Capítulo 4. La extracción

127 10 0
                                    

-El día de la extracción. -Dijo Austin asustado.

-Tranquilo Austin, todo estará bien, no dejaré que te hagan daño. -Dije lo mas calmada que pude, si entraba en pánico, todo se iba por la borda.

-¡Jul, Austin! ¿Están aquí?- Entró gritando Jake.

-Aqui estamos. -Dije

-Vamos, hay que salir... no queremos meternos en problemas. -Dijo Jake señalando la puerta con la cabeza.

-¿A que te refieres?

-Vamos, te explicaré luego Julie. Debes dejar de ser tan curiosa, no es bueno, no aquí. -Dijo este acto seguido nos tomó a mi y a Austin por los hombros y nos arrastró hacia afuera.

Fuera todos estaban parados al rededor de la gran puerta blanca que había en un extremo del lugar, mirando expectantes. Los tres caminamos hacia ellos, yo me posicione en medio de Jake y Austin, este último estaba sujeto de mi brazo como niño pequeño mientras temblaba.

-Basta. -Le susurré.

-Pero...

-Shh. -Dije poniéndome a su altura. -No les demuestres tu miedo ¿quieres?, se fuerte, solo se fuerte. -Dije para luego regresar a mi anterior posición. Sentí a Austin asentir y soltar mi brazo.

Las puertas se abrieron. De ahí salieron tres hombres vestidos de blanco, dos de ellos portaban armas, el del centro no, solo los guiaba. Era un hombre de veinti tantos años, estatura media, cabello negro, un poco de barba y ojos de un color azul muy claro. Este empezó a caminar con los otros dos tras de el. Nos miraba cuidadosamente a cada uno.

-Buenos días. -Sonrió. como podrán ver, ya ha pasado un mes desde la última extracción, quiero que recuerden que esto no lo hacemos por gusto, oh no. Pero ustedes ya saben que el mundo ahora mismo no es un lugar muy seguro y necesitamos guerreros para protegerlo. No deben estar asustados, si no honrados, sean elegidos o no. -Dijo el hombre caminando frente a nosotros. Finalmente se paró frente a un muchacho algo joven y delgado, era rubio y de ojos marrón. El hombre de ojos azules hizo una seña y los otros dos que le seguían tomaron al muchacho de ambos brazos y se lo llevaron hacia adentro. -Eso es todo, gracias. -Dijo para posteriormente retirarse.

Fruncí el ceño. Algo no iba bien. El dijo que necesitaba guerreros y ciertamente este, sin ofender, no parecía el tipo que esperas que seleccionen cuando dicen eso.

Al menos se veía sano, supongo.

Todos empezaron a retirarse de vuelta a sus labores, pude sentir a Austin dar un largo suspiro.

-¿Nunca te había tocado algo así? -Pregunté extrañada.

-Solo una vez, también soy algo nuevo. -Encogió los hombros.

-Oh.

-Debería irme a hacer mis labores. -Dijo este, yo asentí.

Empecé a caminar buscando a Robín, aun no me habían asignado labores.

(...)

-¡Robin! -Le grité cuando por fin le vi. -Dios, llevo años buscándote. -El soltó una carcajada ante mi expresión irritada.

-¿Qué ocurre Juls?

-No me han dicho que debo hacer.

-¿Y has venido conmigo porque...? -Yo puse los ojos en blanco.

-Bueno pues, tu me enseñaste todo, supuse que me ayudarías con eso. -En realidad una parte de mi lo veía como un tutor o un hermano mayor.

-Vale -Pensó un segundo. -¿Qué tal si lavas la ropa? -Yo fruncí el ceño.

-Ja ja. -Dije aún más irritada. El volvió a reír.

-¿Entonces que quieres hacer señorita yo no lavo la ropa? ¿Cocinar?

-No sé, ¿Carpintería?

-Chica ruda, ¿eh?. -Se quedo pensando nuevamente y miró al al rededor. -Vale, ve con Thomas, en realidad no está en carpintería pero creo que te puede resultar divertido todo eso, y creeme... necesitas divertirte más. -Yo rodé los ojos.

-Entonces, ¿donde encuentro a Thomas?

-Búscalo cerca del bosque, espero que aún le alcances. -Yo asentí y me fui a buscarlo.

Caminé con dirección al bosque, ya era tarde, el sol no tardaría demasiado en ocultarse.

Cuando ya no estaba muy lejos del bosque divisé una figura a lo lejos saliendo del bosque, tal ves era el tal Thomas.

-Hola. -Dijo amablemente cuando me acerqué a el.

-Hola, Thomas ¿verdad? -El asintió.

-¿Como te ha ido Juliette? -Sonrió.

-Bien, creo.

-Que bueno y ¿A que has venido? -Arquee las cejas. -Digo, no quiero sonar grosero, es solo que nunca me hacen visitas.

-Robin dijo que podría trabajar contigo, claro, si no te molesta.

-No, para nada. Pero -Hizo una pausa y dio una mirada rápida al atardecer. -me temo que hoy es demasiado tarde para iniciar. -Dijo divertido, con solo ver la cara del chico daban ganas de reír.

-Oh vaya, me disculpo, de hecho pensé que era un trabajo nocturno cazando murciélagos o algo así, de cualquier manera, he llegado temprano para el turno de mañana. -Dije irónicamente, el río.

-Muchas horas temprano. -Ahora yo reí. -¿Sabes? No eres tan seria como dicen. -El volvió a sonreír.

-Oh diablos es verdad, prométeme que guardarás el secreto de que en realidad no soy un robot y puedo reír. -Dije intentando sonar lo más seria posible pero ambos sabíamos que moría de risa internamente.

-Lo prometo. -Los dos reímos ligeramente. -Anda, vamos a cenar. -Yo asentí, la verdad me rugía la tripa, no había comido en todo el día.

Ambos caminamos hacia la cafetería, me senté junto a Thomas, Jake, Robín, Austin, Carl y otros.

Comimos y cada uno nos fuimos hacia nuestras respectivas cabañas.

Al llegar me cambie y me fui a la cama, observé a Austin ya bien dormido, incluso podría jurar que un poco de baba se asomaba por su boca abierta. Reí internamente y me acosté.

Los sueños no tardaron en hacerse presentes.

Todo estaba oscuro. Muy oscuro.
-Confío en ti. -Dijo una voz familiar que sin embargo no pude distinguir.
Caminábamos por una especie de grieta la cual de golpe empezó a cerrarse cada vez más amenazando con asfixiarnos.
Manos oscuras y huesudas me jalaban por todas partes. Intente gritar. Pero la voz no me salía. Sentí una respiración muy fuerte cerca de mi y una voz extraña y malévola susurrar mi nombre en la oscuridad.
-Grita, llora, se que quieres hacerlo. No tiene sentido correr u ocultarte. La muerte acecha a cada esquina...

Proyecto 53.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora