Desesperación.
Si había una palabra capaz de expresar los sentimientos de Taehyung, esa era.
Los minutos parecían horas, y los segundos minutos. No podía creer que todo se hubiera descontrolado de aquella manera tan bizarra. Sabía que todo aquello era su culpa. Nadie era más responsable que Taehyung, y él lo sabía.
Para empezar, tendría que haberse preocupado por su padre mucho antes. No supo en qué momento se había sumido tantísimo en pasar los días con Jungkook, como si no existiera nada más en el mundo más allá de los muros de palacio, como si estuvieran solos en del planeta. Se había encerrado en una cómoda burbuja voluntariamente, porque se había pillado hasta los huesos del demonio y quería ayudarle a recuperar su humanidad o, al menos, su forma humana. El tiempo que había pasado en el castillo le había parecido una corta eternidad, los días habían pasado volando, prácticamente.
Y, en segundo lugar, jamás tendría que haberle mostrado la existencia de Jungkook a WooBin, sabiendo que podría querer dárselas de héroe. WooBin tenía esa personalidad egocéntrica, con aquel deseo irracional de querer ser el centro del universo. Era una persona necesitada de halagos y confesiones amorosas; su ego tenía que crecer de alguna manera. Por supuesto, el humano iba a querer enfrentarse a una bestia salvaje, que parecía salida del inframundo, con tal de que todos lo alabaran por su valentía.
Taehyung era consciente de que las personas que más amaba en el mundo iban a sufrir por su culpa, por ser un desconsiderado.
Porque él no era ningún estúpido. Conocía los sentimientos de WooBin hacia él, se había pasado literalmente toda su adolescencia detrás suya, intentando tener algo con él. Taehyung siempre lo rechazó de forma rotunda, hasta tal punto que sabía que su orgullo estaba herido.
WooBin no solo hacía eso por él, ni siquiera por el bien del resto de personas de Villeneuve, no; WooBin lo hacía para vengarse de Taehyung.
Era un acto despreciable, y mezquino.
Se había convertido en algo más personal.
Lo sabía, porque conocía a WooBin. Sabía qué tipo de calaña era.
Pero es que WooBin no entendía cómo alguien tan inalcanzable, tan bello como Taehyung, podía estar enamorado de semejante bestia.
¿Acaso había perdido la cabeza? ¿Qué sabía Taehyung sobre el amor?
El rubio luchó utilizando toda su fuerza para conseguir abrir las puertas de madera del carruaje. Probó con puñetazos, arañados, patadas, incluso golpeó la tabla con su hombro, sin muchos resultados.
Las lágrimas llenas de frustración caían por sus mejillas, mientras gritaba que le sacaran de allí. Necesitaba salir, y avisar a Jungkook de lo que los campesinos pretendían hacerle.
El espacio se estaba quedando oscuro, debido a que estaba anocheciendo. Hacía calor dentro del carruaje—o más bien celda—, así que Taehyung se quitó la capa, con incordio, arrancándose el nudo del cuello.
Siguió chillando, golpeando la puerta, hasta desgarrarse la voz.
—Taehyung, tranquilízate—musitó su padre, quien había permanecido con los ojos abiertos al ver la desesperación de su hijo—. Te vas a hacer daño.
Sabía que Dongyul le había estado observando, la curiosidad y preocupación marcadas con tinta en su semblante, pero Taehyung no tenía tiempo de preocuparse de lo que su padre estuviera pensando de él.
—N-no. Tengo que salir de aquí—musitó con voz floja, apretando los dientes—. Tengo que avisar a Jungkook.
La mirada de su padre era triste, a sus espaldas. Su hijo parecía tan cambiado, diferente. Nunca había visto a Taehyung tan exaltado, tan furioso y cabreado, y angustiado. Era un amasijo de emociones las cuales no podía manejar. No parecía ser el adorable niño de antes, risueño, que sonreía incluso cuando las cosas se ponían feas. El Taehyung que estaba viendo, era simplemente un hombre hecho y derecho, había rabia contenida en sus ojos azules, aquellos que Dongyul tanto adoraba, pues le recordaban a su difunta esposa.
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Beauty and the Beast》KookV (Completa)
Fanfiction❝Un castillo maldito, una bestia y un corazón puro❞ Jungkook nunca fue esa clase de príncipe amable y empático; nació rodeado de comodidades y de gente que lo adoraba por su físico. Su alto ego y altanería lo condujeron a ser víctima de un maleficio...