❂ CAPÍTULO XVII ❂ Black Marsh

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La fragata de los mercenarios navegaba a través de los mares helados, la niebla espesa obstaculizaba la vista, no podía distinguirse a lo lejos si había alguna isla cercana. Incluso para Loki con su vista de águila, se le dificultaba ver en la distancia, desde el bauprés. No fue hasta que avanzaron un poco más, que distinguió, como las copas de los árboles se alzaban imponentes ante ellos y el rompeolas chocó con tierra firme.

—¡¿Qué fue eso?! —ladró Draco.

—Hemos llegado a tierra firme —respondió Loki desde el bauprés sosteniéndose de los aparejos.

—¡Atraquen el barco! —ordenó Draco a su tripulación.

Loki bajó del bauprés de un salto para hablar con su padrastro, él sería primero en ir a explorar el lugar, porque era más fuerte que los humanos.

Al bajar de la embarcación, se adentró en el vasto bosque con pasos cautelosos. Loki sentía como si ese sitio fuese a tragarlo, pero se enfocó en avanzar lentamente hasta que un ferrocarril volcado se hizo visible en la distancia. Estaba tan sorprendido que corrió para revisar de cerca, a su alrededor no percibía ningún tipo de amenaza, así que silbó dos veces para avisarles a sus compañeros que no había nada de qué preocuparse.

—Es extraño que ninguna otra ciudad de Ilihthyos tenga un ferrocarril —pensó Loki en voz alta.

El deterioro por oxidación demostraba que el ferrocarril había pasado mucho tiempo descarrilado. El musgo cubría ciertas partes de sus vagones, Loki suponía que ése lugar estaba abandonado desde hace mucho tiempo, entonces antes de poder tocar esa enredadera para entrar a uno de los vagones, los mercenarios llegaron.

—¡Loki! ¡No toques nada! ¡Éste lugar me da mala espina! —ordenó Draco y Loki obedeció.

—Señor... éste lugar luce peligroso. Creo que deberíamos irnos y decirle al alcalde que no deberíamos venir aquí —intervino Torkhel con una expresión atemorizada.

—¿Qué pasa contigo Torkhel? ¿Te hiciste viejo y por eso tienes miedo? —se burló Draco.

Su padrastro intercambió miradas con él y le hizo un ademán para hablar sobre ese extraño vehículo. Loki asintió alejándose del grupo de mercenarios para explicarle la situación a Draco a solas.

—¿Existían en tu mundo ésa cosa extraña? —preguntó Draco en un murmullo para que solo Loki lo escuchara.

—Sí, le decíamos tren o ferrocarril, era utilizado como medio de transporte. Es extraño porque hasta ahora en nuestros viajes solo hemos visto galeras, carruajes... no más que vehículos llevados por caballos. No entiendo por qué en éste lugar resulta ser más avanzado que el resto y también el más abandonado —Loki cruzó los brazos.

—La ciudad debe estar cerca hijo, andando —contestó Draco y Loki asintió.

Tras una orden de Draco, los mercenarios se adentraron a las profundidades del bosque, siguiendo el camino de los rieles del ferrocarril. A Torkhel no le gustaba ese lugar y no notaba en los demás la misma preocupación. Normalmente todos estaban acostumbrados a tomar riesgos.

Loki percibía la preocupación de Torkhel, sin embargo no podía hacer nada, debido a que era mejor mantenerse en grupo, sin abandonar a nadie. De esa manera avanzaron escuchando el sonido de las hojas de los árboles al moverse con el viento.

Transcurridos largos minutos de estar caminando, el muro se hizo visible en la distancia, tan alto e imponente que Loki alzó la vista impresionado al igual que el resto de los mercenarios. La compuerta de hierro estaba oxidada al punto de tener aberturas por la corrosión, pero no eran lo suficientemente grandes como para lograr ver hacia el otro lado. Aunque Loki lo intentó, solo veía oscuridad. Giró su rostro para ver a los hombres que lo acompañaban. «Si estuviera solo, podría escalar fácilmente éste muro», pensó mordiéndose el labio.

La Caída De Absalón Station ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora