Despertar junto a ti

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Holaaa, lamento haberme tardado tanto con este capítulo. También aclaro que soy muy de historia tipo slow burn, pero ya las cosas están empezando a avanzar más rápido. Solo siento que quiero construir muy bien el acercamiento entre Lu y Valerio después de lo sucedido la temporada pasada. Gracias por sus votos y comentarios, me han dado mucho ánimo para seguir la historia. 

Les dejo una canción que siento que siempre representa muy bien la relación entre Lu y Valerio y de paso un video maravillos que encontré en youtube. 

Espero disfruten mucho este capítulo y si pueden compartir su opinión conmigo sería genial. 

PD: El otro capítulo ya volvemos a Las Encinas y a los lugares más habituales de la serie


Blanco. Solo puedo ver blanco.

Escucho un pitido a lo lejos y todo empieza a aclararse. Puedo ver un techo blanco pero no entiendo muy bien donde estoy. Lo último que recuerdo es volver a mi casa, vacía, como siempre. Me habían sobrado algunas cosas que había comprado para el fin de semana, así que decidí tomar una botella de vodka de la infinita colección de mi padre y subí a mi cuarto. Si bien es cierto que nunca me había sentido muy bienvenido en esta casa, excepto cuando estaba con Lucrecia, las últimas semanas todo había empeorado. Todos los días me cuestionaba si lo que había hecho era lo correcto. Mi hermana había pasado el límite, había actuado como un niña caprichosa, que no medía las consecuencias de sus actos, pues sólo le importaba salirse con la suya. Alguien debía ponerle un stop, no siquiera nuestros padres se habían atrevido a hacerlo del todo. Tomé entonces yo el valor de hacer algo que jamás pensé.

Aunque no arrepiento, el ver tanto dolor en sus ojos me rompía. Desde mi regreso era cada vez más difícil encontrar a la Lucrecia que tanto amaba y cuando le hice saber que mis sentimientos por ella ya no eran los mismos, supe que no había vuelta atrás. De verdad me dolía todo el verla así, asustada porque no sabía que harían sus padres, y dolida por "mi traición", como ella la llamaba. Desde entonces no hablamos, nunca antes me había sentido tan solo. Yo había tomado la decisión de que ya no era sano que mi hermana pudiera hacer lo que quisiera conmigo, pero en medio de todo, Lucrecia se sintió durante muchos años como la única certeza en mi vida. No, no había dejado amarla del todo, pero ya no la conocía, y sabía que sólo nos estábamos lastimando mutuamente. Siempre había guardado la esperanza de que podríamos estar juntos en algún momento, pero para ese momento, esa esperanza había desaparecido. Y junto con esa esperanza y con Lucrecia, creo que también se fue la poca cordura que me quedaba.

Me giro en la camilla en donde me encuentro, sin entender muy bien qué sucedió y por qué estoy en un hospital. Cuando mis ojos terminan de acoplarse a la luz, allí está ella. Dormida en un sofá que se bastante incómodo. Lleva un vestido blanco y negro, corto, con sus habituales botas hasta el muslo. Se ve hermosa, como siempre, en especial porque no lleva maquillaje y sus ondas naturales empiezan a hacerse evidentes en su cabello. Me pregunto cuánto tiempo lleva sin arreglarse. Me pregunto si se debe a mi. No sé en qué momento empecé a sentir tantas cosas por esa niña que alegraba siempre mis días. Lucrecia siempre había sido una persona muy determinada, algo que aplicaba incluso en sus relaciones. También es muy fuerte y siempre comparte esa fuerza con los pocos que ama. Es cierto que siempre ha sido una niña caprichosa, obstinada, pero al crecer con ella yo he podido conocer su buen corazón, aunque también la vi sucumbir ante la presión de nuestros padres y su obsesión por ser siempre la mejor la hizo fría y cruel. Pero ella siempre había estado para mí. Cuando todos habían perdido la fe, cuando todos se dieron por vencidos, como era muy típico de ella, Lucrecia seguía intentando. Cuando se enteró de que estaba consumiendo drogas no me habló por unos días, pero cuando su ira se fue se acercó de nuevo a mi para hacerme saber que "íbamos a salir de eso juntos". Siempre entregada a los pocos que logramos ganarnos su corazón. La verdad es que han pasado años y "no lo hemos superado", de hecho, mi relación con las drogas ha empeorado desde que no he podido tenerla. Y aquí estamos, años después, en un hospital, asumo que por esas sustancias y ella aquí a mi lado, a pesar de todo. Asumo que hay cosas que nunca cambian

Los días rarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora