doce 🥀

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Taehyung se sentía como si estuviera en una nube.

Bueno, tal vez lo estaba.

Al principio, le daba un poco de miedo. Había dicho que a la propuesta de Jungkook demasiado rápido, antes de que siquiera su estómago lo procesara.

Pero ahí estaban los dos, en el inmenso balcón de Jungkook, mirando la negrura estrellada que caía sobre sus cabezas.

Por suerte, no había ventisca, como otras noches. Si bien el tiempo estaba más sosegado, seguía haciendo un poco de frío.

El azabache tenía sus alas extendidas, Taehyung se agarraba fuertemente sobre su espalda, entre el hueco de sus enormes alas. Rodeaba su cuello con sus brazos, y Jungkook agarraba sus muslos, sintiendo sus dedos arder, su corazón repiqueteando fuertemente, mientras sostenía a su humano.

No sabía quién de los dos estaba más nervioso; si él, o Taehyung.

Para el humano era la primera vez que experimentaba algo así. Y bueno, Jungkook era la primera vez que experimentaba volar con alguien.

—¿Estás preparado?—musitó el alado, sintiendo la respiración del chico sobre su nuca.

—Siempre y cuando no me dejes caer.

Jungkook esbozó una sonrisita, a pesar de que el contrario no podía verle.

—Jamás haría eso.

—¿Qué pasa si me caigo?—musitó, su voz entrecortada, nerviosa.

—Caeré en picado para cogerte, como aquella vez.

Las mejillas del más joven su ruborizaron, escondiendo su rostro en su nuca y evitando sonreír como un tonto. Hasta la mínima cosa que Jungkook le decía, parecía que su corazón iba a salir desbordado.

Taehyung tomó aire tranquilamente unos segundos, hasta que se vio lo suficiente preparado para decirle a su compañero que ya podían irse.

Jungkook afianzó su agarre, extendiendo sus negras alas como si fuera algo mecánico, rápido, limpio. Éstas empezaron a moverse, hacia adelante y hacia atrás, hasta alcanzar la suficiente potencia como para elevar a los chicos del suelo.

El primero segundo en el aire fuera del balcón, con el jardín de palacio a sus pies, Taehyung sintió todo el peso de la gravedad de la Tierra, sin hacer efecto. Sus pies colgaban, y daba bastante vértigo estar suspendido en el aire, cuando tu vida dependía literalmente de las manos de otra persona.

Taehyung dejó escapar un suspiro ahogado y apretó el agarre de su cuello. Jungkook sintió cómo brotaba la adrenalina por todos y cada uno de los poros de la piel del humano. Los primeros segundos sin tocar el suelo fueron aterradores. Casi parecía que iba a caerse al vacío, una vez se alejaron del balcón. Daba muchísimo mareo, y Taehyung tardó unos minutos en ser capaz de mirar hacia abajo.

El demonio comenzó a moverse cada vez con más soltura, inclinando su cuerpo hacia delante, dejando el cuerpo del humano en reposo sobre su firme espalda. Dio una vuelta al castillo, bajando, subiendo, atravesando los recovecos de las torres puntiagudas del castillo, como si fuera un pájaro.

Cuando el acelerado pálpito del humano se hubo relajado, y su cuerpo dejó de estar en tensión, pero sin despegarse ni un centímetro de Jungkook—era su única salvaguarda—, Taehyung se atrevió a mirar todo su alrededor. Desde toda esa perspectiva, Taehyung se sentía como si fuera más grande que el Universo.

El suelo parecía diminuto a sus pies, las fuentes, los arbustos del jardín, los rosales. Incluso el tenebroso bosque que se extendía al frente. Todo parecía dar menos miedo, como si desde el cielo fueran inalcanzables.

Beauty and the Beast》KookV (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora