28: Cofia, parte 2: Lagrimas de Sangre

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xSouh

Burakkurozu

28: Cofia, parte 2: Lagrimas de Sangre

El Sannin tiró los guantes de látex a la basura en un movimiento preciso y lleno de furia en el contenedor repleto con gasas, vendas y jeringas manchadas de sangre; no se molestó en ocultar su enfado del concejal, que aún se mantenía acostado en la mesa de disección puesta en el centro de la sala. La mitad de la cara del hombre estaba cubierta, dejando ver solo el lado derecho donde lo que más resaltaba era la fosa ocultar vacía con un par de venas, arterias y nervios que se conectaban al ojo que colgaba en su costado.

―No funciona. ―gritó enojado Orochimaru, buscando en sus apuntes todas las teorías que había hecho, queriendo encontrar en qué se equivocó y porqué el Sharingan se apagó.

―Relájate, Orochimaru. ―pidió el concejal, ignorando el dolor púnzatil que sentía en la cara y la falta de visión. ―Realmente esperaba que funcionara a la primera, pero soy un hombre consciente que ciertos... experimentos requieren más de una prueba para obtener resultados satisfactorios.

―Pero el ojo ahora es inservible. ―se volvió a regañar, sabiendo lo maravilloso que había sido tener en sus manos esos ojos, poderlos estudiar a fondo, cada diferencia que lo hacía tan único y ahora no era más que un pedazo de células en descomposición.

―Conseguiremos otro, eso no es algo que me preocupe en lo más mínimo. ―se burló, quitándose de encima los trapos que lo cubrían, bajándose de la mesa de un pequeño salto para caer al suelo con la gracia que a su edad solo era permitido para un shinobi.

―Los Uchiha son astutos. ―recordó el sannin, no era tan fácil como presumía el otro hombre, lo sabía muy bien.

―Sería increíble tener los ojos de Uchiha Iitachi. ―susurró el mayor, en una voz rasposa que hacía que Orochimaru temiera llegar a esa edad. ―Quizá si entra a ANBU sea más fácil... el pequeño hijo de Fogaku...

―Yo no me metería con él, Danzou-sama. ―aconsejó, no sin falta de conocimiento, el mismo había visto como su maestro miraba a ese joven. ― El niño parece tener el favor del Hokage, si no fuera así yo mismo ya lo hubiera tomado para mí.

―Orochimaru, existen decenas de ninjas increíbles. Solo un puñado de genios, tú mismo perteneces a ellos, sin duda. Pero solo puedes contar con los dedos de una mano a los shinobi que ven más allá, a los que utilizan un poder más grande que un jutsu prohibido, de esos somos muy pocos.

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Cuando Uchiha Itachi recibió su máscara de ANBU y fue tatuado en el brazo, pensó que las cosas eran diferentes, que estaba en otra liga. No se sentía así mientras se mantenía como vigilante en las puertas de la oficina del Hokage. El ya hacía eso como Jounnin.

Que su capitán, el famoso Hakate Kakashi estuviera a su lado al menos ayudaba un poco y le decía que ese no era el tipo de misiones que hacían los recién llegados.

―...Sigue las instrucciones de Danzou. ―les pidió el Hokage antes de salir de torre. Itachi ignoró el susurro que hacía la tela de la túnica que se arrastraba por el suelo a cada paso que daba, poniendo atención al shinobi que estaba dentro.

―...Y si el enemigo nos traiciona y ataca al equipo, mátenlos. sin dejar ninguno. ―sentenció el hombre. El Uchiha sabía quién era, Danzu Shimura estaba muy arriba en la pirámide del poder de Konoha, cualquier heredero de un clan estaba obligado a conocer al concejero del Hokage, aunque no recordara que usara la mitad de su cara vendada.

BurakkurōzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora