❂ CAPÍTULO XXII ❂ Un encuentro inesperado

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La brisa acarició el rostro de Xykox, llevaba días enteros navegando sin rumbo en los mares del noroeste. Tulio se había entregado al alcohol para mantenerse despierto, porque ése hombre parecía enfocado en rescatar a la chica que le explicó que era su amiga y de alguna manera no quería detener la marcha. Xykox suspiró indignado por no conseguir ni un rastro de Darkmolet y entonces cuando sus ánimos amenazaban con desaparecer, una nave plateada surcó el cielos, era muchísimo más pequeña, pero guardaba similitud con Shadow Queen.

—¡Capitán debemos soltar las velas! ¡El objetivo es esa nave! —gritó Xykox desde la cubierta alzando la mirada hacia Tulio.

—La nave parece dirigirse al territorio de Hardenya —Respondió Tulio entornando los ojos hacia las estelas de vapor que dejó la nave en el cielo—. Xykox, suelta aquellas cuerdas —señaló Tulio y Xykox obedeció.

—Lo ideal es que me dejes lo suficientemente cerca y los esperes oculto en un lugar seguro. Si no llego a volver en una hora das la vuelta y huyes —Tulio asintió y cuando Xykox finalmente soltó las cuerdas, se dirigieron al territorio de Hardenya a toda marcha.

Xykox sabía que era muy probable que tuviera que enfrentarse a Kasch para salvar a Darkmolet, por lo que afiló sus dagas para apoyarse en caso de no poder convocar su elemento por falta de energía o por el dolor que provocara aquella lesión. «Tengo que rescatarla cueste lo que cueste», él estaba decidido, de la misma manera que ella lo salvó, le devolvería el favor. Xykox alzó la vista hacia aquella estela de vapor. «Iré por ti Darkmolet y no te dejaré ir hacia el peligro sola de nuevo», se prometió a sí mismo.

❂ ❂ ❂

La luz del sol era lo suficiente luminosa, como para indicarle a través de sus parpados cerrados, que la esa estrella estaba en su punto más alto. Lentamente abrió los ojos sin tener idea de cuantos días había estado dormido, lo primero que vio fue el mar y bajó la vista hacia su abdomen donde antes podía ver su costilla rota sobresalir. Apenas quedaba la herida, intentó levantarse, pero sus piernas no disponían de la fuerza necesaria para mantenerlo de pie. «Aún no logro recuperarme del todo», pensó tratando de concentrar su regeneración de células en las piernas y se pasó una mano en el rostro, estaba consternado al recordar lo que había sucedido, no dejaba de recordar la muerte de Draco. «¿Qué clase de bestias eran? Nunca vi nada igual», Loki suspiró pesadamente.

No dejaba de pensar en los mercenarios, incluso se había encontrado con Lecryfhia, jamás imaginó que podría verla en ése lugar. Fue demasiado bueno para ser verdad, tal vez debió morir con su padre aquella noche en Eternal Flame, pero de alguna manera logró burlar a la muerte dos veces. Con dificultad, se las arregló para tratar de alzar su mano donde tenía el C.Type-Ex, pero no pudo debido al dolor en su cuerpo.

—¡Malditos mutantes! ¡Si sobrevivo haré parrilla con sus carnes! ¡Los mataré a todos! —gritó frustrado.

Nuevamente trató de accionar el C.Type-Ex recordando la explicación de Lecryfhia. Cuando la pantalla se encendió mostrando la interfaz gráfica donde estaban las aplicaciones, decidió pinchar el icono del mapa de coordenadas donde se mostraba su ubicación actual. Al darse cuenta que estaba en el territorio de Hardenya, el barco se estremeció al chocar con un peñasco rocoso del interior del mar y el agua se deslizó a través de la cubierta.

—Lo que faltaba, seré comida de tiburones —dijo Loki resignado viendo como el agua cubría poco a poco sus piernas.

Entonces las campanas de un barco sonaron a babor y no pudo evitar sorprenderse al ver que había otro usuario con C.Type-Ex cerca. Un hombre del otro barco gritó.

La Caída De Absalón Station ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora