¿Puedes verme?

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Elsa.
-Vamos tú puedes. - Dije mientras soltaba una sutil risa que intentaba ocultar con mis manos.

-Sí bueno, es fácil para ti, tú tienes poderes- Dijo Anna intentando alcanzar un libro de una de las estanterías más altas. -Listo, ¿Ves? Quién necesita hielo mágico y esas cosas cuando se tiene una escalera confiable.

-Te pude ayudar, Anna. -La mire con preocupación porque si bien era capaz de hacer las cosas, también era torpe como para caerse de la escalera.

-Nop, ya te dije que no pienso correr por tu ayuda, desde que soy reina me he dado la tarea a ser más independiente.-Dijo orgullosa de sí misma.

-Vale, pero al menos déjame ayudarte a bajar- Extendí mi mano hacia ella. -¿No tenías una junta con algunos comerciantes de otros reinos a las 4 de la tarde?

-Sí, ¿Por qué?- Pregunto tomando mi mano mientras bajaba lentamente.
-Porque solo tienes 5 minutos para llegar, Anna.

-¡¿Qué?! Voy a llegar tardísimo, tengo que correr, volar. -Se detuvo un minuto, y volteo a mirarme con una sonrisa burlona- Apuesto que tu magia no incluye volar, o si.

-Chistosa, aprovecho yo para retirarme, quedé con Jelena para tomar el té, y a diferencia de ti, yo sí voy a llegar a tiempo. Vamos. -La encamine fuera de la biblioteca mientras Anna hacia pucheros.

-Te veo después entonces. -Suspiro y me abrazo -Ay Elsa, no sabes cuánto extraño verte diario aquí, te adoro. -Tomo sus guantes y antes de que pudiera responder, corrio hacia el salón principal.

-Vaya... Sí que llevas prisa, yo también te adoro Anna- Sonreí para luego suspirar y agachar la mirada. Sabía que era hora de irme, pero no podía sentirme mal cada vez que tenía que partir, duramos tanto tiempo separadas y cuando por fin podíamos estar juntas tomé la decisión de vivir mi propia vida muy a parte de todos.
No pasa nada, siempre supe que este no era mi lugar, y siempre nos tendremos cuando nos necesitemos.

-Hasta luego majestad.
-Hasta luego- Dije a algunos sirvientes que se encontraban regando los jardines del reino.

El día era bastante tranquilo, el otoño se comenzaba a asomar y el aire frío se hacía notar con las hojas que desprendía de algunos árboles que recién se teñian de café y rojizo.
El sentimiento de que todo encajaba perfectamente, que por fin todos estábamos dónde debíamos estar me llenaba de paz.
Anna comenzaba a ser madura y cuidaba bastante el reino, Kristoff seguía haciendo lo que siempre amó, el hielo. Y bueno, Olaf y Sven seguían siendo Olaf y Sven, y bueno, después de mucho tiempo por fin me sentía completamente libre.
Una vez más, imploraba que no cambiará nada, todo estaba perfecto tal y como eran las cosas.

Jack.
-Y es por eso que te digo que sin mí, tú día de gloria sería aburrido.

-¡No me digas! -Carcajeo Norte.

-Pues... -Interrumpio conejo. -En realidad existen estados en el mundo donde ni siquiera cae nieve en navidad, no es como que Norte depende de ti para ser divertido, niño bonito.

-En ese caso tampoco se celebra Pascua en todas las partes del mundo.- me defendí colocando mis manos dentro de las bolsas de mi sudadera.

-Basta, basta -Se levanto norte de su asiento- No los llame para que estén peleando.

-¿Entonces me puedo ir?

-No, Jack. No te puedes ir, necesito que adelantes el invierno en un lugar.

-¿Y yo por qué estoy aquí? -Preguntó conejo cruzando los brazos.

-Ah eso, ya se acerca navidad y quería que me ayudarás con algunos diseños para las cajas de los regalos. -Dijo norte mientras reía intentando no salir del tema.

Muéstrate. ( Terminada. )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora