Jungkook condujo lentamente a Taehyung fuera del cuarto de baño. Sostenía una de sus mejillas con una mano, y con la otra le agarraba de la nuca, por si acaso a Taehyung se le ocurría escaparse, mientras continuaba su racha de besos. Las manos del menor estaban contra el pecho de Jungkook, acariciando la curva de sus pectorales desnudos, sintiendo su piel cálida contra las yemas de sus dedos.
Al azabache le encantaba aquel tacto, sentir cómo todos los bellos de su cuerpo se erizaban ante algo tan simple. Era como si la mera presencia de Taehyung revolucionara todas sus hormonas y le hiciese sentir espasmos eléctricos por su espina dorsal.
Le condujo de espaldas hasta su cama, aquella de sábanas negras y suaves. Usualmente, si dormían juntos, se iban a la propia habitación de Taehyung, porque aquella parte del castillo se sentía demasiado fría para su humano corazón. No obstante, el ambiente de la habitación de Jungkook había cambiado y se respiraba una calidad igual al resto de las habitaciones de palacio.
Así que, entre risas y besos torpes, Jungkook empujó suavemente a Taehyung por los hombros, dejando que su espalda chocara con el colchón, mientras Jungkook se deslizaba sobre su cuerpo como si fuera una pantera negra y comenzó a devorar su piel.
Las toallas anudadas a sus cinturas se habían caído en algún momento durante el camino, por lo que ambos estaban completamente desnudos, y extasiados por el tacto del otro.
Quien parecía más ansioso era Jungkook, mientras Taehyung suspiraba por cada beso que le robaba el azabache, cada tirón en su labio inferior y cada sonrisa compartida. Pronto, los labios de Jungkook abandonaron sus mullidos labios, dejándolos maltratados, para recorrer con sus dientes y lengua la marcada línea de su mandíbula, dando pequeños mordisquitos allá y acá, maltratando su piel. Mordió el lóbulo de su oreja, le hizo cosquillas por aquella sensible parte de su cuerpo, succionó con sus labios, dejando una pequeña marca rojiza en la parte del cuello, bajo su mandíbula.
Cuando Jungkook exhalaba sobre el cuello de Taehyung, éste sentía como si le estuvieran golpeando el estómago bajo, invadiéndole un fuerte huracán que le arrancaba de vez en cuando unos gemidos. Contento con el resultado que estaba dando su trabajo, Jungkook pasó su lengua por el cuello del rubio, obligándole con su mano a estirar el mentón hacia arriba, para dejarle más espacio libre. El cuello de Taehyung era kilométrico, dulce y de un color de piel exquisito, con unas venas bonitas y marcadas, un lugar que Jungkook adoraba, más que nada porque cada vez que estropeaba su bonita piel con sus marcas, Taehyung parecía viajar a otra dimensión.
La saliva de Jungkook parecía mágica, un estimulante exquisito que penetraba en lo más profundo de su piel, colándose por cada poro de ésta, dándole una sensación de calor y placer que no todos los días podía experimentar.
Sus jadeos pronto se convirtieron en lloriqueos, y maldecía internamente lo cruel que podía llegar a ser Jungkook, sonriendo de esa forma sobre su piel mientras dejaba mordisquitos. Para hacer peor la situación y extremar el deseo, Jungkook movía tortuosamente sus caderas sobre las de Taehyung, provocando una dolorosa fricción que le robaba el aliento, y el menor apenas se dio cuenta de que empezó a lloriquear su nombre, mientras se retorcía bajo su cuerpo, una sensación palpitante en su zona íntima.
Jungkook, que parecía encantado con su forma de torturar a su novio, se acercó a sus labios, pero sin llegar a besarle. Se sostuvo con sus manos sobre el colchón, a ambos lados de la cabeza de Taehyung, dejándole una vista gloriosa desde abajo.
—Calla—musitó Jungkook, ante sus gemidos, sobre sus labios, su aliento chocando con el suyo—. Estás siendo demasiado ruidoso—siseó, con una malvada sonrisa, mostrando una maravillosa dualidad en su semblante, donde por un lado se veía que Jungkook se moría por hacerle el amor ya mismo, pero otro lado deseaba hacerle sufrir hasta que le suplicara.
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Beauty and the Beast》KookV (Completa)
Fanfiction❝Un castillo maldito, una bestia y un corazón puro❞ Jungkook nunca fue esa clase de príncipe amable y empático; nació rodeado de comodidades y de gente que lo adoraba por su físico. Su alto ego y altanería lo condujeron a ser víctima de un maleficio...