❂ CAPÍTULO XX ❂ Poderes Anulados

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El viaje de Valeska había tomado varios días, debido a que tenían que ser cuidadosos. Ellos desconocían totalmente el paradero de esa extraña pareja de atacantes, pero por suerte lograron llegar a las playas donde empezó la movilización de los Ephigetsianos.

Antes de entrar al mar, a Valeska le dolieron los dientes. «¿Qué diablos es esto?», se preguntó a sí misma tocándose los colmillos con los dedos. «¿Estaré desarrollándome aún?», ella no entendía el porqué de ése cambio repentino, pero lo ignoró y respiró profundo. Entonces manipuló el agua de tal manera que el mar se separó dejando un amplio sendero, por el cual, caminó a través de la arena húmeda. Su abdomen punzó, la herida le recordaba que no podía usar su poder de forma óptima.

En las orillas de playa, estaban los soldados que la acompañaron en ése viaje, y tras una orden de ella, Kaito le indicó al teniente Kersly que desplegara sus tropas en los diversos senderos que Valeska abrió para ellos en el mar.

Trataba de conectarse de alguna manera con el agua del mar, para tratar de dar con la ubicación exacta del C.Type-Ex, pero el dolor en su abdomen no le permitía concentrarse.

—¡Maldita sea! —gruñó Valeska frustrada y en un acto reflejo se llevó la mano a donde tenía esa herida, que le estaba humedeciendo camiseta con ese extraño flujo que a veces manaba.

Kaito se percató de ello y corrió hacia ella para ayudarla, al verla de cerca, vio que esa herida seguía abierta. Ambos cruzaron miradas, él lucía preocupado; pero Valeska rechazó su ayuda, aún estaba enojada con el hecho de que los hubiese mirado como si fueran monstruos.

—¡Valeska lo siento! —dijo Kaito arrepentido.

—Kaito... solo busquemos las tarjetas comunicadoras ¿sí? —ella avanzó y Kaito le tomó la mano.

—¿Qué debo hacer para que me perdones? —preguntó él con ojos suplicantes.

—Kaito... tú me tienes miedo, sé muy bien que recuerdas en cómo le afectó la herida a aquella mujer y al ver que yo no terminé igual, debes catalogarme de monstruo —Valeska se soltó y siguió caminando.

Kaito bajó la vista, después de todo ella tenía razón hasta cierto punto.

Tal vez su enojo le hizo canalizar mejor su energía, ignorando las constantes punzadas que lanzaba su lesión, porque metió la mano en el agua que se alzaba como una pared a su lado y trató de localizar las tarjetas comunicadoras, los dos dispositivos estaban cerca del teniente Kersly, quien se encontraba en una bifurcación a unos quince metros lejos de ella.

—¡Teniente Kersly! —gritó Valeska y el teniente se volvió hacia ella—. ¡Agarre los dispositivos!

Un chorro de agua brotó de la pared marina como un arco hasta llegar a las manos del teniente. Los dos sonrieron mirándose, era un logro que hubiesen recuperado los C.Type-Ex. En ése momento, la felicidad que tuvieron hace pocos segundos, fue interrumpida por una nave roja que surcó el mar ocasionando que el rocío golpeara el rostro de todos.

Lo reconoció al instante, se trataba de Kasch y su ritmo cardíaco se descontroló, el miedo la inundó mientras seguía a la nave con la mirada. Para el momento en que Slayer King aterrizó en las orillas del mar Kaito se asustó un poco, él era el que se encontraba más cerca de la orilla. Valeska se volvió hacia el teniente Kersly y articuló...

—Entrega los C.Type-Ex a Lynk —un murmullo que antes de que el teniente Kersly pudiera decirle algo fue golpeado por las olas, pero extrañamente aunque él y sus hombres estaban siendo arrastrados a través de la corriente marina, una burbuja rodeaba sus cabezas impidiendo que el agua los ahogara.

La Caída De Absalón Station ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora