Learning To Love Myself [Yoonmin]

015

Yoongi

Cuando me recosté sobre la cómoda cama, coloqué ambas manos en mi nuca y cerré los ojos para que la tenue luz de la luna no me molestara.

Traté de dormir pero simplemente no podía.

Mi truco era pensar que estaba dormido y cuando me daba cuenta ya era el día siguiente; pero esta vez mi mente seguía trabajando y no podía relajarme para poder quedarme dormido con facilidad como siempre lo he hecho.

Suspiré.

¿Por qué mierda no puedo dormir?

Dejé de ignorar mis pensamientos para poder adentrarme en ellos y descifrar la respuesta.
Pero no la había.

Ninguna respuesta lógica, solo la rostro de Jimin.

Cerré mis ojos con fuerza y sacudí un poco mi cabeza, pero ese pensamiento simplemente no se iba.

Comencé a molestarme un poco. Quería dormir.

Aspiré profundamente para intentar relajarme más y su aroma llegó a mí.
Aunque algo tenue; prácticamente inexistente, estaba muy bien oculto gracias a los supresores que había tomado.

Me rendí ante mi mente. Simplemente era imposible intentar que dejara de pensarlo, además que cada vez que lograba percibir su aroma, su imagen se hacía cada vez más clara en mi cabeza.

De repente, sentí un peso sobre mi hombro, haciendo que abriera los ojos de golpe.

- ¿Jiminnie...?

Lo miré de reojo. Al parecer ya había logrado conciliar el sueño.

Quise quitarlo de encima mío pero el menor estaba temblando.
Y sin siquiera pensarlo, tomé la cobija y la subí hasta sus hombros.

Jimin giró levemente su cabeza hacia mí cuerpo, como si estuviera a gusto.
Pero mi brazo comenzaba a molestarme, por lo que lo bajé de mi cuello e instintivamente lo dejé sobre su pequeña cintura.

Un pequeño temblor recorrió el cuerpo de Jimin, por lo que retiré un poco mi mano, pero cuando su cuerpo ya estaba tranquilo la volví a dejar ahí.

Seguramente tenía frío.

El menor se acomodó sobre mí. Bufé en mis adentros ya que al parecer me confundió con su almohada. Pero mi mal humor se desvaneció como por arte de magia.

Sentí mis ojos pesar, aunque mi mente seguía empeñada en mostrarme a Jimin. Su aroma cada vez me envolvía más.

Antes de quedarme dormido, solo sentía ese delicado aroma a fresas y pensé en un helado.
"El de menta es mejor" mi cerebro dijo antes de que me quedara dormido.

Varias horas después, el canto de un estúpido gallo hizo que me despertara, porque el maldito animal sí que era insistente. A ese punto sentía ganas de hacer una sopa con él para que me dejara dormir.

Sentí mucha más movilidad sobre mi brazo, supuse que Jimin ya se había levantado.
Bufé un poco y volví a acomodarme para dormir nuevamente, hasta que una canción muy familiar sonó desde mi celular de repuesto.