Capítulo 8.

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Podía escuchar una serie de susurros, hombres y mujeres, veía una serie de siluetas y todo era muy raro y confuso, sin embargo mis ojos se rehusaban a abrirse.

-Julie, ya es tarde. -Oigo la voz de Austin. Un segundo. ¿Qué?

Despierto de golpe y miro a mi alrededor, estoy de nuevo en la cabaña, recostada en la cama y Austin está parado al lado mío esperando que me levante.

-¿Co,cómo llegué aquí? -Digo en una mezcla de confusión y terror. Podría jurar que hace apenas unas horas estaba en aquella cueva.

-¿Cómo que como llegaste aquí? -Austin ríe. Yo me mantengo seria. -Oh es enserio. ¿Que no recuerdas? Si apenas el día de ayer estabas con nosotros, te fuiste a acostar temprano y estuviste aquí tranquila toda la noche. -Dice ahora algo asustado. -Julie... me,me recuerdas, ¿verdad? -Dice nervioso.

-Si, si, no te preocupes. Es solo que... bueno, no importa. Anda, ve a hacer los deberes, más tarde te alcanzaré.

-Ok... -Dijo el aún asustado Austin y salió de la cabaña.

Me dirigí al cuarto de baño, ya saben, a hacer mis necesidades, luego tomé un baño rápido y me cambié, peiné mi cabello en una trenza de lado y salí.

Necesitaba encontrar a Thomas. Necesitaba saber si lo de anoche había sido o no real.

Caminé con rumbo hacia el bosque, debía estar ahí trabajando. A primera vista no hubo rastro de él, entonces me tocó adentrarme en el bosque para buscarlo, sin embargo, a pesar de lo que parecieron horas buscándolo, no lo encontré por ninguna parte.

Salí del bosque y fui con algunos otros chicos a preguntarles si le habían visto.

¿Enserio estás buscando a ese idiota? Había dicho Jake con una mueca.
No lo eh visto desde anoche en la cena. Dijo Carl.
Tal vez esté en casa, anoche le tocó vigilancia y probablemente está cansado. Dijo Robin, tal vez tenga razón.

Iba camino a la cabaña de Thomas cuando empezó a anochecer y para mi mala suerte me volví a topar con Jake.

-¡Hey! -Sonrió. -¿A donde vas?

-Ah... ningún lado. -Solté una risita nerviosa.

-Perfecto, entonces caminemos juntos hacia la cafetería. -Muy listo Jake, yo también puedo jugar.

-Vale, me atrapaste, iba al baño. -El alzó las cejas. -Está bien, voy por Thomas. -Rodé los ojos.

-Ah no, primero a comer señorita. Te pondrás aún más flaca si no comes algo. -Dijo con su sonrisa irritante.

-Necesito verlo. -Dije con voz de niña pequeña.

-¡Haaaay pero que bonito! -Dijo sarcásticamente haciendo un gesto ridículo. -Come y luego te iras corriendo con tu enamorado. -Dijo seco. Yo rodé los ojos. De nuevo.

-No puedes obligarme a comer. -Dije esta vez enojada.

Jake me tomó en brazos como niña pequeña y me llevo cargando hacia la cafetería, me sentó en un banco y me empezó a dar comida en la boca. Grité, patalee, hice muecas pero nada funcionaba hasta que finalmente me di por vencida y empecé a comer.

-Buena chica. -Dijo victorioso.

-¡Thomas, que bueno verte! ¿Te sientes bien? -Oí de pronto decir a Cooper.

Mi mirada inmediatamente se dirigió hacia el otro lado del lugar y ahí estaba Thomas, cabizbajo.

Se sentó en la mesa y empezó a comer junto a todos los demás, no se animaba a subir la vista. Después de un rato se empezó a notar desesperado y alcancé a ver que preguntó algo al chico a su derecha, este hizo un pequeño gesto y volteó a verme. Acto seguido Thomas dirigió su mirada hacia mi y en ese momento sus ojos se abrieron como platos y dejó de respirar.

Su mirada de susto lo decía todo.

No fue un sueño, nada habia sido un sueño.

El también recordaba todo.

Proyecto 53.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora