Trolls.

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Jack.
Me encontraba en un gran plantío, que estaba rodeado de las mismas flores amarillas que adornaban la esfera de nieve que jamás había logrado entregar. La nieve caia gentilmente sobre ellas y a la distancia pude mirar a Elsa en cuclillas, acariciando sus pétalos. Una escena similar a nuestra caminata por la mañana.

-¿Elsa? -Me acerqué a ella.

-Hola, Jack.

-¿Dónde estamos, estamos... Muertos?

-No seas tonto. -Elsa rió un poco tapando su boca con su mano. Tenía la idea de estar dentro de la esfera de nieve aunque no tenía sentido.

-¿Estás bien? -Pregunté acercándome a ella.

-Creo que lo estoy, ¿Sabes? Es gracioso.

-¿Qué es gracioso? -Me puse de cuclillas a lado de ella.

-Mientras Pitch Black me indujo al miedo mediante sueños, vi a mis padres, incluso hablé con ellos. Creo que fue real.

-¿Entonces esto es real?

-No lo sé, supongo que depende de ti. -Elsa alzó lo hombros. -Sí quieres creer que es real.

Acaricie su mejilla quitando la nieve que ligeramente había caído en su rostro, Elsa se ruborizó levemente.

-Te voy a salvar, no importa qué.

Elsa se acercó tiernamente a mi labios y los beso suavemente, ambos estábamos fríos pero sentíamos calidez en cada roce, respondí su beso tomando su pequeño rostro en mi manos, temblaba al sujetarla, ella tenía razón. Podía sentirla conmigo, sentía que era real. Nos separamos y ambos reímos al final. Había encontrado mi lugar en sus brazos y no lo iba a perder.

-Sé lo harás Jack. No tardes, aún no he podido confesarte mis sentimientos.

-Ni yo. Espérame un poco más.

[...]
Desperté con un gran dolor de cabeza, estaba en el que solía ser el cuarto de Elsa. Estaba demasiado mareado y aún no terminaba de asimilar lo que acababa de pasar.

Intenté incorporarme con mucho cuidado, no estaba al cien y lo sentía en cada hueso. Escuche a lo lejos susurros de personas, me levanté y salí de dormitorio, me acerqué con cuidado, intentando no hacer mucho ruido.

-Tal vez pueda funcionar. -Decia Anna en voz baja.

-Pero dijo que cuando le congelaron el corazón no pudieron ayudarle, su majestad -Respondió conejo.

-No. Lo sé. Escuchen, son nuestra última esperanza, es mi hermana y quiero intentarlo.

-¿Qué está pasando? -Entre interrumpiendolos, Tooth se acercó a mí volando, bastante preocupada.

-Jack... Despertaste, ¿Qué tal? ¿Cómo te sientes? -Tooth coloco sus manos en mis hombros y ninguno de los presentes quitaba su mirada de mí, excepto Anna que miraba al piso sin decir palabra alguna.

-Sí, estoy bien, pero de qué hablaban.

-Jack. -Tooth se hizo a un lado y Norte se sentó en una silla. -La reina cree que unos amigos suyos podrían ayudarnos.

-¿Ayudarnos? -Mire a Anna.

-Cuando Elsa y Anna solían ser unas niñas, Elsa congeló accidentalmente su mente, una ráfaga de hielo golpeó su cabeza y pudieron repararlo. -Respondió Kristoff. -Pero fue solo esa ocasión, cuando crecieron, hace pocos años Elsa congeló el corazón de Anna sin querer, lo atravesó pero no pudieron ayudarla, nos explicaron cómo romper el hechizo pero tuvo que ser por cuenta propia.

Muéstrate. ( Terminada. )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora