Anteriormente
Fernanda, quien estaba pasando, casi sufre un infarto al escuchar lo que salía de la boca de Manuel.
-Te amo - soltó sin más - fui un tonto al no darte el lugar que te merecías. Quiero que me des la oportunidad de amarte, de respetarte pero sobre todo, hacerte la mujer más feliz del mundo.
...
-Espera Manuel - la rubia colocó una mano en su hombro - yo a ti te aprecio muchísimo porque eres alguien muy importante en mi vida.
Una chispa de esperanza se reflejó en los ojos de Manuel, mientras que un sonrisa se formó en sus labios - entonces...
-Por mucho tiempo crei que eras el amor de mi vida, pero la verdad, jamás lo fuiste. El amor de mi vida siempre estuvo a mi lado, en los buenos y malos momentos, afortunadamente me di cuenta antes de que fuera tarde.
-Mayte, pero yo te prometo que cambie... ya no soy el mismo - insistía.
-Esto ya no se trata de ti, se trata de mi y mi actual pareja - dijo fríamente.
-Pero puedo darte más amor que esa persona - se atrevió a decir.
Para ese momento Fernanda ya había tenido suficiente, necesitaba ponerle un alto a aquella situación.
-Disculpen que me entrometa, pero - observo al hombre con desagrado - Manuel, creo que Mayte ya fue lo suficientemente clara.
-No es asunto tuyo Fernanda, no intervengas, no notas que la amo? Que no la quiero perder? Acaso alguna vez sentiste eso?
-En primer lugar - colocó una mano en la espalda de Mayte - si es asunto mío, en segundo lugar ya la perdiste y en tercer lugar, si sentí que perdía al amor de mi vida y por obra y gracias del destino no fue así.
-Manuel - habló Mayte - creo que deberías marcharte, agradezco tu sinceridad pero ya es muy tarde, paso demasiada agua debajo del puente.
-Pero - se acercó a ella y puso una mano en su mejilla - yo te amo.
-¡Ya Manuel! Deja de insistir hombre - Fernanda quito bruscamente aquella mano de la mejilla de su amada.
-Vuelvo a reiterar - dijo exaltado - no es asunto tuyo. ¿Por qué mejor no te largas? ¿Acaso no tienes casa?
Para Mayte, esa fue la gota que derramó el vaso - ¡Fernanda no se va a ningún lado porque está es su casa y yo soy su mujer! El que se larga eres tú.
Sin más, lo tomó del brazo y lo guió hasta la salida.
-Pero así a ti... - quiso hablar pero la rubia cerró la puerta en sus narices.
-¿Aún sientes algo por el? - preguntó Fernanda mientras se sentaba en el sofá.
-¿De verdad me estás preguntando eso? - se paró frente a ella y levantó su mentón para que L viera a los ojos.
-Si... - murmuró.
-A la única, escucha bien, a la única persona en este mundo a la que mi corazón y mi cuerpo le pertenecen, es a ti. Porque tú eres el amor de mi vida rulitos - se sentó en su regazo y le dio un tierno beso.
-Te amo - dijo mientras una lágrima rodaba por su mejilla - no quiero perderte, eres mi vida Mayte.
-Y tu la mía - besó su frente y se fundieron en un abrazo - ¿Que tal si seguimos con nuestros planes?
-Mh - suspiró con amor - me parece una brillante idea.
Al día siguiente, ambas despertaron con sus piernas enlazadas, compartieron caricias y besos. Hasta que decidieron que era hora de levantarse.
-Date tu ducha amor - acarició su espalda - yo me encargo del desayuno.
-¿Estas segura amor? - se volteó la morocha - no quiero que provoques un incendio.
-Gracias por tanta fe - rodo los ojos - prometo no acercarme a la cocina hasta que regreses, pero iré haciendo las otras cosas, si?
-Okey amor - le dio un dulce beso.
Mayte bajo a la cocina, cortó fruta y exprimió unas naranjas para el jugo, en eso, suena el timbre. La rubia, quien no esperaba a nadie, abrió rápidamente. Encontrándose con su hermana.
-Isa - sonrió levemente pues le partía el corazón la situación - pasa hermana.
-Buenos días - sonrió, intentando no llorar de entrada - perdón que vine sin avisar.
-Puedes venir cuando quieras - cerró la puerta tras de ella - esta es tu casa.
-Yo... - suspiró - venía a pedirte disculpas, actué como una niña caprichosa, no pensé en lo complicado de la situación, en tus sentimientos y los de la negrita, hermana.
-Ay Isa - se acercó a ella y la abrazó con fuerza - perdóname tu a mi por ocultarte esto.
-No tienes porque disculparte - secó las lágrimas de su rostro - si no hablaste fue por temor y yo reaccioné de la peor manera, perdóname Chi.
-Claro que te perdono - se abrazaron por unos momentos.
Fer, quien ya había termiando su ducha, se secó y se puso ropa cómoda pues estaría todo el día en casa. Al bajar, lograba oír a Mayte hablando con alguien.
-¿La amas? - preguntó Isabel.
-La amo con toda mi alma, con todo mi corazón. No concibo la vida sin ella a mi lado - suspiró.
Fer se sintió la mujer más dichosa al escuchar aquellas palabras, lentamente se fue acercando a Mayte, quien estaba de espaldas a ella - yo también te amo, con todo mi ser - la volteó y le dio un tierno beso, sin importarle la presencia de Isabel.
Al separarse, Mayte acarició con amor la mejilla de Fer - te amo.
-Isa, disculpa... - se acercó a darle un beso en la mejilla - ¿Cómo haz estado?
-No hay nada por qué disculparse, de hecho, la que tiene que pedir disculpas en todo caso soy yo... - sonrió a medias.
Mientras Mayte se daba una ducha, Fer e Isa se quedaron charlando de como pasaron las cosas. Por fin había paz, los silencios ya no eran incómodos, todo estaba volviendo a la normalidad entre ellas.
Al bajar Mayte, las tres se sentaron a desayunar, entre lágrimas de risa pasaron la mañana. Hasta que el timbre sonó nuevamente...-¿Esperas a alguien? - le pregunto la negrita.
-No, amor - frunció el seño - ¿Quién será?
-Pues habrá que averiguar... - se dirigió hacia la entrada y abrió la puerta, llevándose una gran sorpresa.
•Holaaa, volví! Pasaron demasiadas cosas en mi vida en estos meses por eso dejé de escribir, pero ya estoy de vuelta. Espero la disfruten, iré subiendo capítulos a medida que pueda, un beso•