PRÓLOGO ❆ EL MISTERIO DEL CRÁTER ❆

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Black Marsh, era una ciudad de piedra bien labrada con arcos apuntados y bóvedas de crucería, rodeada por un muro de cincuenta metros. Sus edificaciones se deterioraban con el paso del tiempo. Parecía una ciudad de hielo, cubierta por una capa de nieve y moho. Sus habitantes poseían un aspecto muy característico, todos sin excepción tenían la piel excesivamente blanca, los cabellos rubios platino y ojos cafés. Sus ancestros decían que se debía a los cambios que hubo en la tierra, absolutamente ningún humano tenía el cabello más oscuro.

Kesha descansaba sobre la nieve, estaba acostado y apoyaba la cabeza en sus brazos. No poseía una contextura ancha; por el contrario, era bastante delgado y aunque no tuviera la masa muscular para ser un soldado, no le importaba porque recién cumplió sus diecinueve años, el cual era la edad mínima para aspirar a ser explorador mediante un examen práctico. Al ponerse de pie, se dirigió a la plaza central de la ciudad donde se encontraba la muchedumbre. El índice de pobreza era muy alto, algunos niños huérfanos dormían en las calles, debido a que sus padres perdieron la vida tras sufrir enfermedades respiratorias. Mientras caminaba esquivando a las personas, tropezó con uno de sus hermanos.

—¿Qué haces aquí?

—Vine a ver a los exploradores partir Wyatt —respondió Kesha.

—Deberías rendirte Kesha, eres demasiado flaco como para controlar un caballo —resopló Wyatt cubriéndose más con su abrigo de lana.

—No me voy a rendir Wyatt —cruzó los brazos poniendo una expresión furibunda—. Voy a presentar el examen, te guste o no.

El sonido de los jinetes al espolear los caballos lo hizo volverse hacia el frente, donde la formación de exploradores cabalgaba hacia la única estación de ferrocarril que disponía la ciudad. Una cosa que llamaba su atención era que los legionarios que partían al exterior nunca regresaban; sin embargo, esa no era una razón suficiente para infundirle miedo, porque él quería ver con sus propios ojos cómo era el mundo tras las murallas.

Cuando los legionarios subieron al tren, luego de dejar a los caballos en los establos que había en varias cabinas del transporte ferroviario, Kesha abandonó la plaza central para dirigirse a su casa ubicada cerca de un monasterio. No soportaba convivir con sus hermanos, porque le recordaba cuán débil parecía físicamente. Wyatt destacaba por su cuerpo musculoso característico de los leñadores, y los gemelos estaban dotados de gran agilidad.

Al momento en que llegó a su casa, el sonido sordo que emitió el cuchillo al cortar el hueso de un pollo, hizo que se sobresaltara. Allí estaba Cedric, preparando un caldo. Su hermano apenas giró el rostro al escuchar el rechinar de la vieja puerta tras cerrarse y volvió a lo que hacía.

—Llevé a mamá al hospital —el sonido de la tos al fondo hizo eco en la casa.

—¿Qué es lo que tiene? —preguntó acercándose al umbral que comunicaba la sala con la cocina.

—Neumonía —Cedric colocó los trozos de pollo en la olla donde estaba el caldo para hervirlo en el reverbero.

Connor, el otro gemelo, salió de la habitación donde se encontraba su convaleciente madre y se aferró a la manija de la puerta suspirando pesadamente. Luego los observó a ambos denotando tristeza en sus ojos cafés, en respuesta Cedric apretó la mandíbula bajando la vista con las manos apoyadas en el mesón.

—¿Qué sucede Connor? —preguntó Kesha confundido y Connor lo fulminó con la mirada.

—¡Desde que le dijiste que entrarías a la legión empeoró! —ladró su hermano y Kesha frunció el ceño.

—¡Siempre quise pertenecer a la legión! ¡Detesto ver como muchos se van y no vuelven! —antes de que pudiera seguir fue Cedric el que interrumpió golpeando el gabinete con una patada.

La Caída De Absalón Station ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora