Cerca de las ocho de la noche, el celular de la rubia comenzó a sonar. Era un mensaje de Fernanda.
Fernanda: Te estoy esperando...
Mayte: No podré ir, lo lamento.
Fernanda: ¿Por qué?
Mayte: Porque no puedo traicionar a Joe.
Fernanda: No pensabas lo mismo cuando me pediste que traicionara a mi marido, Mayte. Traicione a la persona con la que llevó años, años, no meses de convivencia.
Mayte: Yo no te lo pedí, tu también lo quisiste.
Fernanda: ¿Sabes qué? Dejemos las cosas así, se ve que no es tanto lo que dices amarme, adiós.
Mayte: No te enojes, no compliquemos más las cosas Fer...
Mayte, no recibió respuesta alguna. Espero y espero pero nada. Cuando estaba por ir a la cama, oyó que alguien llamaba a su puerta.
-Fer ¿Qué haces a... - la morocha la calló con un beso.
-Te amo, por eso estoy aquí - cerró la puerta y la besó haciendo que Mayte dejara de pensar.
-Yo también te amo - suspiró - perdón, soy una cobarde.
-Ambas lo somos - acarició su mejilla - pero somos unas cobardes que se aman.
Sin más palabras, se dirigieron a la habitación de Mayte. Donde comenzó todo, donde se entregaron aquella primera vez.
-¿Estas segura? - preguntó la rubia metiendo la mano dentro de la blusa de la morocha.
-Muy - la besó.
Entre besos y caricias se despojaron de cada prenda que llevaban, esta vez todo fue más lento, se dieron el tiempo para amarse.
-Te amo como nunca imaginé amar a nadie Fernana - susurró a su oído mientras jalaba de su cabello para intensificar los movimientos de su pelvis.
De la boca de la morocha solo salían gemidos, la rubia sí sabía mover sus caderas.
-Yo... ah Mayte - gritó de placer - tam... también te amo.
Unos movimientos más hicieron que Fernanda llegara al placer máximo. La rubia se desplomó sobre la morocha, exhaustas de tanto amarse, amabas se durmieron.
Al otro día
-Te amo ¿Sabes? - dijo sentado a la morocha en su regazo.
-Lo sé, me lo llevas diciendo desde ayer - rio dejado una caricia en su rostro - pero a que no sabes...
-¿Que cosa? - la observaba con amor.
-Si me das un beso te digo - sonrío pícaramente.
-Mhhh - pensaba.
-¿Acaso tienes mucho que pensar? - se hizo la ofendida.
-No no - le dio un tierno beso - so fuera por mi te besaria a cada instante.
-Bueno, así me gusta - río.
-Ahora dime - la abrazó por la cintura.
-Yo también te amo - la besó con amor.
Unas mariposas parecieron volar en el estómago de Mayte, se sentía una adolescente.
-Te - la beso - amo - volvió a besarla - mucho mi negrita.
-Y yo a ti ojitos - río.
Horas más tarde, luego de desayunar y ducharse, Fernanda decidió que era hora de volver a la realidad. Ese mismo día, hablaría con Hector para pedirle el divorcio, al fin y al cabo las cosas no andaban bien hace mucho. Mientras que Mayte, acabaría su relación con Joe.