ese día yo estaba estrenando un juego de ropa interior negra de encaje, Valerio me miró con profundo deseo y susurró - no conocía este brasier, pero me encanta- Ese día hicimos el amor en aquel baño, ebrios y entre risas. Al llegar a casa él me cargó hasta mi habitación pues yo seguía muy ebria. Él caminaba de puntitas y yo trataba de esconder mi risa contra la piel de su cuello. -Shhh- el rió también por lo bajo- vas a despertar a nuestros papás- Al fin llegamos a mi cuarto y cerró la puerta detrás de sí. Me dejó en el piso y yo empecé a desvestirme, en ese momento me di cuenta de que no llevaba puesta la mitad de mi ropa interior. -¡Val! dejé mi brasier en...- no terminé la frase porque cuando lo volteé a ver él estaba sin camisa y llevaba aquella prenda puesta. No pude evitar soltar una risa- ¿decías?- dijo levantando una de sus cejas- Estás tan ebria que no recuerdas que me lo puse en el baño para molestarte y me dijiste que me lo quedara, que te incomodaba. Igual me queda bien, ¿no?- dijo burlón y se acercó a mi. Yo coloqué mis manos sobre su pecho y reí de nuevo, estaba muy tomada. -A ti todo se te ve bien- le respondí y me entregué a él por segunda vez.

Los días rarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora