❂ CAPÍTULO VII ❂ Los mercenarios

34 10 21
                                    

Loki Firens, se recogió su largo cabello castaño oscuro en una liga y salió a cubierta, la brisa del mar acarició su rostro mientras se subía al costado estribor sosteniéndose del obenque. Él era el contramaestre en un barco de mercenarios desde hace muchos años, debido a su vista de águila. Sin embargo su personalidad energética era un problema porque no mantenía la disciplina entre los marineros. Escuchó los pasos pesados tras él en la cubierta. «¡Mierda! No arreglé el cargamento», pensó girando el rostro para encontrarse con el capitán Draco, un hombre pelirrojo con barba completa y larga cruzó los brazos mirándolo con una expresión furibunda.

—Loki sabes que debes arreglar el cargamento, estamos a medio día de llegar a Valenstun —se quejó Draco reprobando por completo el comportamiento del chico.

—Lo sé, es que estoy emocionado, aún no puedo creer que la gente de Valenstun se deshiciera de Bastián, parecía que su fortaleza no caería fácilmente —Loki se bajó de un salto y expuso sus colmillos en una perfecta sonrisa blanca.

—¡Muchacho! Ya te he dicho que no sonrías así de amplio, las personas no están acostumbradas a ver esos colmillos que tienes —lo golpeó en el brazo con la palma de su mano a modo de regaño.

—Pero padre puedes decir que mi mamá tenía una mala formación en la dentadura y no sé... la heredé por mala suerte —ante eso Draco soltó una ruidosa carcajada mostrando sus dientes amarillentos.

—Es mejor prevenir Loki, hasta ahora no hemos encontrado a nadie como tú —sabía exactamente a lo que se refería y solo sonrió sin enseñar sus dientes.

❂ ❂ ❂

Anteriormente no era residente de ese planeta, su verdadero padre el rey Khoztaq Firens, se esforzó por protegerlo del desafortunado exterminio que estaba ocurriendo en el astro Flameskario. Recordaba cuando Khoztaq se aferraba a su mano mientras corrían a través de los pasillos del palacio en medio del estruendo durante la noche. Para el momento en que llegaron al salón del trono, el monarca se agachó en frente de su hijo sosteniendo sus hombros con una expresión que denotaba la seguridad de un líder.

—Siempre debes recordar que eres un Firens, heredero de Eternal Flame y es tu deber sobrevivir hasta que llegue el momento de derribar éste sistema corrupto —habló el rey con convicción y el pequeño entre lágrimas se rehusaba a soltar la mano de su padre.

—No quiero separarme de ti papá —Khoztaq observó a Loki con una expresión que denotaba tristeza y le dio un último abrazo.

—Tienes ocho años Loki, sé que sobrevivirás. Hazlo por mí, por tu madre, por todos los Blyuzkirn de fuego. Nunca claudiques —se separó y le entregó un extraño cubo metálico que se iluminó repentinamente y lo cegó por completo.

De un momento a otro, ya no estaba en el salón del trono, su entorno fue reemplazado por un vasto bosque. Un antílope que estaba muy próximo a él se asustó y huyó, al mismo tiempo una flecha atravesó su estómago haciendo que cayera sobre su espalda quejándose del dolor, la sangre platino manchó su uniforme rojo. Escuchó los pasos rápidos y un hombre adulto se arrastró agazapado hacia él, pudo notar que los ojos de ese señor se abrieron como platos al ver el extraño color que tenía la sangre, pero no pudo mantenerse despierto, perdió el conocimiento.

❂ ❂ ❂

Han pasado dieciséis años desde entonces, Draco nunca se atrevió a dejar solo a ése niño a su suerte, por eso decidió criarlo y era el único que supo exactamente que él no era un humano sino un Blyuzkirn. Para los demás Loki era el hijo del capitán, siempre tuvo cuidado de obtener heridas en medio de las aventuras porque no todos los humanos podrían actuar de la misma manera que lo hacía su padrastro, era más probable que lo asesinaran por el peligro que representaba. Después de todo, el fuego era su elemento.

La Caída De Absalón Station ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora