Capítulo 7. Debí haber sido yo.

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La figura desapareció, dejandome sola en medio de la oscuridad.

Un momento, es verdad, ¿por qué todo está tan oscuro?

Volteo hacia mi mano, la linterna ya no está, debí haberla dejado caer. Estiro mi pie y empiezo a dar pataditas en un intento por encontrarla, siento que la pateo y me agacho para tomarla pero mi torpe mano la empuja y hace que esta ruede. Maldigo en silencio y como puedo me arrastro buscando a donde se fue esta. Mi mano siente algo y lo agarra.
Ajá!

Me levanto del suelo e intento prender la linterna pero no encuentro el botón. De hecho, esta linterna se siente... rara. Con ambas manos empiezo a sentirla. Definitivamente esto no es mi linterna. Oh Dios. Suelto lo que sea que mis manos están sujetando y sigo buscandola con mi pie, siento otra cosa, me agacho a agarrarla y si, por fin es mi linterna. La enciendo y dirijo la luz hacia el lugar en el que estoy una especie de corredor de piedra se alarga frente a mis ojos.

Comienzo a caminar por este, escucho voces susurrar mi nombre y de vez en cuando siento algo jalarme o rozar mi piel. Me perturba pero no dejo que me afecte demasiado y sigo mi camino.
Todo va estar bien Julie, además, tu querías venir ¿no? Pienso mientras avanzo.

Sigo hasta que observo una especie de cámara frente a mi, entro, es una especie de cuarto oscuro y frío, mas frío que los lugares anteriores, alzo la mirada y en la pared del frente se alcanza a leer la frase: La respuesta está en las paredes. Escrita con una especie de tinta roja, al menos espero que sea eso.

Oigo una pequeña risa a mis espaldas y, por consecuencia volteo rápidamente. Alcanzo a ver pasar corriendo a una pequeña niña de cabello castaño, se encuentra en un pequeño vestido blanco.

-¿Hola? -Le digo y empiezo a caminar hacia el lugar donde se encontraba. Ilumino el corredor en busca de algún rastro de ella pero no la veo.
Tal vez ya me volví loca y estoy empezando a alucinar.

En eso siento una manita jalar mi chaqueta y volteo rápidamente. Es la pequeña niña, de hecho es muy parecida a una de las que vi el otro día en mi especie de emm sueño?, recuerdo? Aun no lo aclaro.

-Hey, ¿Cómo estás pequeña?  -Me pongo de cuclillas para poder mirarla a los ojos.

Ella tiene la mirada perdida y una expresión seria.

-¿Qué ocurre? -Le digo. La niña alza el brazo y apunta con el dedo indice hacia el corredor detrás de mi. Volteo y el panorama no puede ser mejor. Decenas de criaturas extrañas avanzan por éste, hacia nosotras, no parecen amistosos, sin duda no lo parecen.

Me incorporo y tomo a la pequeña del brazo, la jalo para que me siga, observo rápidamente la frase en la pared y empiezo a buscar algo útil en éstas. La respuesta está en las paredes. Repite mi mente. Las criaturas cada vez están mas cerca de nosotras.

Corro hacia la siguiente pared y buscando logro presionar una roca, otro pequeño corredor se abre y llevo a la niña a través de éste.

No se si es mi mente jugando conmigo, si acabo de descubrir que soy claustrofóbica o si de verdad las paredes se están empezando a cerrar. La pequeña voltea a verme con expresión de susto y entonces se que es cierto.

-Sigue corriendo. -Le digo. -Solo... no mires atrás.

Ella me hace caso y seguimos corriendo, parece que esto nunca se termina, llega el punto en que tenemos que avanzar de costado y aguantar la respiración para poder pasar. Por fin siento que el túnel se acaba y vamos a llegar, entonces siento una mano huesuda sujetando mi antebrazo.
Si nosotros no salimos, tu no sales. Dicen las voces en mi cabeza.

Intento luchar pero me es inútil, a penas si puedo moverme. Observo que la pequeña llega al final del corredor y me tranquilizo, al menos ella lo ha logrado.

Dejo de luchar y ella voltea a verme. Siento mi cuerpo aplastarse y algunos huesos crujir. La pequeña me mira triste. Le dedico una pequeña sonrisa a pesar del dolor que siento. Cierro mis ojos y me dejo llevar, esperando morir aplastada. Pero nada pasa.

Los abro y un chillido de horror se me escapa.

Yo estoy fuera de la grieta. Sana y salva y dentro de esta ocupa mi lugar la pequeña niña, ella me lanza una última mirada para terminar de ser aplastada por esas paredes.

Siento algo romperse dentro de mi.

Me recargo en la pared, luego empiezo a resbalarme por esta hasta acabar sentada en el piso. Mi cabeza retumba y los ojos me pesan.
Debí haber sido yo.

Es mi último pensamiento antes de desmayarme.

Proyecto 53.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora