Taehyung no daba crédito.
¿De verdad...le estaba preguntando que si quería volver a su casa?
¡Por supuesto que sí!
Por más agradable que hubieran sido Jimin y Yoongi, ayudándole, ofreciéndole un lugar mejor que la celda y una comida caliente, Taehyung no tenía ningún motivo para quedarse. En toda su vida había sentido tanto miedo en un solo día, y ya eran dos veces en las que su vida había colgado de un hilo, literalmente de Jungkook. Podría haber acabado con él en cualquier momento, tal y como le había dicho, algo que le removió el estómago por dentro, dándole ganas de expulsar todo lo que había ingerido.
Esa amenaza retumbaba en sus oídos. Sabía que no podía fiarse de alguien como el alado, no cuando parecía querer matarle cada vez que lo miraba, como si no soportara su mera presencia, como si le diera asco su mundano aroma.
Por supuesto que Taehyung se sentía fatal, no quería pasar ni un segundo más en aquel maldito palacio.
Sin embargo, su pecho se contrajo incómodo, una sensación que le advertía de un mal augurio.
Entonces pensó, ¿cómo podía fiarse de alguien como Jungkook, después de lo que le había hecho? Había encerrado a su padre simplemente por coger una dichosa rosa, había amenazado a Taehyung por arrojarle por un precipicio, le había desatendido durante horas, ni siquiera dándole un poco de agua.
Jungkook no había hecho absolutamente nada por él, como para no tomar su oferta de regresar a casa.
Si bien le había salvado de aquella caída, ¿quién le decía que no volvería para rematarle en cualquier momento? ¿O si tenía algo mucho peor preparado para él?
No, definitivamente no podía confiar en él.
Por eso precisamente, le miró de forma recelosa, su ceño fruncido.
—Si me voy, ¿cómo sabré que no volverás a por mí, o incluso por mi padre?—musitó flojo, sintiéndose cohibido de tener que mirar hacia arriba para hacer contacto visual.
Jungkook era tan grande como un fénix visto desde el suelo; negro, imponente y desconocido. Sus alas reposaban tras su espalda, llenándose de copos de nieve por aquellas zonas del suelo por el que se arrastraban. Llevaba una camisa ancha de lino, con un cuello de pico que dejaba la mitad de su pecho descubierto, dejando ver esas ramificaciones venosas negras, que transportaban la sangre.
¿Sería su sangre, también negra?
El azabache cruzó sus brazos a la altura del esternón, reposando su cuerpo en una pierna.
—Tendrás que arriesgarte—respondió, con una sonrisa ladina que le puso los pelos de punta.
Taehyung soltó un resoplido por lo bajo, insatisfecho con la respuesta. Lo había dicho como si aquello fuera un mero juego, como si Jungkook se estuviera muriendo de ganas por jugar al gato y al ratón.
—Prométeme que no harás nada—exigió, más rudo de lo que pensaba.
Tal vez no debería hablarle así al azabache, y más cuando su enojo aún parecía persistir en su quijada.
Sin embargo, Jungkook dejó caer sus brazos en sus costados, poniendo los ojos en blanco, impaciente.
—No lo haré, ya viste antes que soy un hombre de palabra—respondió—. De todas formas, no es como si pudiera salir de mi territorio.
¿Jungkook no podía salir de allí?
Tenía unas enormes alas que le permitían surcar los cielos, entonces, ¿cómo era eso?
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Beauty and the Beast》KookV (Completa)
Fanfiction❝Un castillo maldito, una bestia y un corazón puro❞ Jungkook nunca fue esa clase de príncipe amable y empático; nació rodeado de comodidades y de gente que lo adoraba por su físico. Su alto ego y altanería lo condujeron a ser víctima de un maleficio...